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300 ESPAÑA EN PARÍSejecución de todas las obras españolas a condición de demorar su cobro hasta agosto de1878 192 .Una parte notable de los dispendios en París se asienta en el apartado deconstrucción y adecentamiento de los locales españoles en el recinto ferial. DesdeFomento y la Comisión General Española se estimó un presupuesto de 101.000 pesetaspara las obras gruesas y la decoración de la fachada nacional en la Calle de lasNaciones, mientras que las obras para el Pabellón agrícola se calcularon en 13.935pesetas. Sin embargo, las obras de la fachada nacional ascendieron a 125.519,94 y lasdel edificio anexo a 142.694,34 pesetas. La verja divisoria con las instalaciones chinascostó 5.708,17 y el gasto de los tabiques divisorios con Austria-Hungría ascendió a2.423,95 pesetas. En suma, los gastos de edificación de las referidas obras ascendieron a264.413,40 pesetas, en vez de las 246.936 presupuestadas 193 . Otro gasto notable versasobre la instalación de las máquinas en la sala cuarta, que supuso un coste total de31.676,45 pesetas 194 . Además, cabe citar la cifra de 10.456,27 pesetas por elarrendamiento de los tapices y mobiliario para el Palacio de España 195 .Pasados los años, se vuelve a concitar una reunión internacional, ExposiciónUniversal de París en 1889, en la que la participación española va a utilizar nuevasexperiencias organizativas. España había organizado la Exposición Universal deBarcelona de 1888 donde, en general, se dio a conocer a Europa como ―un pueblo culto,trabajador é industrioso‖ 196 . Esta celebración había contribuido a mejorar el buenconcepto del país, borrando la imagen tópica que se tenía de ella:―Esa España, la clásica España que imaginan aún hoy algunos, ya austera y activa,hidalga y devota como el viejo castellano, ya chispeante y alegre, con su falda decolorines y la repiqueteada pandereta en lo alto como una flamenca, es casi ajena ánosotros‖ 197 .Por tanto, el éxito propagandístico de este encuentro habría de rematarse con laparticipación, al año siguiente, en el certamen de París, cuya concurrencia se organizade ―brillante manera‖ por Matías López y López 198 . Según había reconocido la Cámarade Comercio de Tarrasa, la importancia del certamen de 1888 radicaba en la publicidad192 El comisario delegado informa negativamente sobre este sistema, con objeto de que se tenga en cuentasu ineficacia en la organización de la participación española en futuras exposiciones universales.SANTOS, t. I, 1881, pp. 214-220.193 íd., pp. 193-197.194 SANTOS, t. I, 1881, pp. 276-277.195 íd., pp. 160-162.196 VALERO DE TORNOS, 1900, p. 16.197 PARDO BAZÁN, 1889, p. 67.198 VALERO DE TORNOS, 1900, p. 16.

4. LA PARTICIPACIÓN ESPAÑOLA 301mundial que había alcanzado el progreso español y, concretamente, el adelantobeneficiaba a las manufacturas catalanas, creyendo que ―habrá desaparecido en sumayor parte, la repugnancia que había en comprar telas catalanas, cuya perfección ybaratura se ha puesto en evidencia‖ 199 . Se contribuía, así, a la consiguiente extensión delcomercio para los productos españoles y el afianzamiento de las relacionesinternacionales. Por otro lado, la concurrencia internacional en el certamen deBarcelona tuvo, precisamente, carácter internacional gracias a la aportación francesa,que respondió ampliamente a la llamada del gobierno español ―quizá para eludir elaislamiento impuesto por el canciller alemán Bismarck―, como sucedió también conAustria-Hungría y Alemania. Sin embargo, la diplomacia española se mostró incapaz demovilizar la participación internacional masiva, de modo que los espacios destinados alos demás países invitados quedaron medio vacíos.Acudir a la exposición de París era, ante todo, un gesto de gratitud, comotambién de apertura política a los circuitos internacionales marcada por el gobiernoliberal de Sagasta, en oposición al recogimiento establecido por el gabinete conservadorde Cánovas 200 . No obstante, esta concurrencia topa con un incidente diplomático, comoera la celebración del centenario de la revolución de 1789 que había sacudidoenérgicamente a las monarquías europeas, ahora llamadas a festejar el acontecimiento.Aquí parte una de las primeras gestiones que plantea el gobierno español ante lainvitación de las autoridades francesas. Participar o no participar era la cuestión. Franciainvita oficialmente a España el 4 de abril de 1888 y desde ese mismo momento surgenopiniones enfrentadas sobre la respuesta que debía dar el gobierno español. El gobiernodecide activar el aparato diplomático con objeto de averiguar las intenciones de lasdemás potencias europeas. Buena parte de la correspondencia entre las legacionesespañolas y el gobierno central se destina, en estas fechas, a este asunto. Así, laLegación de España en Viena informa que este país declina la invitación oficial, tantopor el poco interés que suscitan las frecuentes celebraciones de exposiciones universalesen los círculos comerciales, como por el carácter especial de la misma 201 . El debate199 GIRONA RUBIO, 1889, p. 28.200 GRAU, 1988, p. 350. Esta idea de participar en París para continuar la labor realizada en ―sumagnifique Exposition universelle de Barcelone‖ aparece, además, en Valero Tornos y en otros cronistas,que inciden, asimismo, en el impulso que da a sendos proyectos el alcalde de Barcelona, Francisco dePaula Rius Taulet. Merveilles de l'Exposition de 1889…, 1890ca, p. 840.201 La mayor parte del cartapacio destinado a la Exposición Universal de 1889 en el Archivo delMinisterio de Asuntos Exteriores se destina a estas averiguaciones; abundan telegramas y correosurgentes. En esta ocasión se trata de la carta de la Legación española en Viena a la Embajada de España

