Clasificación de obras audiovisuales - IIN

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Capítulo 249profesionales. Ello dificulta significativamente el avancede los debates en el Congreso Nacional sobre cuestionesrelativas a los contenidos retransmitidos por losmedios de comunicación. La elevada cifra de diputadosy senadores que mantienen relaciones con empresas delos medios de comunicación lanza sospechas sobre laindependencia de muchos de estos parlamentarios a lahora de discutir y deliberar sobre tales temas, dado elconflicto de intereses existente. Es bien cierto que esteno es un drama exclusivamente brasileño: el pasado italianoreciente, de intensas relaciones entre el entoncesprincipal político elegido del país y las empresas de comunicación,también sirve para ilustrar el argumento.Las relaciones estrechas entre los medios de comunicacióny la política acaban también influyendo en loscontenidos programáticos de los partidos políticos porlo que atañe a las políticas públicas de comunicación. Amenudo, las empresas de radiodifusión son decisivas ala hora de obtener resultados electorales y de mantenerla popularidad de los políticos elegidos. Así, el voto sobreleyes que provocarían cambios en el status quo, tal comola defensa de los intereses de las empresas de comunicación(véase el debate relacionado con la adopción delmodelo de televisión digital en Brasil), acaba sirviendode moneda corriente en las negociaciones entre los mediosde comunicación y los políticos.Regulación gubernamentalTal como ya hemos demostrado, no hay duda de que el sectorde telecomunicaciones brasileño encaja en los criteriosutilizados histórica y globalmente a la hora de determinar lanecesidad de regulación estatal. A menudo, como ya hemosvisto también, el escenario es todavía más grave de lo queen las democracias más consolidadas. Sin embargo, la normativabrasileña es menos rígida que la de estos países.A partir de la percepción de que el sector de las comunicacionesha venido sufriendo profundos cambios en lasúltimas décadas, en la mayor parte de las democracias occidentalesque se consideran desarrolladas – como EstadosUnidos, Francia, Alemania, Inglaterra y Canadá – se hanaprobado nuevas leyes generales de comunicación a lo largode la década de 1990. En todos estos casos, se trataron endetalle las cuestiones relativas a los contenidos y, sobre todo,se sometió a normas concretas el respeto por los derechos delos niños y adolescentes, como se relatará más adelante.En Brasil, por su parte, la ley que regula el funcionamientodel sector de la radiodifusión – el Código Brasileñode Telecomunicaciones – data del 1962 y no ha idoacompañando las transformaciones que han tenido lugaren los medios de comunicación. Los debates sobre unanueva Ley General de Comunicaciones que aborde temasrelativos a los contenidos, incluida la clasificación poredades de las obras audiovisuales, no consiguió salir adelantedurante los ocho años de mandato del ex-presidenteFernando Henrique Cardoso (1995-2002) y todavía noha empezado en la práctica durante el actual gobierno delpresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2006).Además de eso, para acabar con los vacíos generadospor el carácter obsoleto de este Código, una maraña dedecretos, actos administrativos y otras leyes (como la Leyde Prensa, la Ley del Cable, la Ley de la Radiodifusión Comunitaria,la Ley General de las Telecomunicaciones, entreotras) se ha ido creando a lo largo del tempo. La ConstituciónFederal de 1988 contiene principios compatibles con

