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196 ESPAÑA EN PARÍSEstas duras críticas al estilo de 1900 carecen de un sesgo nacionalista ofrancófobo. Luis Bonafoux recoge varias declaraciones realizadas por autores francesesen las que se reivindica la destrucción total de estas construcciones efímeras, puesto que“la Exposición es de ripio y cascote; que el estilo de sus construcciones es estilo turrón;que los cacareados domos parecen soperas; que la Exposición es la apoteosis de lamarmita” y considera conveniente que no quede piedra “de todas esas construccionesabigarradas y cursis de cartónpasta [sic]” 250 .Si 1889 supuso el triunfo de los ingenieros, de la limpia obra en hierro y ladrillo,1900 da la supremacía a los arquitectos y su capacidad para enmascarar los elementosestructurales de la arquitectura. En cualquier caso, este enmascarar las estructurasconstructivas y, sobre todo, la búsqueda de arquitecturas escenográficas impactantesforma también parte de la tradición de las exposiciones universales. Los visitantesasiduos a estas manifestaciones cosmopolitas encuentran que la exposición de 1900 seasemeja sobre todo a la celebrada en Chicago en 1893, de modo que, al hablar de estaexposición se refieren a la Ville Blanche en alusión a The White City americana 251 . Noobstante, París busca ―pese a su gigantismo― un hilo conductor a su muestra. Busca elasombro a través del análisis de los descubrimientos científicos, de la comparación delas fuerzas productivas, mientras que Chicago únicamente había causado —opinan—admiración por la grandiosidad de sus dimensiones 252 .En los Inválidos se levantan dos grandes líneas de edificios separadas enparalelo por una amplia calle de 25 metros. Estas construcciones se consagran a losproductos de las artes decorativas, mobiliario y de industrias diversas. Toda la líneameridional es reservada a los expositores franceses. En dirección hacia el Hotel de losInválidos ―esto es, alejándose del río― se elevan, en los jardines, numerosospabellones de baja altura, que al igual que las galerías del palacio, se distribuyen en dosejes principales. Retomando el curso del Sena y continuando en la ribera izquierda,aparecen, desde el puente de los Inválidos al puente del Alma, veintidós palaciosextranjeros articulados en dos hileras, formando una calle conocida como la Calle de lasNaciones.Para Juan B. Enseñat la Calle de las Naciones ofrece la visión de una ciudadnueva y maravillosa en la que se logra un paseo para la reflexión:250 BONAFOUX, L., “Paisajes de París”, Blanco y Negro, nº 496, 3-XI-1900. Las declaracionescorresponden a los escritores Jean Lorrain y Edouard Drumont, respectivamente.251 “L’Exposició Universal de París”, Pél i Ploma, nº 48-49, 5-V-1900, p. 2.252 ENSEÑAT, J. B., “Crónicas de la Exposición de París”, La Ilustración Artística, 8-I-1900, p. 26.

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