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398 ESPAÑA EN PARÍSla distribución de recompensas se había realizado el 18 de agosto 516 . Estascircunstancias contrastan, en cambio, con el interés que suscitan estos premios y elprestigio que supone a los productores regresar de París con un galardón. Pese a que lapublicación de los premiados tarda en aparecer y lo hace de forma desordenada, elpúblico conoce el impacto del medallero a través de un goteo irregular, pero incesante,de noticias en prensa. Son numerosos los ejemplos en los periódicos de tirada nacional,como El Heraldo de Madrid, pero también en medios locales donde, lógicamente, seincide en los expositores premiados de la provincia.Por otra parte, puede suceder que una provincia bajo la dirección de la comisiónlocal imprima su propio catálogo con la relación de expositores y objetos implicados enla exposición de París. Como ejemplos de catálogos provinciales pueden citarse uno de1867 referido a Cataluña: Cataluña en la Exposición universal de París de 1867.Catálogo detallado de los productos que los expositores de las cuatro provinciascatalanas han remitido á la citada Exposición con un itinerario descriptivo del viaje áParís y una guía de la capital de Francia o, en 1878, de los expositores riojanos ymadrileños: Catálogo de los expositores de la provincia de Logroño y Catálogo de losexpositores de la provincia de Madrid.De otro lado, París, las exposiciones universales y la participación española atraea cronistas, literatos, poetas y demás hacedores literarios, cuyas obras de diferentecarácter y envergadura se inspiran en estos eventos tan propicios para la culturadecimonónica. Han legado crónicas que se remiten periódicamente a medios escritos ose publican reunidas en forma de libro, guías, poemas, cartas… Figuran, entre otros,Jacinto Benavente, José María Carulla, Manuel Fernández Soler, Teodoro Llorente,Eugenio de Ochoa, Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdós, Miguel de Unamuno,Juan Valero de Tornos y Esteban de la Vallina Subirana. Por ejemplo, JacintoBenavente ha legado una composición poética fruto de la contemplación de la Galeríade Máquinas de 1889, titulada, precisamente, ―En la Galería de Máquinas de laExposición de París de 1889 517 . Eugenio de Ochoa visita las cuatro primerasexposiciones universales en las que se establece el diálogo entre Londres y París. Suasistencia no se enmarca dentro del modelo de colaboración para un periódico, sino que516 VALERO DE TORNOS, 1900, pp. 250-278. Los resultados coinciden parcialmente con la listapublicada posteriormente en la Gaceta de Madrid. Él mismo anuncia la inexactitud de su trabajo,sucediendo que expositores que premiados en las primeras listas son olvidados en posteriores informes,pudiendo también darse el caso contrario.517 BENAVENTE, 1946, pp. 1064-1065.

4. LA PARTICIPACIÓN ESPAÑOLA 399es libre. Las impresiones que recoge de esta experiencia quedan fundidas en su obraLondres, París y Madrid, publicada en 1861. Otro espectador recurrente del mundoexpositivo es Juan Valero de Tornos, quien reconoce su participación en todas lasediciones universales celebradas en París durante la segunda mitad del siglo XIX ya seacomo visitante (1855, 1867), como comisionado (1878) o como corresponsal de prensa(1889 y 1900). Además, acude a los certámenes celebrados en Londres y Viena 518 .Miguel de Unamuno recuerda ―la impresión que le hizo en París, durante laExposición Universal de 1889, la frecuencia con que veía el S.V.P., o sea s’il vous plaît,fórmula de una empalagosa y rutinaria politesse‖ 519 , mientras que el escritor valencianoTeodoro Llorente asiste a la celebración de dos exposiciones analizadas en 1867 y 1878.Cartas sobre las dos últimas exposiciones universales de París y apuntes del viaje porValencia. Sin embargo, Emilia Pardo Bazán se halla en los dos certámenes siguientes,según se atestigua en: Al pie de la torre Eiffel. Crónicas de la Exposición donde sereúnen varias cartas sobre las instalaciones de 1889 dirigidas y editadas primero en LaEspaña Moderna, mientras que en 1900 —colabora con El Imparcial— publicaCuarenta días en la Exposición. Realiza ambos viajes en ferrocarril, en trenes atestadosde gente ―recuerda―; en el primero de ellos llega a París a principios de mayo y, en elsegundo, en agosto. Sus crónicas refieren un amplio abanico de información, comoconsejos para el viajero (dónde hospedarse, almorzar, etc.), para el visitante de lasexposiciones (medios de transporte en el recinto, instalaciones, espectáculos, productos,―de trapos y moños‖…) y sobre su percepción de España a través de la colección quepresenta en París 520 .Asimismo, es interesante la mirada de Benito Pérez Galdós sobre los certámenesuniversales. Se conoce su visita a la Exposición Universal de París de 1867 a través desus Memorias de un desmemoriado así como por las descripciones del recintoexpositivo que incluye en La de los tristes destinos uno de sus Episodios Nacionales.Relata el viaje en tren a París, las primeras impresiones sobre la ciudad transformadapor Haussmann, sus encuentros con otros españoles en muy diversas circunstancias, lasinstalaciones de la exposición, la liturgia que siguen los visitantes, las atracciones más518 Juan Valero Tornos compila varias notas de prensa en España en París en la Exposición Universal de1900 estudio de costumbres sobre exposiciones universales; mientras que doña Emilia publica Cuarentadías en la Exposición Madrid.519 UNAMUNO PÉREZ, 1991, pp. 26-27; SOTELO VÁZQUEZ, 1993, pp. 350-352.520 FREIRE, 1997.

