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La revolución de las camelias - La Opinión

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Domingo, 3 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 2009 <strong>La</strong> Opinión A Coruña 123456789101112131415161718192021222324María Dolores AviaPsicóloga“El optimismo es un requisitopara la supervivencia”Frente a la visión trágica <strong>de</strong> los humanos como seres vulnerables, psicólogos comoMaría Dolores Avia construyen una nueva arquitectura basada en <strong>las</strong> emociones positivas✒ Fernando FrancoEl éxito, escribió Churchill, resi<strong>de</strong>en la capacidad <strong>de</strong> ir <strong>de</strong> fracasoen fracaso sin per<strong>de</strong>r el entusiasmo.Podría servirnos esta heroicidad—sólo aparente porque larealizan <strong>de</strong> forma sorpren<strong>de</strong>ntementefácil muchas personas normalesen su vida cotidiana— paraseñalar una esencia <strong>de</strong>l último trabajo<strong>de</strong> María Dolores Avia, queconvirtió en libro con CarmeloVázquez. Se titula Optimismo inteligente,está publicado enAlianzaEditorial y va contra esa aureola<strong>de</strong> intelectualidad en que se haenvuelto el pesimismo.–Permítame una levedad. Oíuna vez que,<strong>de</strong> pedir dinero,mejora un pesimista porque ya noespera que se lo <strong>de</strong>vuelvas...–(Risas) Hay chascarrillos yteorías populares que sostienenque mejor es esperar lo peor porqueasí todo lo que suceda siempreserá bueno. A eso se le llama pesimismo<strong>de</strong>fensivo.–¿Y qué sostiene usted?–Que el optimismo es inteligentey que ambas palabras no sóloconstituyen una asociación posiblesino necesaria para la vida.En otras palabras, que el optimismoes no sólo un requisito para <strong>las</strong>upervivencia sino una condiciónindispensable para una vida plenamentehumana.–Fi<strong>de</strong>l Castro habló una vez<strong>de</strong> ‘pesimistas tácticos’ y ‘optimistasestratégicos’...–Todo tiene sus matices. Quizásen el mundo <strong>de</strong> los negocioshay que tener cuidado con el exceso<strong>de</strong> optimismo, sobre todo enmomentos <strong>de</strong>licados en que hayque medir el alcance <strong>de</strong> cada i<strong>de</strong>ao proyecto. Igual pasa en la política,en la que los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong>ben medirla veracidad o verosimilitud <strong>de</strong>sus mensajes optimistas pero <strong>de</strong>benevitar también pesimismos socialmente<strong>de</strong>structivos.–Zapatero y Obama, porejemplo.–Zapatero levantó al llegar esperanzas<strong>de</strong> cambio, perspectivas<strong>de</strong> optimismo que un país necesitapara progresar. Pero, ante unacrisis, nadie pue<strong>de</strong> encerrarse enMaría Dolores Avia.(●) Ricardo Grobas❜❜“Me parecehorrible esesentimientotrágico <strong>de</strong>la vida quepreten<strong>de</strong>instalar ala angustiacomo formasuperior <strong>de</strong>conciencia”un optimismo ciego y poco creíble.En cuanto a Obama, fue muy importantela esperanza <strong>de</strong> cambioque insufló al mundo.–O sea que optimistas sí,pero...–Optimista sí, no iluso. Hay unoptimismo inteligente y otro ilusorio.Sólo un optimista se pue<strong>de</strong>plantear salir a<strong>de</strong>lante, pero cuandotus palabras, <strong>de</strong>cisiones o actitu<strong>de</strong>safectan a una comunidad hayque medir su alcance. No es igualarriesgar el propio pellejo que el <strong>de</strong>una nación.–Lo cierto es que el pesimismotiene una aureola intelectual.Des<strong>de</strong> Schopenhauer a Savater,pasando por Unamuno y su sentimientotrágico <strong>de</strong> la vida. <strong>La</strong>angustia como si fuera forma superior<strong>de</strong> conciencia...