CONSTRUIR COMPETENCIAS DESDE LA ESCUELA

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13.07.2015 Views

934 ¿EFECTO DE MODA O RESPUESTA DECISIVAANTE EL FRACASO ESCOLAR?Una reforma del sistema educacional sólo representa un desafío auténticosi resulta provechosa para los alumnos que no tienen buenos resultadosen la escuela. Se puede, sin lugar a duda, proponer una modernización,una descentralización o la profesionalización creciente de los docentes,sin poner necesariamente las dificultades de aprendizaje en el centro delproyecto. Eso no quita que el principal problema de la escuela, que resistea las sucesivas reformas desde hace décadas, es la dificultad de instruir atodos los jóvenes, sino de manera equitativa, a lo menos de manera talque cada cual alcance en el umbral de su adultez, un nivel aceptable decultura y de competencia, tanto en el mundo del trabajo como en la vida.Los alumnos mejor dotados, en cuanto a su capital cultural, y aquellosque reciben mejor orientación dentro de sus familias, sabrán de todasformas abrirse paso en la vida, sea cual sea el sistema educacional. Losalumnos «medios» conseguirán finalmente su objetivo, repitiendo eventualmentecursos o a través de cambios de orientación. Pero es en funciónde los alumnos con dificultades reales que puede medirse la eficacia de lasreformas. ¿Tienen algo que ganar en una redefinición de los programas entérminos de competencias?Antes de los años sesenta, no había preocupación alguna respectodel fracaso escolar masivo de los niños de las clases populares. Esto eraparte del «orden de las cosas» y había sido siempre encubierto por unaestructura escolar que yuxtaponía dos redes estancas, una popular quedesembocaba en la vida activa, otra elitista, que preparaba a los estudiossuperiores [Isarnbert-jamati, 1985]. Desde que el sistema educacional es

94integrado y que se considera la educación como una inversión, el fracasoescolar masivo se ha vuelto un problema de sociedad. Las reformas escolarespretenden regularmente atacarse a las desigualdades ante la escuela,para mejor «democratizar la enseñanza». Sin embargo, pese a que las tasasde escolarización han aumentado, que los estudios se han prolongado,ésta sigue siendo la cruda realidad: el fracaso empuja a unos hacia sendasmenos exigentes, entran a la vida activa o a engrosar la lista de cesantes,sin diploma o con un bagaje mínimo; el resto sigue la vía real de los estudiossuperiores y egresan del sistema educacional con un pergamino. Lasfiguras de la desigualdad se han modificado porque las clases sociales sehan transformado y porque la escolarización se ha desarrollado globalmente,pero el lazo entre buen resultado escolar y origen social sigue siendo igualde fuerte.La cuestión de saber si el fracaso escolar es el fracaso del alumno oel de la escuela divide actualmente a los actores. De una buena concienciaabsoluta, fundada en una ideología del don que legitimaba la impotenciade instruir hemos pasado al fatalismo menos cómodo del «handicap socio-cultural»,luego a la toma de conciencia de lo arbitrario de la normaescolar, de la indiferencia a las diferencias, de las funciones del sistemade enseñanza en la reproducción de las clases y de las jerarquías sociales.Desde los años 70, ideología del don, pedagogía compensatoria y críticaradical del sistema coexisten y, según los lugares y los períodos, se ignorancortésmente, se enfrentan sordamente o se oponen abiertamente.Esto hace que las reformas escolares que pretenden combatir el fracasoescolar son para ciertos docentes un mero engaño siendo que para otrosconstituyen una oportunidad real de hacer progresar la democratizaciónde la enseñanza.Si una reforma educacional es aceptada, puesta en obra y en ciertamedida seguida de un efecto concreto, esto es gracias a que es apoyada poruna fracción suficiente de la opinión pública, de la clase política, de laspersonas vinculadas a la escuela. Se funda, pues, necesariamente, en alianzasy compromisos, lo que hace que se parezca un poco a un albergueespañol. Por ello, no basta con decir que uno adhiere a un enfoque porcompetencias, hay que decir por qué y que relación se establece entre competenciasy fracaso escolar.

94integrado y que se considera la educación como una inversión, el fracasoescolar masivo se ha vuelto un problema de sociedad. Las reformas escolarespretenden regularmente atacarse a las desigualdades ante la escuela,para mejor «democratizar la enseñanza». Sin embargo, pese a que las tasasde escolarización han aumentado, que los estudios se han prolongado,ésta sigue siendo la cruda realidad: el fracaso empuja a unos hacia sendasmenos exigentes, entran a la vida activa o a engrosar la lista de cesantes,sin diploma o con un bagaje mínimo; el resto sigue la vía real de los estudiossuperiores y egresan del sistema educacional con un pergamino. Lasfiguras de la desigualdad se han modificado porque las clases sociales sehan transformado y porque la escolarización se ha desarrollado globalmente,pero el lazo entre buen resultado escolar y origen social sigue siendo igualde fuerte.La cuestión de saber si el fracaso escolar es el fracaso del alumno oel de la escuela divide actualmente a los actores. De una buena concienciaabsoluta, fundada en una ideología del don que legitimaba la impotenciade instruir hemos pasado al fatalismo menos cómodo del «handicap socio-cultural»,luego a la toma de conciencia de lo arbitrario de la normaescolar, de la indiferencia a las diferencias, de las funciones del sistemade enseñanza en la reproducción de las clases y de las jerarquías sociales.Desde los años 70, ideología del don, pedagogía compensatoria y críticaradical del sistema coexisten y, según los lugares y los períodos, se ignorancortésmente, se enfrentan sordamente o se oponen abiertamente.Esto hace que las reformas escolares que pretenden combatir el fracasoescolar son para ciertos docentes un mero engaño siendo que para otrosconstituyen una oportunidad real de hacer progresar la democratizaciónde la enseñanza.Si una reforma educacional es aceptada, puesta en obra y en ciertamedida seguida de un efecto concreto, esto es gracias a que es apoyada poruna fracción suficiente de la opinión pública, de la clase política, de laspersonas vinculadas a la escuela. Se funda, pues, necesariamente, en alianzasy compromisos, lo que hace que se parezca un poco a un albergueespañol. Por ello, no basta con decir que uno adhiere a un enfoque porcompetencias, hay que decir por qué y que relación se establece entre competenciasy fracaso escolar.

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