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Pero tampoco es el non plus ultra o el único objeto de suexistencia. Quizá lo percibían así mientras estaban enteramenteconsagrados a clasificarse al Mundial y hacer un buen papel en él.Pero en realidad no es sino un hito, un nuevo punto de partida.Después comienzan las verdaderas pruebas. ¿Cómo sobrellevarán losperdedores la derrota? ¿Se darán por vencidos o redoblarán esfuerzoscon miras a campeonar la próxima vez? ¿Qué oportunidades se lespresentarán a los ganadores y cómo reaccionarán ante el éxito? ¿Loaprovecharán para engrosar sus fortunas futbolísticas, para asegurarsu futuro cuando se retiren o para apoyar causas que considerennobles? Solo después de meses o años se conoce la verdadera valía delas grandes figuras.Nosotros no somos ajenos a todo eso: el cuento se nos aplicatambién. Puede que no seamos futbolistas que acaparan la atencióndel mundo por sus logros deportivos —grandes como Maradona,Pelé, Di Stéfano y Cruyff—; sin embargo, cada día constituye unanueva oportunidad de examinar quiénes somos y decidir por quécualidad queremos que se nos conozca y se nos recuerde. Cada díapuede ser una instancia definitoria si nos lo proponemos. De nosotrosdepende.Artículo de Keith Phillips, adaptado por Gabriel García V. ■Ponerse en marcha177

P r o g r e s o s g r a d u a l e sComo tus días serán tus fuerzas.Deuteronomio 33:25Una familia tenía varios manzanos en un rincón del jardín. Losárboles daban más fruta de la que podían comer enseguida o regalara los vecinos. Por ende almacenaban parte de la misma para los mesesvenideros.Un otoño, el pequeño Tomás alcanzó por fin la edad en quepodía ayudar a su mamá a guardar la fruta. Los demás miembros dela familia ya habían recogido y apilado las manzanas en una cesta,procurando no magullarlas para que no se echaran luego a perder.Había llegado el momento de trasladarlas a unos estantes que lafamilia tenía en el sótano.El niño, ansioso por ayudar, tomó en sus brazos una docena demanzanas relucientes e intentó llevarlas hasta la estantería. Condesesperación, sin embargo, vio que una a una se le caían hastaquedar todas desparramadas en el suelo.178 Momentos de sosiego para triunfadores

Pero tampoco es el non plus ultra o el único objeto de suexistencia. Quizá lo percibían así mientras estaban enteramenteconsagrados a clasificarse al Mundial y hacer un buen papel en él.Pero en realidad no es sino un hito, un nuevo punto de partida.Después comienzan las verdaderas pruebas. ¿Cómo sobrellevarán losperdedores la derrota? ¿Se darán por vencidos o redoblarán esfuerzoscon miras a campeonar la próxima vez? ¿Qué oportunidades se lespresentarán a los ganadores y cómo reaccionarán ante el éxito? ¿Loaprovecharán <strong>para</strong> engrosar sus fortunas futbolísticas, <strong>para</strong> asegurarsu futuro cuando se retiren o <strong>para</strong> apoyar causas que considerennobles? Solo después de meses o años se conoce la verdadera valía delas grandes figuras.Nosotros no somos ajenos a todo eso: el cuento se nos aplicatambién. Puede que no seamos futbolistas que aca<strong>para</strong>n la atencióndel mundo por sus logros deportivos —grandes como Maradona,Pelé, Di Stéfano y Cruyff—; sin embargo, cada día constituye unanueva oportunidad de examinar quiénes somos y decidir por quécualidad queremos que se nos conozca y se nos recuerde. Cada díapuede ser una instancia definitoria si nos lo proponemos. De nosotrosdepende.Artículo de Keith Phillips, adaptado por Gabriel García V. ■Ponerse en marcha177

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