13.07.2015 Views

Julio-Diciembre 2010 - Universidad Tecnológica de Panamá

Julio-Diciembre 2010 - Universidad Tecnológica de Panamá

Julio-Diciembre 2010 - Universidad Tecnológica de Panamá

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

CuentoCharliep o r Lu i g i Le s c u r e—Hola, ¿cómo te llamas?— Diego, ¿y tú?—Charlie. ¿Puedo jugar contigo?—Sí. Siéntate aquí. Toma este control.Des<strong>de</strong> que conocí a Diego nos hicimosbuenos amigos. Él atravesaba por un momentodifícil. Su mamá había muerto y su papátenía un nuevo e importante trabajo que leocupaba mucho tiempo. Así que yo empecéa visitarlo y pasábamos largas horas jugando.Lo que más disfrutábamos eran los vi<strong>de</strong>ojuegos.Ambos nos entreteníamos rescatandoprincesas, compitiendo en divertidos autoso protegiendo al mundo <strong>de</strong> invasores extraterrestres.Otras veces éramos piratas, vaqueroso soldados intergalácticos. Casi siempreluchábamos como aliados, pero en algunasocasiones <strong>de</strong>cidíamos enfrentarnos en bandosenemigos. Corríamos y brincábamos portodo su cuarto y la casa. ¡Qué tira<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>jábamos<strong>de</strong>spués! Claro que también conversábamosy nos reíamos juntos sin hacer tantoalboroto. Pero por alguna razón yo no le caíabien a su padre. Aunque nunca me había visto,porque cuando llegaba a casa ya Diego estabadurmiendo y yo me había marchado, conocía<strong>de</strong> nuestra amistad. No le gustaba quesu hijo me hablara. Después empezó a molestarsecuando encontraba conectados amboscontroles <strong>de</strong> la consola <strong>de</strong> juegos; más aún si<strong>de</strong>scubría el marcador <strong>de</strong> dos jugadores en lapantalla <strong>de</strong>l televisor. Lo regañaba y le <strong>de</strong>cíaque eso estaba mal. Diego me lo ocultabapara no herirme, pero yo me daba cuenta.Un día el señor Carlos, que así se llamabael papá <strong>de</strong> Diego, lo llevó don<strong>de</strong> una doctora.Diego le dijo que no estaba enfermo, pero él leexplicó que sólo iban a conversar. Luego tuvoque volver un par <strong>de</strong> veces más. Yo lo acompañabasiempre. Íbamos en taxi con Noris, sunana. A ella tampoco le simpaticé nunca. Alprincipio me ignoraba, pero un buen día leadvirtió al señor Carlos <strong>de</strong> mis visitas. Y, comoél confiaba mucho en su empleada, al pocotiempo ya estaba enviando a mi amigo a esasconsultas semanales. Yo lo esperaba calladitoen recepción junto a Noris que ni me <strong>de</strong>terminaba.Cuando salía era esquivo y guardabasilencio hasta cuando regresábamos a casa.Allí nos poníamos a jugar <strong>de</strong> inmediato, pero20

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!