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NADAR DE PIE - Plan Nacional de Lectura - Educ.ar

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como locas, nos <strong>de</strong>cían que cuidáramos a sus chicos. ¡Qué responsabilidad!Esos muchachos no tenían i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> cómo se portabaun <strong>ar</strong>ma. Por eso no quiero acord<strong>ar</strong>me <strong>de</strong> la guerra.–Mirá, Mavi:Isla Soledad, 20 <strong>de</strong> mayo 1982Querida S<strong>ar</strong>a:Fui a compr<strong>ar</strong> leche. Llueve y está muy ventoso. Ayer seincendió una posición, tal vez haya un recambio en la cuadra.Quisieron hacer fuego por el frío. Los castig<strong>ar</strong>on, porqueestaba prohibido hacer fuego. Comí panceta, cebollay papas. Rezá por mí.JorgeBuenos Aires, 22 <strong>de</strong> mayo 1982Querido hijo Jorge:Te mando un pulóver. Te escribo escuchando radio Rivadavia,9:42 p.m. <strong>de</strong>l domingo, es la hora <strong>de</strong> “La oral<strong>de</strong>portiva”, pero por los hechos <strong>de</strong> las Georgias está “Elrotativo <strong>de</strong>l aire”. Boca va tercero y River pue<strong>de</strong> clasific<strong>ar</strong>.In<strong>de</strong>pendiente ganó el clásico a Racing, que está segundoen la zona. Te mando la tabla <strong>de</strong> posiciones.Dice la tía que si hay algún chico que no recibe correspon<strong>de</strong>ncia,le avises que ella le escribe.Mamá–N<strong>ar</strong>do enviaba radios a la compañía. En ellos nos <strong>de</strong>cíaque <strong>de</strong>bíamos est<strong>ar</strong> bien, principalmente se dirigía a mí, nombrabaa mi futuro hijo y a Vetún que estaba en mi cuadra –dijoJorge al record<strong>ar</strong> aquellos años, cuando habían ocurrido tantoshechos inimaginados por nadie.–Es que todo pasó como en una película. Cuando enfrentamosal primer escuadrón fue como est<strong>ar</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l cine. Ungrupo <strong>de</strong> soldados se había acercado hacia nosotros bajo lalluvia. Siempre llovía ahí. Era difícil acert<strong>ar</strong> si los que nos ata-6


caban eran <strong>ar</strong>gentinos o ingleses y, por lo tanto, t<strong>ar</strong>dábamosen tir<strong>ar</strong>. Una noche nos dimos cuenta <strong>de</strong> que el enemigo estabacerca y comenzamos a tir<strong>ar</strong>. Todos observábamos cómocaían. Los ag<strong>ar</strong>ramos <strong>de</strong>sprevenidos y retrocedieron. C<strong>ar</strong>gabana los heridos. Ese día, Vetún me dijo que si le pasaba algo,nunca se lo cont<strong>ar</strong>a a nadie. Me cubría, <strong>de</strong> rodillas tiraba comosi hubiera sido entrenado. En Malvinas éramos casi todos<strong>de</strong>sconocidos, pero nos hermanaba la situación. Otra nocheempezó a nev<strong>ar</strong>. El frío era terrible. Combatíamos cuerpo acuerpo. Cuando estás tirando no te das cuenta, tirás y no pasanada, estás tieso, pero <strong>de</strong>spués, cuando se hace un silencio,allí empezás a tirit<strong>ar</strong>, no sabés si <strong>de</strong> frío o <strong>de</strong> miedo. Creo quesentí mucho miedo. Cuando habíamos recibido la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>avanz<strong>ar</strong> hacia el norte <strong>de</strong> D<strong>ar</strong>win, eran más o menos 90 kilómetros<strong>de</strong> Puerto Argentino, nos alistamos en una cola, tanl<strong>ar</strong>ga como la que hacíamos p<strong>ar</strong>a entr<strong>ar</strong> a la cancha. Me llené<strong>de</strong> recuerdos e hice <strong>de</strong> cuenta que hacía la cola p<strong>ar</strong>a entr<strong>ar</strong> ala canchita el domingo y cuando empezamos a avanz<strong>ar</strong> paso apaso en la oscuridad, rezaba. M<strong>ar</strong>chamos como un kilómetroy, según los cálculos, <strong>de</strong>bíamos avanz<strong>ar</strong> otro más. No se veíanada. Teníamos ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> tir<strong>ar</strong> ante cualquier movimiento.De repente, se veían bultos, no sabíamos si eran ingleses o <strong>de</strong>los nuestros. De golpe y porrazo, el tiroteo. No se sabía p<strong>ar</strong>aqué lado salir. Eran disp<strong>ar</strong>os sin origen. P<strong>ar</strong>ecían bombas.–Jorge, ya basta –dijo Mateo al entr<strong>ar</strong> a la casa. Pero él noescuchó:–Miles <strong>de</strong> veces leí que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Buenos Aires, los periodistas<strong>de</strong>cían que la llegada <strong>de</strong> los <strong>ar</strong>gentinos era un aire fresco p<strong>ar</strong>alos kelpers y todos les creían. Los recortes que tiene tu abuelo,Mavi, permiten ver que conjeturaban que ganábamos. Decíanpavadas. Se informaba lo que los milicos <strong>de</strong>seaban que inform<strong>ar</strong>an.Los ingleses pensaban que las Malvinas estaban en elPacífico, no sabían adón<strong>de</strong> iban cuando salieron a pele<strong>ar</strong>; peroigual salieron. Vos sabés lo que fue la vuelta, Gaba –dijo Jorgemirando a su amiga–, ¿vos recordás cómo venían las madres apregunt<strong>ar</strong>me cómo habían muertos los <strong>de</strong>más chicos? Des<strong>de</strong>Tucumán vino la vieja <strong>de</strong> Vetún a pregunt<strong>ar</strong>me por él. No pu<strong>de</strong>7

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