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3. LAS EXPOSICIONES UNIVERSALES DE PARÍS 1855-1900 187se encuentran dos edificios dedicados a la Villa de París, donde la ciudad muestra alpúblico los servicios que brinda a sus ciudadanos, o la fuente luminosa con aguas quecambian de color, en la que se representa a Francia acompañada de la Ciencia, laAgricultura, la Industria y el Arte. También en el Campo de Marte, hacia la calle deSuffren, se levantan varios palacios nacionales (Uruguay, Santo Domingo, Paraguay,Haití, India, China, Marruecos…), en cuyos bajos se instalan restaurantes. Aquí, dentrode las instalaciones egipcias ―pegadas la puerta oeste de la Galería de Máquinas― setraza la Rue du Caire, en la que se intenta representar un Egipto en miniatura formadopor un decorado ingenioso en el que se reproduce un barrio con fachadas de estilooriental, calles retorcidas y algunas atracciones 216 . Esta reconstrucción de una calleegipcia completa la exposición colonial ubicada en la Explanada de los Inválidos. Eléxito de esta calle se asegura en las crónicas de Doña Emilia:“siempre lo más atractivo, lo más curioso de la Exposición, para los que tenemosinstintos artísticos, será la calle del Cairo. La mezcolanza de caras morenas, atezadas,bronceadas, inspira gran interés” 217 .El fenómeno de la Calle del Cairo representa, posiblemente, en la ExposiciónUniversal de 1889 lo que el Palacio de Cristal en la exposición Londres en 1851. Ello sedebe a que “pone en medio de París un Oriente auténtico” 218 , ofrece los perfumes ysabores del Oriente en las tiendas de planta baja sobre las que vuela un piso con“maravillosos balcones con celosías (mucharabies) traídos realmente del Cairo” 219 .Un minarete, una mezquita, las cúpulas bulbosas, el café árabe ambientado conmúsica morisca en el que se paladea un brebaje denso, las conversaciones de losartesanos y los paseos en los doscientos asnos blancos, dirigidos por “burreros vestidosde moritos manchegos”, transportan al visitante a un mundo exótico que escapa a laracionalidad de los bulevares del París de Haussmann 220 . El público disfruta desde estaespecie de gran ojo de buey sobre paisajes en parte conocidos a través de obras comoLes Orientales de Victor Hugo. No se trata, desde luego, de una restitución exacta de la216 BÉNÉDIT, 1900, pp. 15-16.217 PARDO BAZÁN, 1889, pp. 272-273.218 “La calle del Cairo” por P. Bourde en DUMAS, 1889a, pp. 65-69. Está diseñada por el barón Delort deGléon ―primer diputado de Francia en El Cairo―, delegado de la sección egipcia con la asistencia delarquitecto Guillet.219 MARCO, 1889, p. 139.220 MIRANDOLA, PICO DE LA, “La Exposición”, I. E. A., 22-I-1889, pp. 46-47. Se resalta el éxito deesta instalación que todo el mundo quiere visitar para ver a los egipcios en sus trabajos, escuchar música,contemplar la danza del vientre y ser transportado por esas bestias. PARVILLE, 1890, p. 92.

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