El Mundo Indígena 2013.pdf - Fondo Indigena

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SUR DE AFRICA433colonial alemana en 1907. Los hai | | om permanecieron en el parque durante casimedio siglo hasta que, en 1954, se vieron finalmente obligados a abandonar sus tierrasancestrales.En los últimos cuatro años, nueve granjas comerciales en la zona sur del ParqueNacional de Etosha han sido adquiridas o están en proceso de ser adquiridas por elGobierno gracias a los esfuerzos de la Oficina del Primer Ministro (OPM) y el Ministeriode Tierras y Reasentamientos. Hasta ahora, sin embargo, prácticamente noexisten medios de vida en las granjas de reasentamiento. En estas granjas vivenactualmente alrededor de 620 residentes hai | | om, 6 sobre un total de una poblaciónhai | | om de alrededor de 11.000 habitantes.En septiembre de 2012, el Ministerio de Medio Ambiente y Turismo concedió alos habitantes de las granjas de reasentamiento una concesión sobre turismo en elsegmento suroriental del parque (la concesión !Gobaub). Sin embargo, los hai | | omque todavía viven en Etosha o en otras partes del centro-norte de Namibia no fueronconsultados en el proceso de planificación ni están incluidos en el grupo beneficiario,lo que representa una gran preocupación para ellos.Parque Nacional Bwabwata – KhweLa Asociación Kyaramacan se formó en 2005 con el fin de representar a los residentesdel Parque Nacional Bwabwata, constituidos en su gran mayoría por khwe. En2006, cuando el Gobierno reconoció a la asociación, los residentes obtuvieron a travésde ésta derechos al uso y beneficio. Actualmente, éstos comprenden los derechosde concesiones turísticas, dos concesiones para la obtención de trofeos de caza,una concesión para un pabellón de caza de gran valor turístico, un acuerdo dealto valor sobre cosechas vegetales y una cuota de 25 toneladas para la cosecha dela planta devil’s claw (garra del diablo), el acceso a los alimentos de la meseta ymaterial vegetal para uso doméstico. Sin embargo, los khwe no poseen aún derechoslegales (de jure) para residir en el parque, y no están reconocidas sus autoridadestradicionales.Los san en las granjas de reasentamientoA principios y mediados de la década de 1990, los san fueron reasentados en variasgranjas por todo el país. Algunas fueron adquiridas por el Ministerio de Tierras yReasentamiento con el objetivo de facilitar el acceso a la tierra a los grupos marginadosy vulnerables de la sociedad de Namibia, incluyendo a los san. La mayor parte

434 IWGIA – EL MUNDO INDIGENA – 2013de la población san reasentada está viviendo en proyectos de reasentamiento colectivos,que suelen estar densamente poblados y abarrotados frecuentemente con animales,sin estrategias de sustento realistas y sostenibles en el tiempo. Inicialmente,el Gobierno había proporcionado muchos servicios gratuitos (incluyendo raciones dealimentos, gasolina, materiales para cercado, así como otros equipos para labranzay ganado menor). Al ofrecer estos servicios en forma gratuita durante un períodobastante largo, el Gobierno creó un nivel relativamente alto de dependencia y, entrelas personas reasentadas, la focalización a un continuo apoyo gubernamental. Ademásde esto, ninguno de los beneficiados entre los reasentados san recibió algunavez un título de propiedad individual, a su nombre. Se ha visto difícil controlar y regularla continua afluencia de miembros de la familia, de campesinos desterrados, o deotros transeúntes. De hecho, muchos proyectos de reasentamiento son reconocidoscomo refugios seguros para cualquier persona que esté sin trabajo, resultando en unaumento en el número de beneficiarios de estos proyectos y creciente presión sobrelos recursos muchas veces sobreexplotados.Género, pobreza y exclusiónEntre los san, las mujeres y las niñas son las personas más vulnerables, enfrentandomúltiples discriminaciones. En algunas comunidades, las prácticas de herencia dejana las viudas sin nada una vez que su marido ha muerto. Las niñas san abandonan amenudo la escuela debido al embarazo adolescente o al matrimonio.Las mujeres san permanecen muchas veces solas en las fincas de reasentamientocon sus hijos y nietos, mientras sus maridos buscar empleo en las granjascercanas; otras dependen de las infrecuentes remesas de sus esposos o novios, queganan dinero haciendo trabajos ocasionales en las ciudades.En muchas regiones, el desempleo y el subempleo, la pobreza y la sexualizaciónracial confabulan para empujar a las mujeres san al trabajo sexual, ya sea por la comida,el alcohol o una pequeña cantidad de dinero. En muchos casos -quizás la mayoría-,no queda constancia de la violencia de género.En algunas regiones (Omaheke, Ohangwana, Kavango) es una práctica comúnque familias de otros grupos vecinos adopten a niños san. En algunos casos, estosniños pueden ir a la escuela; en otros, son utilizados como mano de obra. Algunasveces la familia san recibe una compensación; en otros casos, el único beneficio esuna boca menos que alimentar en el hogar. Hasta la fecha, el Gobierno nunca hatratado de hacer frente a este problema y la División san de la OPM no presta espe-

