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colombia: el proyecto nacional y la franja amarilla - IDU

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parecen estar de acuerdo en que, si alguien está insatisfecho, pues que se encargue dearreg<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s cosas.Tal vez tienen razón. Tal vez ha llegado <strong>el</strong> momento en que sean <strong>la</strong>s comunidades, y nolos causantes d<strong>el</strong> mal, quienes se apliquen a <strong>la</strong> tarea de resolverlo. Incluso, tal vez hallegado <strong>el</strong> momento en que, a pesar de estos <strong>la</strong>rgos y necesarios análisis de <strong>la</strong>s causas denuestra crisis, <strong>la</strong> sociedad deba asumirse como responsable de lo que ocurre y emprender<strong>la</strong> tarea de cambiarlo. Hasta ahora, <strong>la</strong> aceptación de que había una c<strong>la</strong>se dirigente,conocedora de los rumbos de <strong>la</strong> nación, capaz de diseñar <strong>la</strong>s políticas económicas, losmod<strong>el</strong>os de desarrollo, los p<strong>la</strong>nes culturales, ha permitido que <strong>la</strong> sociedad se adormecieraen <strong>la</strong> indiferencia o asumiera <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> igualmente <strong>la</strong>stimoso de rec<strong>la</strong>mar soluciones orecibir limosnas. Pero demostrado <strong>el</strong> catastrófico fracaso de esas élites, de sus partidos yde sus discursos, ¿no debe <strong>la</strong> sociedad asumir que su deber es dar soluciones en lugar deestar rec<strong>la</strong>mándo<strong>la</strong>s o implorándo<strong>la</strong>s? Cada ciudadano debe ser capaz de decirse a símismo: "Lo que yo no resu<strong>el</strong>va, no tengo derecho a esperar que otro lo resu<strong>el</strong>va por mí". Yasumir en consecuencia que <strong>el</strong> mero rec<strong>la</strong>mo y <strong>la</strong> mera petición son maneras tan sumisasde estar en <strong>el</strong> mundo como <strong>la</strong> indiferencia o <strong>el</strong> silencio cobarde. ¿No estará llegando <strong>la</strong>hora de no pedir ni esperar nada, de construir un mod<strong>el</strong>o distinto? ¿No estará empezandoa tener su sentido y su función <strong>la</strong> propuesta de desobediencia civil que Thoreau razonóhace un siglo y medio? ¿Supone esto abandonar al Estado en manos de los políticoscorruptos, <strong>la</strong> economía en manos d<strong>el</strong> mercado mundial, <strong>la</strong>s calles en manos d<strong>el</strong> hampa?Ante esto hay varias alternativas. O uno acepta al Estado, cree en su legitimidad, y enesa medida confía en él, respeta sus reg<strong>la</strong>s, participa en <strong>el</strong>ecciones, sostiene en esemarco sus puntos de vista y lucha por imponerlos; o uno no acepta <strong>la</strong> legitimidad d<strong>el</strong>Estado, se organiza por fuera de él o contra él, y lucha por <strong>la</strong> instauración de un Estado en<strong>el</strong> que pueda creer y confiar; o uno no cree en <strong>la</strong> validez de ningún Estado, y se organizapara sobrevivir en <strong>la</strong> s<strong>el</strong>va d<strong>el</strong> mundo sin dar por supuesto un contrato social y unasnormas de convivencia. Yo sinceramente no creo que <strong>la</strong> sociedad <strong>colombia</strong>na puedasobrevivir en su diversidad y su complejidad, con expectativas de una vida digna, en <strong>el</strong>ámbito d<strong>el</strong> Estado actual, con sus supuestos mezquinos, su mole burocrática, su legalismoirresponsable y su corrupción; y a <strong>la</strong> vez no creo que podamos renunciar a <strong>la</strong> existencia deun Estado que mínimamente reg<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> convivencia social y garantice condicionespara <strong>la</strong> iniciativa privada, <strong>la</strong> regu<strong>la</strong>ción económica, <strong>la</strong> aplicación de <strong>la</strong> ley, <strong>la</strong> primacía d<strong>el</strong>interés común sobre los intereses privados, <strong>la</strong> protección d<strong>el</strong> ámbito invio<strong>la</strong>ble de <strong>la</strong>libertad individual.¿Qué hace que nuestra sociedad no reaccione? Tal vez lo mismo que hizo que doshombres d<strong>el</strong> pueblo alzaran sus hachas contra Rafa<strong>el</strong> Uribe Uribe, que un hombre d<strong>el</strong>pueblo asesinara a Jorge Eliécer Gaitán, que durante <strong>la</strong> Violencia los pobres d<strong>el</strong> partidoazul fueran enemigos de los pobres d<strong>el</strong> partido rojo y se degol<strong>la</strong>ran por <strong>el</strong> color d<strong>el</strong>pañu<strong>el</strong>o. Lo que nos paraliza es que en nuestra sociedad siempre imperó un sololenguaje, <strong>el</strong> que Gaitán intentó erradicar d<strong>el</strong> alma d<strong>el</strong> pueblo, ese discurso excluyente yseñorial que repite que unos cuantos son legítimamente dueños y voceros d<strong>el</strong> país, y quetodos los demás son <strong>la</strong> turba insignificante, <strong>la</strong> chusma. Es <strong>el</strong> discurso disociador queexcluye a todo lo que no forme parte d<strong>el</strong> círculo de privilegios. El discurso económico quepretende que <strong>la</strong> situación d<strong>el</strong> país se mide por <strong>la</strong>s cifras de <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción, d<strong>el</strong> crecimientoeconómico, d<strong>el</strong> producto interno bruto o de <strong>la</strong> tasa de cambio, y no por <strong>la</strong>s verdaderascondiciones de vida de los individuos concretos. El discurso que sigue sosteniendo, comodurante los dos siglos previos, que los únicos mod<strong>el</strong>os válidos son los que nos dictan <strong>la</strong>smetrópolis, y que no tenemos derecho a proponer alternativas, porque nuestro deber esser dóciles réplicas de lo que inventan otros. Ese discurso ha remp<strong>la</strong>zado <strong>la</strong> realidad dehambre y de sangre por un espectro de cifras, sondeos y promedios. Ese discurso seautoproc<strong>la</strong>ma f<strong>el</strong>iz porque este fin de año hubo 297 crímenes "y no 302 como <strong>el</strong> añopasado". Ese discurso nos repite sin fin que vivimos en <strong>el</strong> mejor de los mundos, queColombia es una de <strong>la</strong>s democracias más perfectas que existen. Ciertos periódicos estánconcebidos para hacernos sentir que todo está bien, que <strong>la</strong> economía es pujante, que <strong>el</strong>crecimiento económico fue considerable, que <strong>la</strong>s autoridades reportan normalidad, queColombia es un país de seres abnegados pero f<strong>el</strong>ices, que le hacen frente a <strong>la</strong> inexplicableadversidad con optimismo y con fe en <strong>el</strong> futuro, y que en realidad nuestros malesconsisten en que hay unos cuantos bandidos de los que ya se encargará <strong>la</strong> policía. Seconsidera a<strong>la</strong>rmismo decir que en Bogotá <strong>la</strong> gente tiene miedo de subirse en los busesante <strong>la</strong> posibilidad de un atraco, que nadie quiere salir de noche a <strong>la</strong>s calles porque <strong>la</strong>

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