50Clasificación de obras audiovisuales: construyendo la ciudadanía en la pequeña pantallalas necesidades de regulación de este sector, pero la mayoríade las leyes que deberían reglamentar el cumplimientode dichos principios nunca llegó a crearse. Tal vacío legalha dado lugar a un sistema de reglamentación excesiva eineficaz, en el que las leyes se sobreponen, lo que les permitea las empresas de comunicación que las utilicen de lamanera como les conviene en cada momento.Otra diferencia entre Brasil y otros países se puedeobservar si se estudia la propia estructura institucionaldel sistema regulador. Un porcentaje significativo de lasdemocracias occidentales cuenta con organismos reguladorescon un alto grado de independencia, responsablesde la concesión de permisos, de la fiscalización,evaluación y supervisión del sector de las comunicaciones.En el caso de Inglaterra, como veremos a continuación,se tomó recientemente la decisión de unificar todaslas actividades reguladoras acerca de este sector bajola autoridad de un único organismo independiente.En Brasil, existe un conjunto heterogéneo de burocraciaestatal que se ocupa de distintas temáticas pertinentes a lacomunicación (Congreso Nacional, Ministerio de Comunicaciones,Ministerio de Cultura, Ministerio de Justicia,Anatel y Agencia Nacional de Cine – Ancine – son los másdestacados), pero el sector de las comunicaciones carecede un organismo regulador específico, según el modelode las agencias creadas para otros sectores. Esta situacióndificulta el que se establezca un proceso ordenado y armoniosode toma de decisiones.Para los especialistas, la existencia de un organismo reguladorgarantizaría, por ejemplo, que hubiera una programaciónmás variada en la televisión. Para Laurindo Leal,profesor de la Escuela de Comunicación y Artes (ECA) dela USP, dicho organismo tendría la misión de conceder lospermisos y de exigir que quienes los hubieran conseguidoatendieran a las necesidades culturales y artísticas de determinadossectores de la sociedad. “Por ejemplo, hay quehacer que las emisoras retransmitan programaciones equilibradas,en las que se vean contempladas las diversidadesregionales de Brasil”, afirma en una entrevista concedida aesta publicación. “Parece una utopía, pero es preciso que setrabaje teniendo estos horizontes en mente. En una democraciaconsolidada, esto es perfectamente factible”. Los desafíos estructurales que hemos enumerado antes,nos parece que son algunos de los más significativos entreaquellos a los que ha de hacerles frente la sociedad brasileñaen lo tocante a las políticas públicas de comunicación.Una de las consecuencias más problemáticas de la existenciade una situación como la actual es que, si se adoptaracualquier normativa específica – como sería el caso de unapolítica de clasificación por edades –, habría que estructurarlasobre arenas movedizas y con bases poco sólidas.Por lo tanto, es necesario que nuevas leyes sean legitimadaspor la sociedad a través de consultas a especialistasy de la realización de seminarios y debates en los vehículosde comunicación. En el caso de la clasificación por edades,este debate público podría contribuir a acabar con los prejuiciossobre el tema, que se expresan en forma de temoresde que se trate tan solo, por ejemplo, de una tentativa decontrol estatal o de acusaciones según las que el debate sebasaría en argumentos poco procedentes o ingenuos.Hay que resaltar, además, que no estamos subrayando el impacto concretoque puedan tener las formas alternativas de comunicación (como lacomunitaria, por ejemplo) en la democratización de las prácticas y procesoscomunicativos. Este hecho, hipotéticamente, reduciría los problemas por losque pasa actualmente el sector de las comunicaciones.

