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La revolución de las camelias - La Opinión

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Domingo, 3 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 2009 <strong>La</strong> Opinión A Coruña 12345678910111213141516171819202122232419Imagen <strong>de</strong> la película ‘Ciudadano Kane’, <strong>de</strong> Orson Welles.Abajo, imagen <strong>de</strong>l filme ‘El cuarto po<strong>de</strong>r’.(●) <strong>La</strong> Opinióntítulo clave. Comandaba el ataqueel mismísimo Humphrey Bogartcomo director <strong>de</strong> un periódico <strong>de</strong>cabecera seca y elocuente: El Día.Bogart estaba con los buenos, conlos profesionales íntegros y fajadoresque se enfrentaban día a día ala corrupción en todas sus manifestaciones.Pero El Día corría un gravepeligro: sus propietarios pretendíanven<strong>de</strong>rlo, lo que significaríaconvertirlo en otro producto amarillistay zafio. Bogart era el directori<strong>de</strong>al, que siempre tiene respuestasabia para todo, que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>a su personal a capa y espada ylucha por llevar a la primera páginalo que <strong>de</strong> verdad importa a la sociedad.<strong>La</strong> película estaba dirigidapor un liberalote <strong>de</strong> Hollywood, RichardBrooks, que había trabajadomuchos años como periodistay sabía lo que se traía entre planos.En esa película, hoy tan ingenuaen su optimismo que resulta candorosa,hay una <strong>de</strong> <strong>las</strong> mejores <strong>de</strong>scripciones<strong>de</strong> un periodista <strong>de</strong> los<strong>de</strong> verdad, no <strong>de</strong> esos <strong>de</strong> diseño quesalen en series como Periodistas opeliculitas como Detrás <strong>de</strong> la noticiao Íntimo y personal.Lodiceuna mujer veterana y con la miradacargada <strong>de</strong> tinta y fatiga al referirseal periódico en el que ha trabajado:“Es un simpático cadáver.Pobre muerto. Le conocí bien. Ledi los más maravillosos catorceaños <strong>de</strong> mi vida y ¿qué recibí acambio? Ochenta y un dólares enel banco, dos maridos difuntos y, loque es más importante, tres críosque siempre <strong>de</strong>seé, pero que jamásconseguí (...)Y ¿sabéis una cosa?,nunca conseguí ver París. Pero no❜❜<strong>La</strong>s esquinasmás repulsivas<strong>de</strong>l oficiosalieron a la luzen la película‘Chantaje enBroadway’,protagonizadapor Burt<strong>La</strong>ncastercambiaría estos años por nada <strong>de</strong>lmundo”. Al final, <strong>las</strong> rotativas seguíansu curso honesto y los papelesse llenaban con <strong>las</strong> noticias quealguien, en algún lugar, había intentadoocultar. Bogart por teléfonoal tipo que le amenazaba al otrolado <strong>de</strong> la línea: “Es la rotativa,amiguito, y no pue<strong>de</strong> usted nadacontra ella. Nada”.<strong>La</strong> precisión y la objetividadllegó con A sangre fría. <strong>La</strong>s esquinasmás repulsivas <strong>de</strong>l oficio salierona la luz en Chantaje enBroadway, don<strong>de</strong> un memorableBurt <strong>La</strong>ncaster oficiaba <strong>de</strong> columnistavitriólico y <strong>de</strong>spiadado quevampiriza al arribista y vulnerableTony Curtis. Glenn Ford aprendíaen Cimarrón que ser periodista enlos peligrosos tiempos <strong>de</strong> la conquista<strong>de</strong>l Oeste te podía llevar a latumba si publicabas algo que no legustaba a <strong>de</strong>terminada gente. SamFuller, otro viejo periodista <strong>de</strong> labuena escuela, se a<strong>de</strong>ntraba en lospasillos <strong>de</strong> la locura en la espeluznanteCorredor sin retorno.Hitchcock se fue a ganar la guerraacompañando a su Enviado especialy el cáustico George San<strong>de</strong>rsdaba en Eva al <strong>de</strong>snudo variaslecciones <strong>de</strong> inteligencia, socarroneríay luci<strong>de</strong>z. Billy Wil<strong>de</strong>rpellizcaba la conciencia conEl gran carnaval y recordaba queel periodismo, entendido como fábrica<strong>de</strong> espectáculos, pue<strong>de</strong> seruna inagotable fuente <strong>de</strong> cruelda<strong>de</strong>s.