Clasificación de obras audiovisuales - IIN

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Un nuevo sistema para Brasil173diovisuales se basaba en la identificación de dos grandesconjuntos de temas – Violencia y Sexo –, además del subtemaDrogas. Esta clasificación tomaba en cuenta, casiexclusivamente, las llamadas “inadecuaciones”. O sea, enaquella época los analistas que decidían las clasificacionespor edades de los contenidos audiovisuales estabanatentos a las escenas potencialmente problemáticas enrelación con alguna de las tres temáticas mencionadas.Conforme ya hemos afirmado, no hay duda en lo querespecta a la importancia de analizar cuidadosamente lapresencia de contenidos violentos, con connotacionessexuales, o que incluyan situaciones en las aparezca eluso de drogas. No obstante y al mismo tiempo, considerandolos objetivos de protección de los derechos humanosy de diálogo constructivo con los telespectadores, nopuede quedar duda alguna sobre las limitaciones de estetipo de enfoque. Esto es así porque, si la clasificación sehace con base en una lectura restringida del conceptode violencia, por ejemplo, se corre el riesgo de dejar delado el análisis de cuestiones importantes, como las diversasformas de violencia psicológica y/o simbólica y ladiscriminación de las minorías políticas.Además de eso, no todos los tipos de contenidos violentos– así como los de connotación sexual o que suponenel consumo de drogas – pueden analizarse de lamisma forma, incluso por el hecho de que no siemprepasan un mensaje “inadecuado” para el segmento infantily juvenil, según lo que hemos señalado previamenteen el Capítulo 4. Nuestra defensa es que, en un contenidodirigido para adolescentes, hay muchas diferenciasentre un enfoque que trate el sexo de manera absolutamentecasual y sin mayores implicaciones – o sea, banal– y otro que deje espacio al debate, por ejemplo, sobrelas enfermedades de transmisión sexual, el uso de preservativoso los riesgos de un embarazo no deseado.Así, al estudiar el modelo vigente hasta entonces, nospareció temerario seguir sin considerar los contenidos“positivos” – esto es, las adecuaciones – en el momentode clasificar las producciones audiovisuales. Una escena“problemática”, fuertemente perjudicial para los niñosy adolescentes, no puede analizarse o tomarse fuera delcontexto de la obra en cuestión.De la misma manera, los elementos de valoración delos derechos humanos, de una cultura de paz, de la educación,de la información, de las artes, de la cultura regionaly de las identidades de grupos específicos – todossubrayados por la Constitución Federal de 1988 – tambiéndeben ser objeto de la actividad clasificatoria.Objetividad y subjetividadHay dos grandes caminos para que la política de Clasificaciónpor Edades alcance los resultados esperados. Por unlado, se puede adoptar un sistema fundamentado, únicao mayoritariamente, en la mirada crítica y analítica de losprofesionales responsables de clasificar los contenidosaudiovisuales – lo que, por lo general, ha sido la opciónadoptada en el modelo brasileño. Este, por cierto, no es unprocedimiento del todo reprobable o, lo que es más importante,que se pueda eliminar completamente. Sin embargo,a medida que se camina, hipotéticamente, hacia el uso ex-

174Clasificación de obras audiovisuales: construyendo la ciudadanía en la pequeña pantallaclusivo de una metodología de trabajo marcada por la subjetividad,aumentan, en la misma proporción, los espaciosde críticas y dudas sobre la validez del sistema.Así, es posible y deseable que se opte por un procesomenos subjetivo que establezca elementos concretos y fijosde implementación de la Clasificación por Edades. Porun lado, hay que destacar que el hecho de que tomemos losprocedimientos más objetivos implica, inevitablemente,limitarlos. Esto significa que, cuando definimos un modelode clasificación, posiblemente no se verán contempladasalgunas particularidades y excepciones que se encuentranen el análisis de los contenidos. Por otro lado, se ganará, loque se desea de manera vehemente, al establecer un “lenguaje”que resulte más inteligible para todos.La consecuencia directa de ese cambio es la conquistade una mayor transparencia de la actividad. En primer lugar,porque queda más accesible a la evaluación crítica delos públicos interesados y, en segundo lugar, porque va másallá de la mera presentación de las edades recomendadas.Con ello, se vuelve posible el proceso de diálogo con la sociedady se pone al orden del día, también, el debate sobrelos contenidos específicos presentes en la programación.En otros términos, podemos dudar de que la presenciade una escena de una violación sea condición suficientepara clasificar una obra para una edad a partir delos 14 años (el elemento subjetivo es difícilmente eliminadoen procesos de este tipo); sin embargo, no dudamosde la existencia de la escena de violación en la obra.Esto ya representa un avance de considerables proporcionesen la interlocución con las partes interesadas.De esa forma, una eventual crítica deja de centrarseen el sistema como un todo – como el argumento queafirmaba que la Clasificación por Edades era una actividadsubjetiva, por ejemplo – para concentrarse en aspectosmás puntuales del proceso.A un mismo tiempo, se resaltan los derechos humanosque se espera proteger y se establecen los fundamentos paragenerar una reflexión pública acerca de los contenidos audiovisuales.Finalmente, todo ese proceso permite que losdiversos grupos de interés de la sociedad produzcan, a partirde esta metodología, sus propios sistemas de Clasificaciónpor Edades, si así lo desean, lo que convierte la posibilidadde comunicación en algo significativamente democrático.TransparenciaAdemás de la deseable – y también necesaria – transparenciade las actividades desarrolladas en el ámbito delpoder público, hay otro elemento fundamental que tieneque tomarse en cuenta en esa discusión. La Clasificaciónpor Edades, si realmente tiene como meta el establecimientode un intercambio más amplio con la sociedad,tendrá que dejar de ser un “secreto de Estado”, restringidoal Diario Oficial de la Unión y a un minúsculo códigoque se presenta en un ángulo de la pantalla del televisor.En ese contexto, es necesario avanzar en varios aspectos:A los telespectadores, se les ha de garantizar el derechode saber, exactamente, cuál es la Clasificaciónpor Edades (en lo referente a la edad y a los contenidos)que se atribuye a un determinado programa,como empezó a ocurrir en el caso del cine. De la mis-

