priego de cordoba - PeriÃ³dico Adarve

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' . l · '. ADARVE / NQ 355-356 • Semana Santa 1991STUDIO MERIDAReportajes de boda, fotos de estudio,recordatorios de comunión, bautizos, vídeos,fotografía industrial, etc.VEA NUESTRO ANEXO EN MATERIALFOTOGRAFICO, SONIDO E IMAGENRibera, 16 Y AHORA TAMBIEN enAvenida de España, 3 - TIf. 54 16 82REVELADO DE FOTOS EN 1 HORAlaboratorio propio, máxima calidad,...,...... ~ !:;;: !::;:
Avila: ¿recuerdo o nostalgia?Llegué a Avila con mi escuadrón,en la primera quincena deun mes de marzo de hace muchasdécadas, al amanecer deun día frfo, nublado y semilluvioso.Los caballos, medio mareados,tenían el pelaje erizado, lascolas entre las nalgas, las orejasgachas de frío y de cansancio, y setambaleaban al andar, llevados deldiestro por su jinete, con paso cansinotambién. Iban acompañados deruido de hierro y acero de los estribosy sables, al entrechocar unos conotros.Nosotros estábamos casi comoellos. Tres días de tren en vagonesde carga, son muchos días.Los acomodamos fuera de la ciudad,a unos dos kilómetros en uncaserío de ganado cerca de la carretera,sembrado de piedras grandes ylisas, con algún pasto entre ellas.A mí me alojaron en un conventoo algo parecido, si no recuerdo mal,en una pequeña y modesta casitasituada a la derecha de la puerta deentrada que daba acceso al patio.Debía ser la vivienda del encargado odel portero.Tenía en el dormitorio una camade madera, grande, alta y antigua,con unas más que limpias sábanasblancas, con sus correspondientesmantas, cubiertas con una colcha detela con flores. A un lado, creo que ala izquierda, había una cómoda oscura,también grande, y muy sencilla,con pequeños cacharritos encima,unas flores de tela, creo que dos otres retratos de familia, completandoel resto de la decoración del dormitorioestampas de santos con su marconegro de media caña lisa, uno deellos de Santa Teresa, dos sillascorrientes y baratas, terminando elornato con un sencillo crucifijo demadera, en la cabecera de la cama.Estaba todo muy aseado. Tambiéntenía una ventana que daba al patio.Daba esta casita a un patio terrizocon algún chinarro, si mi memoria nome falla, ayuno de flores y plantas, nose si por el clima o por la pobreza desus moradores, si los había, o porambas cosas.Para mí aquello era un hotel delujo, y dí gracias a Dios por mi suerte,pues un compañero mio fue a parar ala cárcel, mejor dicho, a la viviendadel director de la cárcel.Al volver del asentamiento de miescuadrón, y vista desde lejos Avila,impresionaba por su categoría deinmensa fortaleza medieval, teniendoque pensar forzosamente, en elfabuloso esfuerzo que supuso en elS. XII, llevar a cabo tan ingente obra.La vuelta al atardecer, con lasprimeras sombras de la anochecida,desde la pedregosa finca donde teníamosacampados a los caballos,era de una belleza indescriptible, queproducía una impresión muy particularal atravesar las puertas de entradaA vila, vis/a desde los Cuatro Pos/esabiertas en la muralla; conformeavanzaba, tenía la sensación, no deentrar en ella, sino de sumergirme enun mar de piedra y religiosidad. PorqueAvila es mitad piedra con historiay mitad la Santa, Santa Teresa, lagran mística, con añoranza de otrostiempos de caballeros y armaduras,de lanzas y rodelas, de lides de reconquistao correrías, guiados porexperto adalid, de mistica sublime,recoleta y austera, de sobriedadcastellana, que no le impidió cumplircon su destino en la Historia.Aquella noche, pasada ya la últimahora de ese día, y en las primerasde la madrugada del siguiente, volvía mi alojamiento. Aliado mi asistente.Las calles sombrías y desiertas,por estar las farolas y las luces pintadasde azulo verde oscuro, debido ala aviación. En ellas resonaron porsus guijarros y casas de piedra añeja,nuestras botas y nuestras espuelas,acompañadas solo por el silencio dela ciudad dormida; silencio que nosinvitó al silencio, envolviéndonos detal manera, que no osábamos nipensar, solo sentirla de una maneraindefinible.Anduvimos un rato por entre aquelloscaserones y palacios hasta llegara nuestro alojamiento. Dí unas buenasnoches, más para mi chaquetón,que para mi asistente. Con tan pocavoz lo dije.Estuve algún tiempo en vela, sinpoder dormir, desfilando ante mípersonajes antiguos, palacios y conventos,sin orden ni concierto, conotros irreales que mi imaginaciónforjaba, siempre dentro de lo amurallado,hasta que mis pocos años y elcansancio llamaron al sueño.Cuando me levanté al día siguiente,salí a la calle para recorrer laciudad. Hablé con las gentes que meencontré, pregunté, y ellas me contestaron,ayudaron, guiaron y hastame acompañaron, explicándome yrelatándome historias y leyendas dela misma. De esa forma pude ver unabuena parte de ella, quedando otrasin poderle dar ni un vistazo.Volví a las murallas, recordandoen ellas uno de los muchos sucesosque sus piedras guarden. Reza deesta manera: Estando en el S. XII,Avila desguarnecida, aparecieron losárabes alzados en algarada dispuestosa tomar y saquear la Ciudad. Antetan grave situación por lo indefensaque estaba, Doña Ximena Blázquezse vistió y armó como un hombre,animando a las mujeres de su familiay a las restantes, a hacer lo mismo,para aprestarse a defender lo suyo.De esa forma se llevó a cabo, poniéndoseincluso, el sombrero de hombre,para de esa guisa hurtar a lamirada del enemigo la femeninacabellera.Al ver el moro, tan completa ynutrida hueste en las almenas de lasmurallas, receló, y alzando el campamento,volvió grupas para sus tierras.Después marché a la Catedralfortaleza, de gótico primigenio, regidaen tiempos por sus Obispos guerreros,que se apegó a las murallaspara mejor cumplir su doble oficio.En ella está, amen de otras muchascosas de gran valor artístico, elsepulcro del Tostado, Don Alonso deMadrigal. Sigue con una torre sinrematar.A la Basílica de San Vicente, quizásunos años anterior a la Catedral,me acompañaron, indicándome quefue dedicada a dicho Santo y a sushermanas, por mártires de la épocaromana. En ella están enterrados.Según la tradición, los caballerosmedievales iban a ella para posar sumano en el sepulcro de los mártires,antes de partir para la guerra. Yotambién la puse.Se le ha considerado siemprejuradera, como a San Isidoro de Leonya Santa Gadea de Burgos. Su pórticode la Gloria poco tiene que envidiarleal de Santiago. Tal es su magnificencia.Completa a la Basílica la Virgende la Soterraña, que, me dicen, letienen mucha devoción los avilenses.
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