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182 ESPAÑA EN PARÍSFrançois Coppée, Sully Prudhomme y Charles-Marie Leconte de Lisle; los escritoresGuy de Maupaussant y Alexandre Dumas hijo… 194Pero la polémica se va desmoronando ante la inaudita belleza que surge de este“jaulón” de hierros —como le llama doña Emilia—, ante la ligereza y endeblez de susformas pese su consistencia matérica. El rechazo inicial se torna en simpatía y elvisitante siente una atracción irremediable por el abismo de su cumbre, transformándoseen el clou de la Exposición Universal de 1889, con cuya imagen se ilustra todo tipo desouvenirs de este certamen, tras cuyo cierre va a quedar para siempre como el emblemade Francia 195 . La condesa de Pardo Bazán opina que:“es indudable que le falta á la torre la seriedad y majestad de la piedra, y que á vecessemeja algo que está por concluir, el inmenso andamiaje de una catedral enconstrucción. Así es que de noche gana muchísimo, adquiriendo una solidez y unapureza de líneas extraordinaria. […] En suma: la Torre, que de día no es más que ungigantesco enrejado de hierro, de noche adquiere poesía y fuerza estética” 196 .Cinco ascensores de diferentes sistemas (Edoux, Otis y Roux) facilitan laascensión a la torre, aunque también es posible subir a pie por las cuatro cajas deescaleras con 1.789 peldaños —repárese en la cifra—, ubicadas en cada uno de loscuatro pilones sobre los que se asienta la torre. Consta de tres plataformas balconadasdesde las que se puede contemplar una imponente vista panorámica de la exposición yde la ciudad de París, gozando de esa extraña sensación que produce sentir los pies casiflotando en el aire. En las plataformas hay varios restaurantes (francés, ruso,flamenco—de Flandes—, etc.) una panadería vienesa, quioscos, salones y la redaccióndel periódico Le Fígaro, desde donde publica una edición especial. La terceraplataforma se dedica a laboratorios para observaciones astronómicas, meteorológicas yexperimentos físicos, además Eiffel se reserva aquí un pequeño despacho. El conjuntose culmina con un potente faro eléctrico que de noche arroja los rayos tricolores de la194 GAILLARD, 2003, pp. 66-68. Eiffel responde en defensa de su proyecto a través de una carta aldirector del periódico Le Monde.195 Las listas de ascensiones diarias son publicadas en Le Fígaro, señalando las visitas ilustres. Secalculan 20.000 ascensiones diarias. IOB, “Crónicas de la Exposición de París”, I. E. A., 8-VII-1889, pp.3-7. Uno de los visitantes españoles es el fotógrafo santanderino Zenón Quintana, quien a su regreso deParís trae algunos aparatos que se exhiben en la exposición y regala al periódico local Boletín deComercio un cromo de la torre Eiffel. Véase Boletín de Comercio, nº 161, 13 de julio de 1889. Estemismo medio recoge algunas visitas ilustres, como la del presidente del Congreso de los Diputados,Alonso Martínez. Boletín de Comercio, nº 207, 8 de septiembre de 1889. De otro lado, José de Castro ySerrano constata la reproducción de esta torre: “en pintura, escultura y grabado; la hacen de oro, plata,cobre y demás metales; la ponen en relojes, petacas, carteras, platos y abanicos; forman de ella tijeras,navajas, candeleros, morillos de chimenea, tapones de botellas y toda clase de extravagancias, desde unatorre cubierta de brillantes para recreo sin duda de damas de coturno, hasta la peonza de diez céntimos”.CASTRO Y SERRANO, J., “París en 89”, I. E. A., 15-X-1889, pp. 214-215.196 PARDO BAZÁN, E., “Cartas sobre la Exposición I”…, p. 173.

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