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colombia: el proyecto nacional y la franja amarilla - IDU

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siquiera en los tiempos en que Colombia era una de <strong>la</strong>s poquísimas barcas con aparienciademocrática en un océano de sables.Esos 20 años de Frente Nacional trajeron algunos de los males mayores de <strong>la</strong> sociedad<strong>colombia</strong>na actual, males que se sumaron a los muchos que ya arrastrábamos desde losviejos tiempos, para conformar <strong>el</strong> cuadro de impotencia y de desesperación que ahoratenemos ante los ojos. Como se prohibió toda oposición legal, cosa que sólo puede ocurriren <strong>la</strong>s dictaduras más cerriles, surgió y se fortaleció <strong>la</strong> oposición ilegal, <strong>la</strong> oposiciónarmada, que ha crecido hasta ser dueña de <strong>la</strong> mitad d<strong>el</strong> país. Durante mucho tiempo losideólogos d<strong>el</strong> poder explicaron <strong>la</strong> existencia de <strong>la</strong>s guerril<strong>la</strong>s como un producto de <strong>la</strong>infiltración de ideologías foráneas, en particu<strong>la</strong>r d<strong>el</strong> movimiento comunista inter<strong>nacional</strong>.Lo explicaban así a pesar de saber que en Colombia, como lo ha dicho Hobsbawm,siempre hubo en los campos hombres en armas y es una tradición <strong>la</strong> práctica de <strong>la</strong>reb<strong>el</strong>ión focalizada en pequeña esca<strong>la</strong> y <strong>el</strong> bandidaje rural. Pero muchas de <strong>la</strong>s guerril<strong>la</strong>s<strong>colombia</strong>nas no fueron en rigor comunistas, o sólo se revistieron de ese ropaje mientrasduró <strong>el</strong> auge mundial de aqu<strong>el</strong><strong>la</strong> ideología, y en cambio todos hemos podido comprobarque <strong>el</strong> acal<strong>la</strong>miento d<strong>el</strong> discurso castrista y <strong>la</strong> caída abrumadora de <strong>la</strong> Unión Soviética y <strong>la</strong>gradual incorporación de <strong>la</strong> China a <strong>la</strong> economía de mercado no sólo no precipitaron <strong>el</strong> finde <strong>la</strong> guerril<strong>la</strong> <strong>colombia</strong>na sino que fueron simultáneos con su auge inusitado en nuestroterritorio. A pesar de su bandidaje y de su falta de comunicación con <strong>la</strong> sociedad, <strong>la</strong>guerril<strong>la</strong> no es un caso de policía, no es un problema militar sino un problema político y por<strong>el</strong>lo salta a <strong>la</strong> vista que cuanto más se <strong>la</strong> combate y cuanto más se invierte dinero enrecursos militares contra <strong>el</strong><strong>la</strong>, más fuerte se hace. ¿Quién ignora que <strong>el</strong> campo <strong>colombia</strong>noestá arruinado? ¿Que <strong>el</strong> país no les ofrece ninguna alternativa, ningún futuro, a loshabitantes d<strong>el</strong> campo? ¿Con qué cara nos viene a decir este Estado que los campesinosno tienen motivos para reb<strong>el</strong>arse, cuando hasta los profesionales en Colombia tienen quemeterse a taxistas, y todo rec<strong>la</strong>mo, por justo que sea, está prohibido en <strong>la</strong> práctica?Prohibamos en Francia los rec<strong>la</strong>mos de <strong>la</strong> ciudadanía, <strong>el</strong> derecho a <strong>la</strong> indignación, y <strong>el</strong>derecho soberano de los trabajadores franceses a hacer temb<strong>la</strong>r a sus instituciones, y nosólo harán guerril<strong>la</strong>s sino otra Revolución Cortacabezas, porque en Francia sí saben queser ciudadano es fundamentalmente no dejarse pisotear de nadie, y menos si es uno <strong>el</strong>que les paga <strong>el</strong> su<strong>el</strong>do. Yo sostengo que es <strong>el</strong> Estado <strong>colombia</strong>no imperante, con suineficiencia y su irrespeto por los rec<strong>la</strong>mos de <strong>la</strong> ciudadanía, <strong>el</strong> que fuerza a loscampesinos a adherir a esos movimientos armados que no tienen ningún futuro, pero quepor lo menos tienen presente.El Frente Nacional cerró además <strong>el</strong> acceso a <strong>la</strong> riqueza para <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses mediasemprendedoras, y éstas se vieron empujadas por <strong>el</strong>lo hacia actividades ilícitas como <strong>el</strong>contrabando y <strong>el</strong> narcotráfico, ya que si una sociedad niega <strong>la</strong>s posibilidades legales en <strong>el</strong>marco de <strong>la</strong> democracia económica, quienes aspiran a <strong>la</strong> riqueza sólo tienen <strong>el</strong> camino d<strong>el</strong>a ilegalidad. Cierto rey babilonio, en un r<strong>el</strong>ato de Voltaire, consulta desesperado al oráculoporque su hija <strong>la</strong> princesa se ha fugado con un vagabundo, y <strong>el</strong> oráculo le responde conestas pa<strong>la</strong>bras: "Cuando uno no casa a <strong>la</strong>s muchachas, majestad, <strong>la</strong>s muchachas secasan so<strong>la</strong>s". Fue esto lo que ocurrió en Colombia desde comienzos de los años setenta.La vieja ideología señorial había impuesto aquí <strong>la</strong> absurda lógica de que cualquierconcesión a los pobres es un escándalo. Para ser rico, <strong>la</strong> única condición era haber tenido<strong>la</strong> precaución de serlo desde <strong>la</strong> cuna, y todo lo demás era pretensión descab<strong>el</strong><strong>la</strong>da yridícu<strong>la</strong>. Ello es aún más extraño si pensamos que nuestra c<strong>la</strong>se dirigente, por unavoltereta tramposa, abandonó <strong>la</strong> vieja teoría medieval de <strong>la</strong> nobleza de sangre y fingióadoptar los principios de <strong>la</strong> democracia liberal debidos a <strong>la</strong> Revolución francesa. Todo <strong>el</strong>loera muy bien visto en <strong>la</strong> letra, pero que <strong>la</strong> servidumbre no buscara propasarse, ni intentarescenas bochornosas. Es muy difícil sostener una sociedad señorial, racista, excluyente ymezquina, en <strong>la</strong> que sobreviven términos como "gente bien", "gente de buena familia", y almismo tiempo barnizar<strong>la</strong> con un discurso liberal aureo<strong>la</strong>do por <strong>la</strong> pretensión de que todosson iguales ante <strong>la</strong> ley y viven bajo <strong>el</strong> imperio de <strong>la</strong> Dec<strong>la</strong>ración de los Derechos d<strong>el</strong>Hombre y d<strong>el</strong> Ciudadano. La gente terminará creyendo que de verdad tiene derechos yhasta puede intentar hacerlos valer. Y <strong>el</strong>lo se agrava si <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o económico expone a <strong>la</strong>sgentes al discurso de <strong>la</strong>s metrópolis, pues lentamente empezarán a percibir que <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>oque se les predica se parece muy poco al que se les ofrece.Allá al norte estaban los Estados Unidos, con su respeto por <strong>el</strong> ciudadano, su igualdadde derechos, sus sa<strong>la</strong>rios decentes, sus oportunidades de empleo y consumo; y aquívivíamos en una disparatada sociedad de consumo en <strong>la</strong> cual hasta <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses medias

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