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Introducción a la interpretación. La modalidad consecutiva 45la sala de conferencias o reuniones que le permita no sólo escuchar conclaridad, sino también ver al orador (siendo los elementos de la kinésica,proxémica y lenguaje no verbal extremadamente importantes para lacomprensión del mensaje) y le permita al mismo tiempo ser visto y escuchadopor el público. Otro aspecto destacado por López Moreno es laimportancia de la preparación permanente que requiere la profesión deintérprete: “... comprender sin conocer es imposible, luego si existe unafalta de conocimiento puntual del tema completo de la ponencia, habrá desuplirlo con otros datos, digamos laterales cercanos que, es evidente, nose improvisan y que son producto de años de lectura, de disposición parael aprendizaje y de reciclaje continuo”.Tal y como señalábamos, algunos autores separan la fase de la escuchade una siguiente fase dedicada al procesamiento y memorización delos datos; otros consideran que no existe tal separación y que el procesode interpretación sólo abarca dos etapas (la de recepción/descodificación/retencióny la de reexpresión). También existe cierta diversidad deopiniones respecto a la sucesión de las distintas fases. Mientras algunosautores sitúan la comprensión como paso previo al análisis o procesamientoy memorización (como Bowen y Bowen [1984], Déjean Le Féal[1981] y Jones [1998]), otros (Seleskovitch [1978]) consideran que el análisisdel discurso y procesamiento de la información tienen como fin lacomprensión del mensaje. Al margen de estas consideraciones sobre lainterdependencia entre las distintas fases, los teóricos parten de la idea deque la mente del intérprete realiza además de un acto de percepción y descodificaciónde las palabras, otro distinto de comprensión del significado.La percepción de las palabras depende de factores externos (logísticosy ambientales) pero también intrínsecos como el grado de conocimientolingüístico del intérprete en la lengua origen o el dominio de laterminología relacionada con el acontecimiento comunicativo. El intérpretenecesita una seria preparación terminológica previa a fin de eliminaral máximo el riesgo de error. Herbert (1952) ya advertía sobre lasdificultades que pueden surgir en esta primera etapa de la fase de escucha,a menudo causadas por factores externos a la voluntad del intérprete,y proponía como uno de los recursos posibles, la colaboración con elhablante a quien se le puede solicitar, en casos de necesidad impuesta porla dificultad e importancia de la información, que repita o explique algunosconceptos. Evidentemente, es recomendable no abusar de esa posibilidadque puede llegar a irritar al público y al orador.Pero la parte de percepción de la escucha no se limita a oír las palabras,sino también a detectar acentos (que nos pueden proporcionar datossobre el hablante y su procedencia geográfica o social), seguir las variacionesen entonación que pueden ser indicio de ironía, sarcasmo, etc. ytambién descodificar el mensaje corporal del hablante que revela datos
46 Catalina Iliescu Gheorghiusignificativos sobre la actitud del orador con respecto al contenido deldiscurso y a su auditorio.1.1. Tipos de escuchaEn opinión de Bowen y Bowen (1984) hay cuatro tipos de escucha,de los cuales el último es el que hace posible el trabajo del intérprete:a) pasivab) protectorac) selectivad) activa o concentradaLa escucha pasiva es aquella que realizamos cuando no estamosespecialmente interesados en el tema tratado y sólo pretendemos obteneruna idea general, no detallada del mensaje.La escucha protectora es la que interviene cuando queremos concentrarnuestra atención sobre el mensaje (recibido en condiciones acústicasinsuficientes) y consiste en abstraerse de los ruidos ambientales ocualquier elemento de interferencia que pueda distorsionar su recepción.La escucha selectiva es la que selecciona la información centrándosesólo en algunos aspectos del mensaje coincidentes con los intereses delreceptor, sea para corroborar ideas propias, sea para servir como argumentoen un debate ya existente.Finalmente, la escucha activa se caracteriza en opinión de Bowen yBowen por un permanente estado de alerta e interés, por una exacta apreciaciónde la postura del hablante (a favor o en contra del tema debatido),por la habilidad de distinguir entre el tema principal y los ejemplos,paréntesis y divagaciones contenidos en el discurso.1.2. El principio de la escucha activaPara ilustrar los dos tipos de escucha que caracterizan nuestra vidacotidiana (pasivo y selectivo) así como la escucha activa que debe acompañarpermanentemente la actividad del intérprete, utilizaremos un ejemploque ha recobrado protagonismo:Tras la aparición en 1997 de la Encefalopatía Espongiforme Bovina–EEB– (o la enfermedad de las “vacas locas”) un comité de investigaciónnombrado por el Parlamento Europeo preparó un informe sobre estaenfermedad planteando algunas preguntas acerca del papel y las responsabilidadesde la Comisión Europea en el asunto referente a la EEB. A su
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Introducción a la interpretación. La modalidad consecutiva 45la sala de conferencias o reuniones que le permita no sólo escuchar conclaridad, sino también ver al orador (siendo los elementos de la kinésica,proxémica y lenguaje no verbal extremadamente importantes para lacomprensión del mensaje) y le permita al mismo tiempo ser visto y escuchadopor el público. Otro aspecto destacado por López Moreno es laimportancia de la preparación permanente que requiere la profesión deintérprete: “... comprender sin conocer es imposible, luego si existe unafalta de conocimiento puntual del tema completo de la ponencia, habrá desuplirlo con otros datos, digamos laterales cercanos que, es evidente, nose improvisan y que son producto de años de lectura, de disposición parael aprendizaje y de reciclaje continuo”.Tal y como señalábamos, algunos autores separan la fase de la escuchade una siguiente fase dedicada al procesamiento y memorización delos datos; otros consideran que no existe tal separación y que el procesode interpretación sólo abarca dos etapas (la de recepción/descodificación/retencióny la de reexpresión). También existe cierta diversidad deopiniones respecto a la sucesión de las distintas fases. Mientras algunosautores sitúan la comprensión como paso previo al análisis o procesamientoy memorización (como Bowen y Bowen [1984], Déjean Le Féal[1981] y Jones [1998]), otros (Seleskovitch [1978]) consideran que el análisisdel discurso y procesamiento de la información tienen como fin lacomprensión del mensaje. Al margen de estas consideraciones sobre lainterdependencia entre las distintas fases, los teóricos parten de la idea deque la mente del intérprete realiza además de un acto de percepción y descodificaciónde las palabras, otro distinto de comprensión del significado.La percepción de las palabras depende de factores externos (logísticosy ambientales) pero también intrínsecos como el grado de conocimientolingüístico del intérprete en la lengua origen o el dominio de laterminología relacionada con el acontecimiento comunicativo. El intérpretenecesita una seria preparación terminológica previa a fin de eliminaral máximo el riesgo de error. Herbert (1952) ya advertía sobre lasdificultades que pueden surgir en esta primera etapa de la fase de escucha,a menudo causadas por factores externos a la voluntad del intérprete,y proponía como uno de los recursos posibles, la colaboración con elhablante a quien se le puede solicitar, en casos de necesidad impuesta porla dificultad e importancia de la información, que repita o explique algunosconceptos. Evidentemente, es recomendable no abusar de esa posibilidadque puede llegar a irritar al público y al orador.Pero la parte de percepción de la escucha no se limita a oír las palabras,sino también a detectar acentos (que nos pueden proporcionar datossobre el hablante y su procedencia geográfica o social), seguir las variacionesen entonación que pueden ser indicio de ironía, sarcasmo, etc. ytambién descodificar el mensaje corporal del hablante que revela datos