50<strong>Clasificación</strong> <strong>de</strong> <strong>obras</strong> <strong>audiovisuales</strong>: construyendo la ciudadanía en la pequeña pantallalas necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> regulación <strong>de</strong> este sector, pero la mayoría<strong>de</strong> las leyes que <strong>de</strong>berían reglamentar el cumplimiento<strong>de</strong> dichos principios nunca llegó a crearse. Tal vacío legalha dado lugar a un sistema <strong>de</strong> reglamentación excesiva eineficaz, en el que las leyes se sobreponen, lo que les permitea las empresas <strong>de</strong> comunicación que las utilicen <strong>de</strong> lamanera como les conviene en cada momento.Otra diferencia entre Brasil y otros países se pue<strong>de</strong>observar si se estudia la propia estructura institucional<strong>de</strong>l sistema regulador. Un porcentaje significativo <strong>de</strong> las<strong>de</strong>mocracias occi<strong>de</strong>ntales cuenta con organismos reguladorescon un alto grado <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, responsables<strong>de</strong> la concesión <strong>de</strong> permisos, <strong>de</strong> la fiscalización,evaluación y supervisión <strong>de</strong>l sector <strong>de</strong> las comunicaciones.En el caso <strong>de</strong> Inglaterra, como veremos a continuación,se tomó recientemente la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> unificar todaslas activida<strong>de</strong>s reguladoras acerca <strong>de</strong> este sector bajola autoridad <strong>de</strong> un único organismo in<strong>de</strong>pendiente.En Brasil, existe un conjunto heterogéneo <strong>de</strong> burocraciaestatal que se ocupa <strong>de</strong> distintas temáticas pertinentes a lacomunicación (Congreso Nacional, Ministerio <strong>de</strong> Comunicaciones,Ministerio <strong>de</strong> Cultura, Ministerio <strong>de</strong> Justicia,Anatel y Agencia Nacional <strong>de</strong> Cine – Ancine – son los más<strong>de</strong>stacados), pero el sector <strong>de</strong> las comunicaciones carece<strong>de</strong> un organismo regulador específico, según el mo<strong>de</strong>lo<strong>de</strong> las agencias creadas para otros sectores. Esta situacióndificulta el que se establezca un proceso or<strong>de</strong>nado y armonioso<strong>de</strong> toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones.Para los especialistas, la existencia <strong>de</strong> un organismo reguladorgarantizaría, por ejemplo, que hubiera una programaciónmás variada en la televisión. Para Laurindo Leal,profesor <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Comunicación y Artes (ECA) <strong>de</strong>la USP, dicho organismo tendría la misión <strong>de</strong> conce<strong>de</strong>r lospermisos y <strong>de</strong> exigir que quienes los hubieran conseguidoatendieran a las necesida<strong>de</strong>s culturales y artísticas <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadossectores <strong>de</strong> la sociedad. “Por ejemplo, hay quehacer que las emisoras retransmitan programaciones equilibradas,en las que se vean contempladas las diversida<strong>de</strong>sregionales <strong>de</strong> Brasil”, afirma en una entrevista concedida aesta publicación. “Parece una utopía, pero es preciso que setrabaje teniendo estos horizontes en mente. En una <strong>de</strong>mocraciaconsolidada, esto es perfectamente factible”. Los <strong>de</strong>safíos estructurales que hemos enumerado antes,nos parece que son algunos <strong>de</strong> los más significativos entreaquellos a los que ha <strong>de</strong> hacerles frente la sociedad brasileñaen lo tocante a las políticas públicas <strong>de</strong> comunicación.Una <strong>de</strong> las consecuencias más problemáticas <strong>de</strong> la existencia<strong>de</strong> una situación como la actual es que, si se adoptaracualquier normativa específica – como sería el caso <strong>de</strong> unapolítica <strong>de</strong> clasificación por eda<strong>de</strong>s –, habría que estructurarlasobre arenas movedizas y con bases poco sólidas.Por lo tanto, es necesario que nuevas leyes sean legitimadaspor la sociedad a través <strong>de</strong> consultas a especialistasy <strong>de</strong> la realización <strong>de</strong> seminarios y <strong>de</strong>bates en los vehículos<strong>de</strong> comunicación. En el caso <strong>de</strong> la clasificación por eda<strong>de</strong>s,este <strong>de</strong>bate público podría contribuir a acabar con los prejuiciossobre el tema, que se expresan en forma <strong>de</strong> temores<strong>de</strong> que se trate tan solo, por ejemplo, <strong>de</strong> una tentativa <strong>de</strong>control estatal o <strong>de</strong> acusaciones según las que el <strong>de</strong>bate sebasaría en argumentos poco proce<strong>de</strong>ntes o ingenuos.Hay que resaltar, a<strong>de</strong>más, que no estamos subrayando el impacto concretoque puedan tener las formas alternativas <strong>de</strong> comunicación (como lacomunitaria, por ejemplo) en la <strong>de</strong>mocratización <strong>de</strong> las prácticas y procesoscomunicativos. Este hecho, hipotéticamente, reduciría los problemas por losque pasa actualmente el sector <strong>de</strong> las comunicaciones.

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