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468 ESPAÑA EN PARÍSexhibiciones de algunos, muy contados, expositores nuestros‖ 706 . De esta mismaopinión es García Faria, quien alaba la participación española en la Calle de lasNaciones, donde se revela su existencia nacional, recordando la plenitud de su pasadoante el ―desastrado papel‖ que —presiente— se va a hacer industrialmente 707 . PardoBazán se refiere a este edificio como el ―Palacio del pasado‖ y su contemplación causaen ella:―una impresión solemne de grandeza, grandeza melancólica. La vida, la vida real delpresente, lo que no se traduce en recuerdo ni en epopeya, falta allí en absoluto. No cabemayor intimidad con lo que fue, ni más total y desdeñoso divorcio de lo que es. Jamásnos hemos envuelto en nuestro manto de terciopelo y oro, ni nos hemos calado elchambergo de plumas con más romántica indiferencia‖ 708 .En la misma línea se manifiesta Gonzalo de Reparaz, calificando el pabellónespañol como ―elegante y serio, de una riqueza grave y serena que traduce muy bien elcarácter nacional de hace cuatro siglos‖, aspectos que se corresponden con el interior.Es significativo también que alabe el estilo seleccionado, pues al ―aparecerconvaleciente de la mayor crisis de su historia‖ habría sido ―el colmo de lainoportunidad‖ que España se presentar ante el mundo a recordarle ―con un edificio deestilo más ó menos mudéjar nuestros antecedentes orientales ó berberiscos, á los quehemos debido la áspera misión de intermediarios entre dos opuestas civilizaciones‖ 709 .Igualmente, el comisario general de la exposición considera que la nobleza de estaconstrucción queda potenciada por la colección que aloja, obras todas de gran valorhistórico-artístico. Ambos, contenedor y contenido, conviven en maravillosa armonía.Cabe señalar que las impresiones del comisario francés no presentan los matices de loscronistas españoles, sino que se siente satisfecho ante la posibilidad de que miles devisitantes contemplen esta notable colección y, desde luego, no entra en disquisicionessobre la representatividad de la misma 710 . Valero de Tornos recoge el sentir de variosexpositores españoles —artistas e industriales— ante el planteamiento de la comisaríaespañola en esta instalación ya que ―sólo piensa en lo que fue‖ 711 y, en vez de vitrinascon mercancías según hacen otros países, se colocan curiosidades ―que encajan en la706 MAR, A. del, ―París y la Exposición: Impresiones á vuela pluma‖, Hispania, nº 32, 15-VI-1900, pp.203-204.707 GARCÍA FARIA, P., ―Sección dedicada a la Exposición Universal de París‖, Revista de ObrasPúblicas, nº 1308, 1900, p. 351.708 PARDO BAZÁN, 1900ca, p. 48.709 REPARAZ, G., ―La Exposición de 1900‖, I. E. A., 22-IV-1900, pp. 234-235.710 PICARD, t. V, 1902-3, pp. 51-53.711 VALERO DE TORNOS, 1900, p. 29. Entre los críticos con esta exposición se cita a Plácido Zuloaga,Guisasola, Eiguiazu y otros expositores de Eibar.

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