174<strong>Clasificación</strong> <strong>de</strong> <strong>obras</strong> <strong>audiovisuales</strong>: construyendo la ciudadanía en la pequeña pantallaclusivo <strong>de</strong> una metodología <strong>de</strong> trabajo marcada por la subjetividad,aumentan, en la misma proporción, los espacios<strong>de</strong> críticas y dudas sobre la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l sistema.Así, es posible y <strong>de</strong>seable que se opte por un procesomenos subjetivo que establezca elementos concretos y fijos<strong>de</strong> implementación <strong>de</strong> la <strong>Clasificación</strong> por Eda<strong>de</strong>s. Porun lado, hay que <strong>de</strong>stacar que el hecho <strong>de</strong> que tomemos losprocedimientos más objetivos implica, inevitablemente,limitarlos. Esto significa que, cuando <strong>de</strong>finimos un mo<strong>de</strong>lo<strong>de</strong> clasificación, posiblemente no se verán contempladasalgunas particularida<strong>de</strong>s y excepciones que se encuentranen el análisis <strong>de</strong> los contenidos. Por otro lado, se ganará, loque se <strong>de</strong>sea <strong>de</strong> manera vehemente, al establecer un “lenguaje”que resulte más inteligible para todos.La consecuencia directa <strong>de</strong> ese cambio es la conquista<strong>de</strong> una mayor transparencia <strong>de</strong> la actividad. En primer lugar,porque queda más accesible a la evaluación crítica <strong>de</strong>los públicos interesados y, en segundo lugar, porque va másallá <strong>de</strong> la mera presentación <strong>de</strong> las eda<strong>de</strong>s recomendadas.Con ello, se vuelve posible el proceso <strong>de</strong> diálogo con la sociedady se pone al or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l día, también, el <strong>de</strong>bate sobrelos contenidos específicos presentes en la programación.En otros términos, po<strong>de</strong>mos dudar <strong>de</strong> que la presencia<strong>de</strong> una escena <strong>de</strong> una violación sea condición suficientepara clasificar una obra para una edad a partir <strong>de</strong>los 14 años (el elemento subjetivo es difícilmente eliminadoen procesos <strong>de</strong> este tipo); sin embargo, no dudamos<strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> la escena <strong>de</strong> violación en la obra.Esto ya representa un avance <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rables proporcionesen la interlocución con las partes interesadas.De esa forma, una eventual crítica <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> centrarseen el sistema como un todo – como el argumento queafirmaba que la <strong>Clasificación</strong> por Eda<strong>de</strong>s era una actividadsubjetiva, por ejemplo – para concentrarse en aspectosmás puntuales <strong>de</strong>l proceso.A un mismo tiempo, se resaltan los <strong>de</strong>rechos humanosque se espera proteger y se establecen los fundamentos paragenerar una reflexión pública acerca <strong>de</strong> los contenidos <strong>audiovisuales</strong>.Finalmente, todo ese proceso permite que losdiversos grupos <strong>de</strong> interés <strong>de</strong> la sociedad produzcan, a partir<strong>de</strong> esta metodología, sus propios sistemas <strong>de</strong> <strong>Clasificación</strong>por Eda<strong>de</strong>s, si así lo <strong>de</strong>sean, lo que convierte la posibilidad<strong>de</strong> comunicación en algo significativamente <strong>de</strong>mocrático.TransparenciaA<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la <strong>de</strong>seable – y también necesaria – transparencia<strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>sarrolladas en el ámbito <strong>de</strong>lpo<strong>de</strong>r público, hay otro elemento fundamental que tieneque tomarse en cuenta en esa discusión. La <strong>Clasificación</strong>por Eda<strong>de</strong>s, si realmente tiene como meta el establecimiento<strong>de</strong> un intercambio más amplio con la sociedad,tendrá que <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ser un “secreto <strong>de</strong> Estado”, restringidoal Diario Oficial <strong>de</strong> la Unión y a un minúsculo códigoque se presenta en un ángulo <strong>de</strong> la pantalla <strong>de</strong>l televisor.En ese contexto, es necesario avanzar en varios aspectos:A los telespectadores, se les ha <strong>de</strong> garantizar el <strong>de</strong>recho<strong>de</strong> saber, exactamente, cuál es la <strong>Clasificación</strong>por Eda<strong>de</strong>s (en lo referente a la edad y a los contenidos)que se atribuye a un <strong>de</strong>terminado programa,como empezó a ocurrir en el caso <strong>de</strong>l cine. De la mis-

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