4. LA PARTICIPACIÓN ESPAÑOLA 399es libre. Las impresiones que recoge de esta experiencia quedan fundidas en su obraLondres, París y Madrid, publicada en 1861. Otro espectador recurrente del mundoexpositivo es Juan Valero de Tornos, quien reconoce su participación en todas lasediciones universales celebradas en París durante la segunda mitad del siglo XIX ya seacomo visitante (1855, 1867), como comisionado (1878) o como corresponsal de prensa(1889 y 1900). Además, acude a los certámenes celebrados en Londres y Viena 518 .Miguel de Unamuno recuerda ―la impresión que le hizo en París, durante laExposición Universal de 1889, la frecuencia con que veía el S.V.P., o sea s’il vous plaît,fórmula de una empalagosa y rutinaria politesse‖ 519 , mientras que el escritor valencianoTeodoro Llorente asiste a la celebración de dos exposiciones analizadas en 1867 y 1878.Cartas sobre las dos últimas exposiciones universales de París y apuntes del viaje porValencia. Sin embargo, Emilia Pardo Bazán se halla en los dos certámenes siguientes,según se atestigua en: Al pie de la torre Eiffel. Crónicas de la Exposición donde sereúnen varias cartas sobre las instalaciones de 1889 dirigidas y editadas primero en LaEspaña Moderna, mientras que en 1900 —colabora con El Imparcial— publicaCuarenta días en la Exposición. Realiza ambos viajes en ferrocarril, en trenes atestadosde gente ―recuerda―; en el primero de ellos llega a París a principios de mayo y, en elsegundo, en agosto. Sus crónicas refieren un amplio abanico de información, comoconsejos para el viajero (dónde hospedarse, almorzar, etc.), para el visitante de lasexposiciones (medios de transporte en el recinto, instalaciones, espectáculos, productos,―de trapos y moños‖…) y sobre su percepción de España a través de la colección quepresenta en París 520 .Asimismo, es interesante la mirada de Benito Pérez Galdós sobre los certámenesuniversales. Se conoce su visita a la Exposición Universal de París de 1867 a través desus Memorias de un desmemoriado así como por las descripciones del recintoexpositivo que incluye en La de los tristes destinos uno de sus Episodios Nacionales.Relata el viaje en tren a París, las primeras impresiones sobre la ciudad transformadapor Haussmann, sus encuentros con otros españoles en muy diversas circunstancias, lasinstalaciones de la exposición, la liturgia que siguen los visitantes, las atracciones más518 Juan Valero Tornos compila varias notas de prensa en España en París en la Exposición Universal de1900 estudio de costumbres sobre exposiciones universales; mientras que doña Emilia publica Cuarentadías en la Exposición Madrid.519 UNAMUNO PÉREZ, 1991, pp. 26-27; SOTELO VÁZQUEZ, 1993, pp. 350-352.520 FREIRE, 1997.

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