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4. LA PARTICIPACIÓN ESPAÑOLA 413específicas a cada nación, como las creencias o las circunstancias geográficas, y por ellopuede representar a dicha nación. El mecanismo de identificación opera de formasemejante a un recurso literario como la sinécdoque que permite, tomando una parte―en principio un estilo arquitectónico histórico, aunque con el tiempo se tomanelementos de varios estilos― representar el todo, el conjunto de la nación.Asimismo, este mecanismo puede ser explicado con paralelismos delpsicoanálisis. De un lado, la identidad del ser humano, como la identidad nacional,necesitan identificarse con una imagen. El psicoanalista Jacques Lacan utiliza laexpresión ―the mirror stage‖ para referirse al periodo de la infancia en el que unapersona es capaz de reconocer su imagen en un espejo 547 . Pues bien, para las identidadesnacionales ese espejo en el que reconocerse se ubica en las exposiciones universales,donde las naciones de todos los continentes marcan sus peculiaridades y diferencias conrespecto a las demás. Por otro lado, la identidad personal, como la identidad nacional,son un abstracto que se forma de la proyección propia de la imagen, pero tambiéndepende de la construcción que las demás personas o naciones crean. La construcciónde la identidad, por tanto, refiere una experiencia dual, subjetiva y objetiva, quesintetiza lo propio y lo ajeno. Además, la idea o el sentimiento de nación cohesiona aaquellas personas que integran y participan de ese concepto de nación al tiempo que lassepara de lo extraño, lo distinto, lo extranjero.Volviendo al recinto expositivo de 1867, el estilo arquitectónico elegido por lospaíses para sus pabellones nacionales había de ser representativo para los propioshabitantes del país, de modo que se sintieran identificados, pero también debía ajustarsea la idea que los comisionados franceses albergaban de lo ―representativo‖ del país. Noen vano los proyectos firmados por los arquitectos de las distintas comisionesnacionales debían ser aprobados por la Comisión Imperial. Es más, en el caso dealgunas naciones, como Túnez o Marruecos, fueron arquitectos y comisionadosfranceses los encargados de proyectar los pabellones nacionales, seleccionando el estiloartístico más expresivo de la identidad cultural del país, mientras que la participaciónlocal quedaba restringida al diseño de algunas piezas decorativas 548 .547 FERNÁNDEZ, 1993, pp. 1-15.548 Tanto el pabellón tunecino como el marroquí son proyectados por Alfred Chapon, arquitectodiplomado en L’École des Beaux-Arts en 1859. La decoración de la sección persa en el palacio principales realizada por Max Berthelin, discípulo de Henri Labrouste y también alumno de L’École des Beaux-Arts. NIKOU, 1997, pp. 275-356.

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