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84 ESPAÑA EN PARÍSinternacional ya fue señalada por Wenceslao Aiguals de Izco cuando visitó la primeraexposición universal celebrada en Londres. Al cruzar el umbral del Palacio de Cristal leviene a la mente el diseño de la planta basilical romana después utilizada en las iglesiascristianas. Esta construcción es para él un templo y, a la vez, una torre de Babel con ladiferencia de que en este lugar es soberana una novedosa “lengua divina”: el Trabajo.Según describe: “hay en el Palacio un idioma, el más elocuente de todos, que en el díahabla muy alto á las naciones; y todas le [sic] entienden; y con su auxilio se comunican,se reconcilian, se dirijen [sic] á la senda de la bienhechora fraternidad” 182 .Por tanto, desde el inicio de estos eventos se vincula a las exposicionesuniversales la idea de lugar sagrado, pacífico, en el que adorar las formas divinas de lamodernidad, aquellas que caracterizan a las sociedades modernas. Rafael P. Neda lodefiende en 1878, pues advierte que la divulgación de los descubrimientos alcanza unaextensión mundial gracias a las exposiciones universales allanando diferenciasinternacionales:“los productos, como las ideas, dejan de ser patrimonio exclusivo de un pueblo: lasgrandes corrientes de relaciones y movimientos los dan á conocer en todos los extremosdel mundo, facilitando así la inmediata satisfacción de las necesidades” 183Así lo aclamaba también el político francés Jules Simon en el momento deinaugurar la torre Eiffel: “No hay aquí hostilidades entre concepciones del mundo y denacionalidades; ¡todos somos hijos de la torre Eiffel!”; y ello pese al boicot de laspotencias monárquicas encabezadas por Alemania 184 . Como muestra de estapotenciación de la fraternidad entre países, ya sea basada en la paz, en el trabajo o en elprogreso, se encuentra el obsequio colosal que Francia otorga a Estados Unidos en laexposición de 1878: “La Libertad iluminando al mundo”, cuyo diseño se encarga aAuguste Bartholdi y la estructura a Gustave Eiffel. La estatua iba a servir demonumento panorámico en la exposición, función que mantiene en la actualidad enNueva York, aunque con el popular nombre de “La Estatua de la Libertad”. Con ellaFrancia festeja el centenario de la independencia estadounidense ―la antorcha seexpuso en la universal de 1876 de Filadelfia― y se significa la amistad entre lospueblos, así como la solidaridad entre regímenes democráticos 185 .182 AYGUALS DE IZCO, 1852, p. 187.183 NEDA, R. P., “La Exposición Universal de París”, La Academia, 15-III-1878, pp. 156-158.184 Cit. en SCHÖN, W., “El triunfo de la era industrial. El París de 1889 y las exposiciones universalesdel siglo XIX”, en SCHULTZ, 1993, p. 310.185 PLUM, 1977, p. 31; LEMOINE, 2002, pp. 74-76. La estructura interna de la obra fue encargada aViollec-le-Duc, arquitecto especializado en arquitectura gótica, pero a su muerte en 1879 el encargo

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