434 IWGIA – EL MUNDO INDIGENA – 2013de la población san reasentada está viviendo en proyectos de reasentamiento colectivos,que suelen estar densamente poblados y abarrotados frecuentemente con animales,sin estrategias de sustento realistas y sostenibles en el tiempo. Inicialmente,el Gobierno había proporcionado muchos servicios gratuitos (incluyendo raciones dealimentos, gasolina, materiales para cercado, así como otros equipos para labranzay ganado menor). Al ofrecer estos servicios en forma gratuita durante un períodobastante largo, el Gobierno creó un nivel relativamente alto de dependencia y, entrelas personas reasentadas, la focalización a un continuo apoyo gubernamental. Ademásde esto, ninguno de los beneficiados entre los reasentados san recibió algunavez un título de propiedad individual, a su nombre. Se ha visto difícil controlar y regularla continua afluencia de miembros de la familia, de campesinos desterrados, o deotros transeúntes. De hecho, muchos proyectos de reasentamiento son reconocidoscomo refugios seguros para cualquier persona que esté sin trabajo, resultando en unaumento en el número de beneficiarios de estos proyectos y creciente presión sobrelos recursos muchas veces sobreexplotados.Género, pobreza y exclusiónEntre los san, las mujeres y las niñas son las personas más vulnerables, enfrentandomúltiples discriminaciones. En algunas comunidades, las prácticas de herencia dejana las viudas sin nada una vez que su marido ha muerto. Las niñas san abandonan amenudo la escuela debido al embarazo adolescente o al matrimonio.Las mujeres san permanecen muchas veces solas en las fincas de reasentamientocon sus hijos y nietos, mientras sus maridos buscar empleo en las granjascercanas; otras dependen de las infrecuentes remesas de sus esposos o novios, queganan dinero haciendo trabajos ocasionales en las ciudades.En muchas regiones, el desempleo y el subempleo, la pobreza y la sexualizaciónracial confabulan para empujar a las mujeres san al trabajo sexual, ya sea por la comida,el alcohol o una pequeña cantidad de dinero. En muchos casos -quizás la mayoría-,no queda constancia de la violencia de género.En algunas regiones (Omaheke, Ohangwana, Kavango) es una práctica comúnque familias de otros grupos vecinos adopten a niños san. En algunos casos, estosniños pueden ir a la escuela; en otros, son utilizados como mano de obra. Algunasveces la familia san recibe una compensación; en otros casos, el único beneficio esuna boca menos que alimentar en el hogar. Hasta la fecha, el Gobierno nunca hatratado de hacer frente a este problema y la División san de la OPM no presta espe-

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