4. LA PARTICIPACIÓN ESPAÑOLA 301mundial que había alcanzado el progreso español y, concretamente, el adelantobeneficiaba a las manufacturas catalanas, creyendo que ―habrá desaparecido en sumayor parte, la repugnancia que había en comprar telas catalanas, cuya perfección ybaratura se ha puesto en evidencia‖ 199 . Se contribuía, así, a la consiguiente extensión delcomercio para los productos españoles y el afianzamiento de las relacionesinternacionales. Por otro lado, la concurrencia internacional en el certamen deBarcelona tuvo, precisamente, carácter internacional gracias a la aportación francesa,que respondió ampliamente a la llamada del gobierno español ―quizá para eludir elaislamiento impuesto por el canciller alemán Bismarck―, como sucedió también conAustria-Hungría y Alemania. Sin embargo, la diplomacia española se mostró incapaz demovilizar la participación internacional masiva, de modo que los espacios destinados alos demás países invitados quedaron medio vacíos.Acudir a la exposición de París era, ante todo, un gesto de gratitud, comotambién de apertura política a los circuitos internacionales marcada por el gobiernoliberal de Sagasta, en oposición al recogimiento establecido por el gabinete conservadorde Cánovas 200 . No obstante, esta concurrencia topa con un incidente diplomático, comoera la celebración del centenario de la revolución de 1789 que había sacudidoenérgicamente a las monarquías europeas, ahora llamadas a festejar el acontecimiento.Aquí parte una de las primeras gestiones que plantea el gobierno español ante lainvitación de las autoridades francesas. Participar o no participar era la cuestión. Franciainvita oficialmente a España el 4 de abril de 1888 y desde ese mismo momento surgenopiniones enfrentadas sobre la respuesta que debía dar el gobierno español. El gobiernodecide activar el aparato diplomático con objeto de averiguar las intenciones de lasdemás potencias europeas. Buena parte de la correspondencia entre las legacionesespañolas y el gobierno central se destina, en estas fechas, a este asunto. Así, laLegación de España en Viena informa que este país declina la invitación oficial, tantopor el poco interés que suscitan las frecuentes celebraciones de exposiciones universalesen los círculos comerciales, como por el carácter especial de la misma 201 . El debate199 GIRONA RUBIO, 1889, p. 28.200 GRAU, 1988, p. 350. Esta idea de participar en París para continuar la labor realizada en ―sumagnifique Exposition universelle de Barcelone‖ aparece, además, en Valero Tornos y en otros cronistas,que inciden, asimismo, en el impulso que da a sendos proyectos el alcalde de Barcelona, Francisco dePaula Rius Taulet. Merveilles de l'Exposition de 1889…, 1890ca, p. 840.201 La mayor parte del cartapacio destinado a la Exposición Universal de 1889 en el Archivo delMinisterio de Asuntos Exteriores se destina a estas averiguaciones; abundan telegramas y correosurgentes. En esta ocasión se trata de la carta de la Legación española en Viena a la Embajada de España

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