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Vargas Llosa Viaje a la Ficcion.pdf - Mauroyberra.cl

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1Memorialistas & <strong>Viaje</strong>rosMario <strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong>: “El viaje a <strong>la</strong> ficción”Bartolomé Leal, 2013Este ensayo del premio Nóbel peruano, publicado en 2009, es un estudio minucioso sobre<strong>la</strong> obra de uno de los grandes narradores <strong>la</strong>tinoamericanos (suponiendo que tal categoríaexiste): el uruguayo Juan Carlos Onetti. Abordaje integral a su producción literaria,mechada con referencias biográficas extraídas de fuentes confiables, amplía una línea detrabajo en el ensayo literario donde el autor de “La casa verde” se ha lucido. Sus estudiossobre García Márquez (“Historia de un deicidio, 1971), F<strong>la</strong>ubert (“La orgía perpetua”,1975), <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> moderna (“La verdad de <strong>la</strong>s mentiras”, 1990) y José María Arguedas (“Lautopia arcaica”, 1996), han sido aportes importantes aunque controvertidos al conocimientoy análisis de estos autores y el género narrativo. Sobre todo por su enfoque adrede sencillo,legible y exacto. <strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong> se reve<strong>la</strong> un lector atento a lo que lee y procura transmitirloa quienes logran que estos libros de ensayos caigan en sus manos, opacados en general porsus ruti<strong>la</strong>ntes nove<strong>la</strong>s.Un extenso prólogo destinado a mostrar hasta qué punto el novelista es de algún modo elvocero de <strong>la</strong> tribu, el que cuenta <strong>la</strong>s cosas maravillosas que otros no han contado, tomandocomo ejemplo su propia nove<strong>la</strong> “El hab<strong>la</strong>dor” (1987), le permite situar el marco en el cua<strong>la</strong>nalizar <strong>la</strong> obra de Onetti. La huída del escritor hacia lo que <strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong> l<strong>la</strong>ma “un mundoalternativo”, una “respuesta a <strong>la</strong> derrota cotidiana” produciendo ficción, se hal<strong>la</strong> en elcentro de su interpretación de <strong>la</strong>s nove<strong>la</strong>s y cuentos de Onetti. Esta interpretación, aunqueaplicable a ciertas obras en particu<strong>la</strong>r, no necesariamente exacta para todas, ilumina algunosaspectos de <strong>la</strong> obra del autor de “Juntacadáveres” y tergiversa otros. Todo lo anterior con <strong>la</strong>bril<strong>la</strong>ntez que a <strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong> le ha dado tantos dividendos. Se le compra, se lee de un tirón.<strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong> dijo en una entrevista al <strong>la</strong>nzar este libro que <strong>la</strong> obra de Onetti: “es unametáfora del gran fracaso de América Latina”. La verdad es que se trata de una formu<strong>la</strong>ciónaudaz (qué menos, viniendo de <strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong>), pero alejada de <strong>la</strong> realidad de lo que ha sidoel desarrollo de <strong>la</strong> cultura <strong>la</strong>tinoamericana. Algo hemos hecho. Al respecto, son másinteresantes <strong>la</strong>s opiniones que el propio Onetti se permite sobre <strong>la</strong> realidad cultural de supaís, que <strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong> cita con fruición. Sobre todo su crítica al criollismo, que el propio<strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong> comparte. De eso trata precisamente su ensayo sobre su compatriotaArguedas. El premio Nóbel nunca deja de traer aguas a su propio y rentable molino.También ha dicho el divo peruano que Onetti habría rechazado <strong>la</strong> interpretación de que suobra es una fuga hacia <strong>la</strong> fantasía y <strong>la</strong> imaginación, para huir del fracaso. Tiene toda <strong>la</strong>razón. Onetti se hubiera enfurecido. Tal vez en algunas obras, bien analizadas por <strong>Vargas</strong><strong>Llosa</strong>, como su obra primeriza, <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> corta “El pozo” (1939), esa lectura sea correcta.Pero en el resto de su obra, en “La vida breve” (1950), en “El astillero” (1961), en“Juntacadáveres” (1964), tal afirmación es sin duda antojadiza. Lo que destaca allí, y seadmira, es precisamente <strong>la</strong> justeza del afincamiento de sus personajes a <strong>la</strong> realidad. Unarealidad donde desilusión y sordidez llevan a una forma de vida que impide el escapismo,sino todo contrario, otorga una mayor lucidez, utilizando el pesimismo como arma contra