–Yo soy psicóloga, no filósofa,y como tal me parece bastante horribleese sentimiento trágico <strong>de</strong>la vida y, por supuesto, no lo creouna forma superior <strong>de</strong> conciencia.Si quieres verla como tragedia,pue<strong>de</strong>s, porque estás en tu <strong>de</strong>recho<strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar esa parte <strong>de</strong> la realidad.Pero también pue<strong>de</strong>s verla,si quieres, como una comedia,o <strong>de</strong> otra manera más positiva.<strong>La</strong>s dos visiones son legítimas peronosotros <strong>de</strong>cimos que la segundaes más favorable para nuestrosintereses: nos mueve, nos permiteestar vivos.–Pues siempre se ha dicho quepara mejorar hay que estar insatisfecho...–Para querer otra cosa mejor nonecesariamente tienes que estar insatisfechoantes. América se <strong>de</strong>scubriópor algo más que porqueaquí se vivía mal.–Hasta ahora la psicología seha centrado en estudiar el daño,en reparar lo negativo. ¿Proponenuste<strong>de</strong>s otra cosa?–Ese mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> psicología reparadoraha tenido muchas victoriascon <strong>las</strong> enfermeda<strong>de</strong>s mentalespero, como <strong>de</strong>cía Seligman,mientras se buceaba en lo peor, noshemos olvidado <strong>de</strong> la importancia<strong>de</strong> <strong>las</strong> emociones positivas, cuyoestímulo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la infancia es unmodo eficaz <strong>de</strong> prevención <strong>de</strong> estosmales.–¿Des<strong>de</strong> la infancia?–En la infancia se forma todala personalidad y en ella hay unrepertorio <strong>de</strong> emociones positivasque pue<strong>de</strong>n apren<strong>de</strong>rse. <strong>La</strong> visiónpositiva, la esperanza, el optimismo,se traduce incluso en salud,en equilibrio, en calidad <strong>de</strong> vida.–En esa atención incesante alo negativo, ¿qué papel hantenido los medios <strong>de</strong> comunicación?–Muchísima. Se ha llegado auna situación, porque ya no sabencómo competir entre sí, en la quese exagera y dimensiona sólo lonegativo. Transmiten una visión<strong>de</strong>l ser humano que da miedo, primansucesos trágicos o truculentoselevando la anécdota a categoríay generando la falsa impresión<strong>de</strong> que casi todo lo que suce<strong>de</strong> esanómalo, terrible o enfermizo.Queunniñosecaigaaunpozoymuera se pue<strong>de</strong> convertir en cabecera<strong>de</strong> telediario. Oiga, es algotrágico pero una anécdota entremillones <strong>de</strong> niños que ese día nocaen a un pozo. Claro, no es noticiahablar <strong>de</strong> lo que es normal,que muchos millones <strong>de</strong> personashan ido y vuelto <strong>de</strong>l trabajo sinningún problema grave.–Bueno, también oírles a vecesa uste<strong>de</strong>s, los psicólogos, dapánico...–Tiene razón. Está claro que losterapeutas <strong>de</strong>bemos aten<strong>de</strong>r en primerlugar lo que está mal, aunquerepresente a minorías, pero lo queno pue<strong>de</strong> ocurrirnos a quienes estamosviendo todos los días problemas<strong>de</strong> maltrato, <strong>de</strong>presión... esque los absoluticemos y generalicemosuna visión <strong>de</strong> la vida quees falsa. Los matrimonios no vantodos mal, no todos quieren separarse,no hay maltrato en todas <strong>las</strong>familias...–Es que la felicidad tiene malaprensa...–No se equivoca. Culturalmenteparece menos interesante el individuoque expresa alegría, regocijoo afición por la vida que el queahonda en sentimientos como elmiedo, la tristeza, el <strong>de</strong>samor... queson los que nutren la literatura universal.Reconocer la propia felicidadse ha convertido en motivo<strong>de</strong> sospecha y llega a consi<strong>de</strong>rarseuna simpleza propia <strong>de</strong> necios.

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