CONSTRUIR COMPETENCIAS DESDE LA ESCUELA

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13.07.2015 Views

97de una encuestaó se nutren a través de sus redes de interconocimiento,es decir, en los medios sociales que les son cercanos. Tomemos unejemplo: hoy en día, para algunas personas, el trabajo ha cambiadode significado, ya no está en el centro de la existencia. Los que reformanlos programas (y que trabajan muchas veces a 1500/0)¿puedenser capaces de imaginar una vida hecha de pequeños trabajos o delargos períodos de cesantía? ¿Pueden concebir que se pueda escogerde vivir de este modo?Para formar en competencias que estén a la altura de las situacionesde la existencia, lo más sabio es no actuar como si se las conociera. Seríamejor adoptar un enfoque de investigación, para hacerse una idea de lassituaciones a las que las personas están y estarán confrontadas en su vida,en el trabajo, fuera del trabajo o entre dos trabajos. Por ejemplo, vivimosen una época en la que no se puede dejar una maleta abandonada durantedos minutos en un andén de estación sin correr el riesgo de que sea robada.Cada cual, en la ciudad, aprende a proteger sus bienes, porque coexiste conpersonas con las cuales no puede tener confianza. Reflexionemos sobre situacionesconcretas, en las relaciones sociales que se desarrollan en la ciudad,los edificios, el trabajo, el ocio: todos esos elementos nos permitenvisualizar la evolución de las prácticas sociales y las competencias queéstas exigen.Los ejercicios de futurología son de alto riesgo, tal como lo demuestranlos experimentos de las últimas décadas. Ciertamente, el análisis de los cambiostecnológicos en curso o previstos puede ayudar a visualizar el escenarioque nos espera: multimedios, realidad virtual, redes telemáticas planetarias,sistemas expertos capaces de asistir las actividades humanas más complejas,ingeniería genética. Una parte de las anticipaciones y de los análisis estáalimentada por lo que se prevé respecto de la evolución de las tecnologías,con la parte de simplificación (y de aberración) que ello supone: ¡hace quinceaños, algunos proponían que se impartiera cursos de Basic en la enseñanzabásica, ahora algunos desearían que la escuela enseñe a «navegaren el Web» gracias a Internet! Aprendizajes tan contextualizados no tienenningún futuro. La anticipación tecnológica es vana si uno se queda laherramientas del momento, ¡que habrán evolucionado antes de que losprogramas escolares los hayan digerido! Nadie, por ejemplo, había previstohace veinte años la difusión de la microinformática en todas las actividades

98humanas y su descentralización. Uno imaginaba más bien un Big Brother,una informática centralizada, controlando a cada individuo, mientras queInternet pasa por alto las legislaciones, las fronteras y las policías ... Inclusoen ese plano la experiencia muestra que, a lo más, se puede preparar a laspersonas para estos modos de pensamiento y de tratamiento de la información.Queda por hacer un inmenso trabajo conceptual en torno a estastecnologías si se quiere establecer la naturaleza de las competencias por construiren la escuela.La vida se transforma también en muchos otros registros. ¿No seríatiempo de echar un vistazo? ¿De reemplazar la reflexión especulativa eidealista que preside la confección de los programas escolares por unatransposición didáctica fundada sobre un análisis prospectivo y realistade las situaciones de la vida? No se trata de volverse estrechamente utilitario.La mayoría de las personas tienen tantos problemas metafísicos o sentimentalescomo problemas de empleo, de vivienda o de dinero. Para saber aqué se verán efectivamente confrontados en el siglo XXI, sería útil observar laevolución de las costumbres familiares, sexuales, políticas, o las transformacionesdel trabajo. Las ciencias sociales contribuyen a estudiar la vida de laspersonas y de los grupos humanos y podrían ayudar a los sistemas educativosa imaginar mejor el porvenir, e incluso a prepararlo ...¿Cómo transformar esos saberes sobre las prácticas y las cul turasemergentes en fuentes de transposición didáctica, cómo «leerlos» comofamilias de situaciones que nos remiten a competencias identificables?Sin duda, hay que comenzar por romper con dos ideas simplistas:- la primera sería preparar a los alumnos en función de las visionesprecisas de lo que nos espera, ninguna es fiable;- la segunda sería limitar la formación a un número pequeño decompetencias transversales y muy generales, de las que se desprenderántodas las acciones eficaces, por diferenciación y generalización.Para hacer frente a situaciones diversas, se requieren competencias tambiéndiversas. Estas no se construirán mediante la simple transferencia deesquemas generales de razonamiento, de análisis, de argumentación, dedecisión. La escuela sólo puede preparar a la diversidad del mundo en la

97de una encuestaó se nutren a través de sus redes de interconocimiento,es decir, en los medios sociales que les son cercanos. Tomemos unejemplo: hoy en día, para algunas personas, el trabajo ha cambiadode significado, ya no está en el centro de la existencia. Los que reformanlos programas (y que trabajan muchas veces a 1500/0)¿puedenser capaces de imaginar una vida hecha de pequeños trabajos o delargos períodos de cesantía? ¿Pueden concebir que se pueda escogerde vivir de este modo?Para formar en competencias que estén a la altura de las situacionesde la existencia, lo más sabio es no actuar como si se las conociera. Seríamejor adoptar un enfoque de investigación, para hacerse una idea de lassituaciones a las que las personas están y estarán confrontadas en su vida,en el trabajo, fuera del trabajo o entre dos trabajos. Por ejemplo, vivimosen una época en la que no se puede dejar una maleta abandonada durantedos minutos en un andén de estación sin correr el riesgo de que sea robada.Cada cual, en la ciudad, aprende a proteger sus bienes, porque coexiste conpersonas con las cuales no puede tener confianza. Reflexionemos sobre situacionesconcretas, en las relaciones sociales que se desarrollan en la ciudad,los edificios, el trabajo, el ocio: todos esos elementos nos permitenvisualizar la evolución de las prácticas sociales y las competencias queéstas exigen.Los ejercicios de futurología son de alto riesgo, tal como lo demuestranlos experimentos de las últimas décadas. Ciertamente, el análisis de los cambiostecnológicos en curso o previstos puede ayudar a visualizar el escenarioque nos espera: multimedios, realidad virtual, redes telemáticas planetarias,sistemas expertos capaces de asistir las actividades humanas más complejas,ingeniería genética. Una parte de las anticipaciones y de los análisis estáalimentada por lo que se prevé respecto de la evolución de las tecnologías,con la parte de simplificación (y de aberración) que ello supone: ¡hace quinceaños, algunos proponían que se impartiera cursos de Basic en la enseñanzabásica, ahora algunos desearían que la escuela enseñe a «navegaren el Web» gracias a Internet! Aprendizajes tan contextualizados no tienenningún futuro. La anticipación tecnológica es vana si uno se queda laherramientas del momento, ¡que habrán evolucionado antes de que losprogramas escolares los hayan digerido! Nadie, por ejemplo, había previstohace veinte años la difusión de la microinformática en todas las actividades

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