Clasificación de obras audiovisuales - IIN
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Capítulo 375la configuración actual de la radiodifusión brasileña.Examinaremos, a continuación, en qué medida se hanseguido las orientaciones anteriores.Garantizando lapluralidad de vocesComo afirmábamos al principio de este capítulo, el controlde los contenidos parece haberse convertido en eltalón de Aquiles de la discusión reguladora en Brasil.Muchos agentes recuerdan el fantasma de la censura –especialmente aquellos relacionados con las empresasde los medios de comunicación – ante la más mínimaseñal de reapertura de la discusión sobre la reglamentaciónde este sector. Se utiliza como argumento indiscutibleel artículo 5º, inciso IX, de la Constitución Federalde 1988, que defiende que nada puede atentar contra lalibertad de expresión.De hecho, aún están muy vivos en los corazones y enlas mentes de gran parte de los formadores de opinión ydecision makers los 20 años de vigencia del régimen autoritarioque barrieron la libertad de expresión, opinióne información del panorama brasileño. Sin embargo,esto no debería utilizarse como pretexto para acabar conla discusión sobre la necesidad de nuevos instrumentosde regulación incluso antes de haber empezado.Para comenzar correctamente este debate, es de unaimportancia fundamental el distinguir entre dos conceptosen apariencia semejantes: la libertad de expresiónindividual y la libertad de expresión que se da a travésde los medios de comunicación de masas.Evidentemente, cualquiera puede exponer sus ideasen la calle sin ir a la cárcel por ello. Grupos antagónicosde la sociedad pueden incluso exponer sus ideas en sussites de internet. No obstante, la libertad de expresiónestá asociada con la amplitud del discurso de quien latiene. Tener libertad de expresión a las 8:00 p. m., enuna cadena de televisión a nivel nacional, es muy diferentede tener libertad de expresión subido a un bancode una plaza.Como indicamos anteriormente, las voces que estánpresentes hoy día en los medios de comunicación, especialmenteen los televisivos, son las autorizadas porlos gatekeepers – agentes que controlan lo que se retransmitiráy lo que no. Este proceso tiene lugar o bien porcuestiones de imposibilidad técnica (no es posible darlesoídos a todos los intereses presentes en la sociedad,ni todos los representantes de estos intereses están preparadospara una inserción en los medios); o bien porproblemas de regulación (la concentración de los mediosreduce la cantidad de players, y así también los espaciosque podrían presentar visiones saludablementedivergentes); o bien por opciones políticas y partidarias(los medios propiedad de un político X difícilmente ledejarán espacio para que se manifieste a un político Y).Por ejemplo, ANDI ha recopilado datos acerca de lacobertura periodística de la agenda social brasileña quedemuestran que, por lo general, el porcentaje de opinionesdivergentes no supera el 5% en los textos analizados.Diversos medios de comunicación también deconstruyeronrápidamente los debates recientes sobre
76Clasificación de obras audiovisuales: construyendo la ciudadanía en la pequeña pantallael Consejo Federal de Periodistas o la Agencia Nacionalde Cine y Audiovisuales (Ancinav), y quedó poquísimomargen para las voces discordantes. Todo ello a pesar deque uno de los principios básicos del buen periodismosostiene exactamente la diversidad de puntos de vista.En suma, escasean, si consideramos la pluralidad deintereses presentes en un país como Brasil, las vocespresentes en los contenidos de los medios de comunicación.En este sentido, hay que resaltar lo que afirmala especialista en Ciencias Políticas Fátima LampreiaCarvalho, de la Universidad Federal Fluminense, en unartículo titulado “Continuidad e innovación: conservadurismoy política de la comunicación en Brasil”:Desde los años 60, un casi monopolio de comunicaciónha tenido una función mediadora entre el gobierno y elpueblo, desempeñando un papel central en la construcciónde un proyecto de integración nacional que al mismotiempo excluye la protesta y el antagonismo populares.Hoy día, los medios de comunicación aún combinandos fuerzas opuestas, de innovación y de conservación, yperpetúan las tensiones en el sistema político. Si, por unlado, amplían las demandas sociales, incluida la legitimaciónde la competitividad política, por otro constriñena movimientos políticos y sociales heterogéneos.Una libertad quepertenece a unos pocosLa situación es especialmente grave en la radio y la televisión.Diversos autores están de acuerdo con estepunto de vista. André de Godoy Fernandes, en su tesinade maestría Televisión en Brasil: la Constitución Federal de1988 y el control de la programación televisiva, recuerda aFábio Konder Comparato y subraya que: “en estos [medios],solamente aquellos que tienen permisos para explotarlos canales de radiodifusión poseen plena libertadpara manifestar sus pensamientos y opiniones; losdemás miembros de la colectividad, no”.Nos queda preguntarnos: ¿el limitar el derecho a tenervoz no es una forma mucho más agresiva de “censura”que la regulación democrática de los contenidos?Por un lado, se puede decir, como ya hemos vistoantes, que la libertad