2los embates de <strong>la</strong> burocracia y <strong>la</strong> tradición que rodean todos los actos. Si hay alguienpresente en <strong>la</strong> obra de Onetti, es <strong>la</strong> sombra de Kafka, de Gregorio Samsa, de Joseph K.<strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong> se muestra campeón del elogio con elástico. El elogio que en realidaddisminuye. Cuando dice que Onetti es tan buen cuentista como Borges o Juan Rulfo, noestá diciendo nada. Son autores tan disímiles entre sí y tan apartados de <strong>la</strong> estética deOnetti, que uno se imagina que hay gato encerrado. <strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong> opina que mucha de <strong>la</strong>literatura de Onetti está influenciada por su amistad y conocimiento del argentino RobertoArlt, a quien de paso maltrata. A no equivocarse. Arlt es un escritor interesante, porteño,provocador. Lejos del arte de Onetti, que no sabía de chistes sueltos. La hosquedad deOnetti no era un artificio de estrel<strong>la</strong> ni un estilo de escritura, era una posición ante <strong>la</strong> vida.Afirma <strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong> que Onetti es de alguna manera un existencialista y opina que su obraes comparable a “La náusea” (1938) de Sartre, o “El extranjero” (1936) de Camus.También, nada más lejos de Onetti que estas nove<strong>la</strong>s respetables pero únicas en <strong>la</strong> obra desus autores. Si hay algo que caracteriza a <strong>la</strong> obra narrativa de Onetti es su coherente unidad,cada cuento, cada nove<strong>la</strong> corta, cada nove<strong>la</strong>, es parte de un mismo universo creativo, el deOnetti y su mítica ciudad de Santa María, que es un híbrido de Buenos Aires y Montevideo;no una mera ciudad inverosímil, de fantasía, imaginaria, como parece dar a entender <strong>Vargas</strong><strong>Llosa</strong>. Es interesante lo que cuenta sobre <strong>la</strong> sabida re<strong>la</strong>ción entre Eduardo Mallea y Onetti,diferentes como escritores pero coincidentes en su alta visión de <strong>la</strong> literatura. Su re<strong>la</strong>cióncon Borges queda limitada a anécdotas faranduleras.Los cuentos de Onetti son imperfectos, aunque también geniales. Podrían ser capítulos denove<strong>la</strong>s o proyectos de nove<strong>la</strong>s o nove<strong>la</strong>s abortadas. Su exceso de personajes, sumultiplicidad de escenarios, sus cambios de temple, lo hacen alejarse de los cánonesconstructivos del buen cuento. Por eso <strong>la</strong> comparación con Borges y Rulfo, hacedores decuentos de deliberada perfección, es inconsistente. Lo es también <strong>la</strong> mención, tópica, que<strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong> hace de Faulkner, quien también produjo cuentos integrados en su obra y en<strong>la</strong> mítica localidad que inventa, el condado de Yoknapatawpha, una zona rural de EstadosUnidos. Pero ésta no tiene nada que ver con <strong>la</strong> Santa María de Onetti, una ciudad cercana alrío de <strong>la</strong> P<strong>la</strong>ta. La influencia está en <strong>la</strong> unidad de su universo creativo, en <strong>la</strong> continuidad depersonajes, en <strong>la</strong>s obsesiones existenciales. Faulkner, digamos de paso, fue otro cuentistadevoto de <strong>la</strong> perfección. Tal vez sea uno de los mejores capítulos del libro: <strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong>conoce bien a Faulkner. También tiene razón en compararlo con Céline, otro paradigmáticoma<strong>la</strong>spulgas en <strong>la</strong> novelística del siglo XX.


De todos modos no queda sino agradecer a <strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong> <strong>la</strong> publicación de este libro, quesuponemos no fue una astucia oportunista, una respuesta al mercado dada a luz en el añodel centenario de Onetti. Ayuda a leer a este autor que no se entrega fácil, proporcionainformación conocida que a menudo queda oculta. Permite un viaje confortable por <strong>la</strong>narrativa del escritor uruguayo. <strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong>, con su prosa prestigiosa, liviana, certificada,y con su incuestionable pasión por <strong>la</strong> literatura, da un retrato de Juan Carlos Onetti y suobra que ayuda. Nove<strong>la</strong>s complejas son desmenuzadas no siempre de manera feliz, perosiempre hay algún detalle que el culto <strong>Vargas</strong> <strong>Llosa</strong> rescata. Allí los onettianos puedenquedar contentos, aunque quizá no con el conjunto. En todo caso, una invitación a leer aeste gran maestro, este uruguayo universal.3

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