13.07.2015 Views

Mil millones de tuberías (Capítulo 1) - Anaya Infantil y Juvenil

Mil millones de tuberías (Capítulo 1) - Anaya Infantil y Juvenil

Mil millones de tuberías (Capítulo 1) - Anaya Infantil y Juvenil

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

M abandonó la ventana, también la protección<strong>de</strong> la casa, y se acercó a la gran piedra con cuidado<strong>de</strong> no caer al agujero. Allí permaneció callado,observando el meteorito. Tras él salió su madre,que se puso a su lado y apoyó una mano en suhombro. Luego salieron Gatucho y los chicos, yluego acudió su padre, y los padres <strong>de</strong> sus amigos,que venían a buscarles para llevarles a comer acasa; vinieron también los pocos vecinos que teníaallí la familia <strong>de</strong> M y se sumó algún hombre quepor casualidad pasaba en ese momento por el lugar.Todos se situaron alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la roca, admirandoen silencio el espectáculo.La roca era <strong>de</strong> un intenso tono marrón y, comosi la acabaran <strong>de</strong> cocinar, producía un <strong>de</strong>nso humo<strong>de</strong>l mismo color, que comenzaba en sus grietas yagujeros y llegaba hasta el cielo.Gracias a esa columna <strong>de</strong> humo marrón (totalmentedistinta <strong>de</strong> las nubes blanquinegras que expulsabanlas chimeneas <strong>de</strong> las fábricas) los hombres<strong>de</strong> Su Majestad Maximiliano X encontraronrápidamente el lugar exacto en el que había caídoel meteorito.Y así fue que irrumpió en el patio un grupo <strong>de</strong>científicos <strong>de</strong> bata blanca. Al principio se quedaronparados, mirando asombrados la piedra humeante,pero cuando parecía que se iban a sumaral círculo <strong>de</strong> espectadores que formaban padres,hijos y vecinos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l meteorito, uno <strong>de</strong>ellos se a<strong>de</strong>lantó y rompió el silencio diciendo:—¡Increíble!Sacó <strong>de</strong>l bolsillo <strong>de</strong> la bata unaparato en el que brillabannúmeros azules, lo acercóa la roca, los númeroscambiaron yvolvió a gritar:—¡Increíble!Los otroscientíficossacaron otrosaparatos e instrumentos<strong>de</strong> losbolsillos y se abalanzaronsobre laroca midiendo conuna mano mientras seponían un guante en la otra.Pasaron un rato entre mediciones, tasaciones yexclamaciones. ¡Increíble! ¡Increíble!2223

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!