de expresión en Brasil de hoyen día, grosso modo, es la libertad de las empresas decomunicación. O sea, a los únicos agentes en la sociedadbrasileña a los que no se les ponen impedimentosa la hora de exponer sus intereses en los horarios demáxima audiencia es a los propietarios de empresas deradiodifusión y a empresas de los medios de comunicaciónen general.Por otro lado, si uno de los objetivos del control delos contenidos de los medios de comunicación es garantizarque su función primordial – el servir de trampolínal sistema democrático – se dé de la mejor manera quese pueda imaginar, la regulación de dichos medios puedey debe incluir, en realidad, instrumentos que permitanuna mayor pluralidad de voces en los medios y, porconsiguiente, una libertad de expresión más amplia.Tal como afirma el filósofo Renato Janine Ribeiro enel artículo ya citado “El poder público ausente: la tele-
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76<strong>Clasificación</strong> <strong>de</strong> <strong>obras</strong> <strong>audiovisuales</strong>: construyendo la ciudadanía en la pequeña pantallael Consejo Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong> Periodistas o la Agencia Nacional<strong>de</strong> Cine y Audiovisuales (Ancinav), y quedó poquísimomargen para las voces discordantes. Todo ello a pesar <strong>de</strong>que uno <strong>de</strong> los principios básicos <strong>de</strong>l buen periodismosostiene exactamente la diversidad <strong>de</strong> puntos <strong>de</strong> vista.En suma, escasean, si consi<strong>de</strong>ramos la pluralidad <strong>de</strong>intereses presentes en un país como Brasil, las vocespresentes en los contenidos <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación.En este sentido, hay que resaltar lo que afirmala especialista en Ciencias Políticas Fátima LampreiaCarvalho, <strong>de</strong> la Universidad Fe<strong>de</strong>ral Fluminense, en unartículo titulado “Continuidad e innovación: conservadurismoy política <strong>de</strong> la comunicación en Brasil”:Des<strong>de</strong> los años 60, un casi monopolio <strong>de</strong> comunicaciónha tenido una función mediadora entre el gobierno y elpueblo, <strong>de</strong>sempeñando un papel central en la construcción<strong>de</strong> un proyecto <strong>de</strong> integración nacional que al mismotiempo excluye la protesta y el antagonismo populares.Hoy día, los medios <strong>de</strong> comunicación aún combinandos fuerzas opuestas, <strong>de</strong> innovación y <strong>de</strong> conservación, yperpetúan las tensiones en el sistema político. Si, por unlado, amplían las <strong>de</strong>mandas sociales, incluida la legitimación<strong>de</strong> la competitividad política, por otro constriñena movimientos políticos y sociales heterogéneos.Una libertad quepertenece a unos pocosLa situación es especialmente grave en la radio y la televisión.Diversos autores están <strong>de</strong> acuerdo con estepunto <strong>de</strong> vista. André <strong>de</strong> Godoy Fernan<strong>de</strong>s, en su tesina<strong>de</strong> maestría Televisión en Brasil: la Constitución Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong>1988 y el control <strong>de</strong> la programación televisiva, recuerda aFábio Kon<strong>de</strong>r Comparato y subraya que: “en estos [medios],solamente aquellos que tienen permisos para explotarlos canales <strong>de</strong> radiodifusión poseen plena libertadpara manifestar sus pensamientos y opiniones; los<strong>de</strong>más miembros <strong>de</strong> la colectividad, no”.Nos queda preguntarnos: ¿el limitar el <strong>de</strong>recho a tenervoz no es una forma mucho más agresiva <strong>de</strong> “censura”que la regulación <strong>de</strong>mocrática <strong>de</strong> los contenidos?Por un lado, se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir, como ya hemos vistoantes, que la libertad <strong>de</strong> expresión en Brasil <strong>de</strong> hoyen día, grosso modo, es la libertad <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong>comunicación. O sea, a los únicos agentes en la sociedadbrasileña a los que no se les ponen impedimentosa la hora <strong>de</strong> exponer sus intereses en los horarios <strong>de</strong>máxima audiencia es a los propietarios <strong>de</strong> empresas <strong>de</strong>radiodifusión y a empresas <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicaciónen general.Por otro lado, si uno <strong>de</strong> los objetivos <strong>de</strong>l control <strong>de</strong>los contenidos <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación es garantizarque su función primordial – el servir <strong>de</strong> trampolínal sistema <strong>de</strong>mocrático – se dé <strong>de</strong> la mejor manera quese pueda imaginar, la regulación <strong>de</strong> dichos medios pue<strong>de</strong>y <strong>de</strong>be incluir, en realidad, instrumentos que permitanuna mayor pluralidad <strong>de</strong> voces en los medios y, porconsiguiente, una libertad <strong>de</strong> expresión más amplia.Tal como afirma el filósofo Renato Janine Ribeiro enel artículo ya citado “El po<strong>de</strong>r público ausente: la tele-