<strong>La</strong> parte más amable iba <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong> Historias <strong>de</strong> Fila<strong>de</strong>lfia,don<strong>de</strong> un irresistible y fanfarrónJames Stewart encarnaba a un periodistacon pretensiones <strong>de</strong> serescritor y que acaba haciendo crónicas<strong>de</strong> sociedad. El hombre quemató a LibertyValance fue otro hito.Otra vez los héroes enfrentadosa mil peligros y como telón elocuente<strong>de</strong> lo que interesa a la gentey lo que algunos periodistas aveces convierten en necesidadprostituida, esa celebérrima frase:“Entre la verdad y la leyenda, hayque imprimir la leyenda”.Frank Capra, con su habitualbondad no exenta <strong>de</strong> mala uva, seocupó <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar claro en Juan Nadieque los medios <strong>de</strong> comunicaciónpodían fabricar ídolos a suconveniencia, y luego <strong>de</strong>rribarlossi <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> interesarles. Los personajes<strong>de</strong> Luna nueva, con unCary Grant extraordinario comodirector <strong>de</strong> periódico irreverentey <strong>de</strong> nuevo sin escrúpulos, dieronuna visión más luminosa y sonriente<strong>de</strong> la profesión, pero no porello menos dura y explícita, parecidaa la <strong>de</strong> Vincente Minelli en la<strong>de</strong>liciosa Mi <strong>de</strong>sconfiada esposa,don<strong>de</strong>, por cierto, el protagonista,Gregory Peck, tenía la ventaja <strong>de</strong>ir escoltado por un fornido ex boxeadoragra<strong>de</strong>cido. Fritz <strong>La</strong>ng, consu afilado bisturí para abrir en canalel cuerpo podrido <strong>de</strong> la sociedadamericana, hizo sentir escalofríoscon Más allá <strong>de</strong> la duda yMientras NuevaYork duerme, dosdocumentos <strong>de</strong> precisión asombrosasobre <strong>las</strong> complicadísimasmotivaciones que mueven tanto alos periodistas como a los objetivos<strong>de</strong> sus pesquisas.<strong>La</strong> imagen<strong>de</strong>l periodistaEn Primera Plana, el personaje<strong>de</strong> Walter Mathau, un directorimplacable y sin escrúpulos, ofreceuna visión <strong>de</strong>spiadada <strong>de</strong> suscolegas: “Sé todo acerca <strong>de</strong> los periodistas.Son como un regimiento<strong>de</strong> tipos furiosos corriendo <strong>de</strong> unlado para otro para que unos cuantosaburridos sepan lo que pasa porel mundo. ¿Y eso para qué sirve?”Todos los hombres <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>ntedaba la respuesta: dos reporterostumban solitos a todo un presi<strong>de</strong>nte<strong>de</strong> los Estados Unidos.Y El añoque vivimos peligrosamente contabalahistoria<strong>de</strong>uncorresponsal<strong>de</strong>guerraqueeraalmismotiempo un villano. El personaje <strong>de</strong>Mel Gibson tenía una especie <strong>de</strong>Pepito Grillo en Billy, su cameraman,quien ve en su jefe un rastro<strong>de</strong> inocencia e integridad que leilusionan. Por eso le espeta: “Abusas<strong>de</strong> tu condición <strong>de</strong> periodistay el riesgo empieza a emocionarte.Dibujas cuidadosamente unaraya que te separa <strong>de</strong>l mundo. Hasconvertido tu profesión en una especie<strong>de</strong> fetiche, imposibilitandotoda c<strong>las</strong>e <strong>de</strong> relaciones dura<strong>de</strong>rasporque crees que pue<strong>de</strong>n entorpecertu carrera. ¿Por qué no sabesdarte? ¿Por qué no sabesamar?”. Qué buena pregunta.

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