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Julio-Diciembre 2010 - Universidad Tecnológica de Panamá

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con público <strong>de</strong>l mundo político, las madres <strong>de</strong> laPlaza <strong>de</strong> Mayo a la cabeza, y <strong>de</strong>l mundo literario,clara consecuencia <strong>de</strong> la propia dualidad <strong>de</strong> misoficios.Pasaron años sin que volviéramos a vernos,hasta que nos encontramos otra vez en BuenosAires en 1998, diez años <strong>de</strong>spués, para la Feria<strong>de</strong>l Libro cuando se presentó mi novela Margaritaestá linda la mar, que había ganado la primera convocatoria<strong>de</strong>l Premio Alfaguara, con él entre losmiembros <strong>de</strong>l jurado; pero fue un encuentro muyfugaz porque Tomás regresaba a la <strong>Universidad</strong><strong>de</strong> Rutgers en Nueva Jersey don<strong>de</strong> estaba ahoraenseñando.Es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces cuando estuvimos ladoa lado <strong>de</strong> cerca y <strong>de</strong> lejos, en proyectos, complicida<strong>de</strong>s,alegrías y tribulaciones como la muertetrágica <strong>de</strong> su esposa Susana, que le <strong>de</strong>scalabróen tantos sentidos la vida, encontrándonos entantas partes <strong>de</strong>l mundo, en New Brunswick, oen su apartamento <strong>de</strong> la avenida Pueyrredón enBuenos Aires ya <strong>de</strong> regreso para siempre en Argentina,o en mi casa en Managua, cuando vinopor una única vez en toda su vida a Nicaragua y yano quedaban ni rastros <strong>de</strong> la revolución, compartiendoasientos en el Consejo Rector <strong>de</strong>l PremioNuevo Periodismo Iberoamericano, en la junta directiva<strong>de</strong> la cátedra <strong>Julio</strong> Cortázar, en las sesionesanuales <strong>de</strong>l Foro Iberoamericano. Largas jornadasen librerías <strong>de</strong> Madrid o Lisboa, largas sobremesasen México o en Sevilla, su voz <strong>de</strong> timbre tucumanoconvocando a la risa, llamadas sorpresivas <strong>de</strong>s<strong>de</strong>lugares distantes, mensajes electrónicos comocartas, ahora que ya no se escriben cartas.Lleno <strong>de</strong> santo humor hasta el final, como eneste mensaje electrónico <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 2009,en que respon<strong>de</strong> a un comentario mío acerca <strong>de</strong>la energía y constancia con que Carlos Fuentesmantiene su agenda internacional, <strong>de</strong> un avión aotro avión, <strong>de</strong> un aeropuerto a otro aeropuerto,sin que le pesen nunca los años: “¿Ya está Carlosen México? Pronto lo veremos caminando sobrelas aguas…”.Su presencia siempre fue una iluminaciónfeliz para todos sus amigos, preocupado por lasuerte ajena, siempre con algún libro cuya lecturarecomendar, y con algo nuevo y <strong>de</strong>slumbrantementedivertido que contar, dueño <strong>de</strong> eso que yollamaría una maledicencia edificante, unas historiasen las que, igual que en sus novelas, nunca sesabía don<strong>de</strong> comenzaba la mentira y don<strong>de</strong> terminabala verdad, pero nunca faltaba la risa.Una presencia transparente la suya alejada<strong>de</strong> las mezquinda<strong>de</strong>s que suele teñir el oficio literario,generoso con los más jóvenes y generosocon sus pares como cuando, ya bajo los estragos<strong>de</strong>l mal que se lo llevó, y venciendo todas las dificulta<strong>de</strong>s<strong>de</strong> un viaje así, voló <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Buenos Aireshasta México para estar presente en la celebración<strong>de</strong> los ochenta años <strong>de</strong> Fuentes. Hasta que la enfermedadlo fue inmovilizando pero nunca <strong>de</strong>jó<strong>de</strong> contestar los mensajes electrónicos, por manosuya o por la <strong>de</strong> alguno <strong>de</strong> sus hijos, siempre fielhasta el final al gentil <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> la correspon<strong>de</strong>nciacomo todo un caballero antiguo, mensajes suyosen los que nunca <strong>de</strong>clinó el ánimo, ni perdióel optimismo ni el entusiasmo por la vida. “Le hedicho a los médicos que quiero calidad <strong>de</strong> vida yno cantidad <strong>de</strong> vida”, me escribió en diciembre.En el balance <strong>de</strong> su vida colocó al final la literaturapor encima <strong>de</strong> su otra pasión visceral, elperiodismo, aunque en sus novelas nunca abandonóel periodismo que quedó en el entramado<strong>de</strong> la narración. Como Daniel <strong>de</strong> Foe, escribía susnovelas con la técnica <strong>de</strong>l reportaje para fingirmejor la verdad, con lo que daba buen uso a lasarmas que le concedía su profesión original.Un clásico <strong>de</strong> nuestras letras contemporáneas,maestro en el arte <strong>de</strong> borrar todo espacio ofrontera entre la historia pública y la imaginaciónhasta crear una realidad paralela mucho más creíbleque la realidad real, tanto así que inventó unahistoria <strong>de</strong> Argentina en La novela <strong>de</strong> Perón y en SantaEvita, que sobrevivirá a la <strong>de</strong> los libros <strong>de</strong> texto.Ningún otro triunfo mejor para una novelista queinventar la historia <strong>de</strong> su propio país.60

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