manual para el alumno

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249por su iniquidad, de la misma manera sería destruidaJerusalén. (Véase Jeremías 7:12, 14.)(24-10) Jeremías 26:14-15. "Haced de mí como mejoros parezca"Compare las palabras de Jeremías en los versículos14 y 15 con los de Abinadí en Mosíah 17:9-10. Comoel de Abinadí, el mensaje de Jeremías a sus enemigosfue: "Haced lo que queráis, mi palabra tiene validez.Si escogéis matarme, derramaréis sangre inocente,mas esto no suprime mis palabras".(24-11) Jeremías 26:20--24. El caso de UríasEl caso de Urías, repetido aquí durante el juicio aJeremías, muestra la iniquidad del rey Joacim. CuandoUrías supo que el rey quería darle muerte, huyó aEgipto. Pero, evidentemente, Egipto no le dio asilo.Por el contrario, aceptó el pedido de extradición, yJoacim lo mató personalmente. Esa es la única menciónque se hace de Urías, y su ministerio sugiere queprobablemente hubo muchos profetas de los que nadasabemos.El versículo 24 implica que Jeremías, aunque absuelto,hubiera corrido igual suerte que Urías en manosdel populacho si no hubiera sido por Ahicam,quien lo protegió.(24-12) Jeremías 27. El yugo de la servidumbreAunque Jeremías 27:1 indica que es probable que laprofecía sobre la servidumbre de Judá fue dada duranteel reinado de Joacim, los versículos 3 y 12 sugierenque ésta se dio durante el reinado de Sedequías.Habían llegado a Sedequías embajadores de variospaíses vecinos con la propuesta de unirse para vencera Babilonia. Jeremías recibió del Señor el mandato deponer sobre su cuello coyundas (ataduras) y yugos yusarlos en público para simbolizar que era voluntaddel Señor que se sometieran a sus futuros conquistadores.El mensaje de que no trataran de cambiar losdecretos de Dios también fue dado por Jeremías. Lastierras de Judá fueron asignadas a Babilonia hasta queaquel país maduró en iniquidad y cosechó su propiarecompensa. Una promesa bien definida, dirigida aJudá, fue dada en el versículo 11, indicando que lasumisión era la única esperanza que tenía de retenersus tierras.No es de Dios todo mensaje que reclama serlo (véaseverso 15), ni todo mensajero porta la palabra de El.Jeremías le advirtió a Sedequías que los profetas queproclamaban que Babilonia no tomaría a Judá debíantratar de preservar el resto de los tesoros del temploque había quedado de la primera y segunda conquistasde Nabucodonosor. Jeremías estaba señalando quesus promesas de cautiverio eran realistas, en tantoque las promesas de liberación hechas por los profetasfalsos hacían caso omiso de la realidad, puestoque los babilonios ya habían demostrado que podíanconquistar con impunidad a Judá.(24-13) Jeremías 28. La contraposición de HananíasLa intensidad del debate que se desató en Jerusalénestá bien clara en el capítulo 28. Hananías dijo queDios había manifestado que el pueblo de Sede quíasno iría al cautiverio y que el poder de Babilonia (elyugo) había sido quebrantado y los tesoros del temploy los cautivos serían devueltos en el término de dosaños (véase verso 1-4).En el versículo 6, el "Amén, así lo haga Jehová" expresadopor Jeremías es sarcástico, como diciendo queel futuro haría saber cuál de las profecías se cumpliría.Moisés enseñó que una prueba para conocer alverdadero profeta es ver si sus palabras se cumplen(véase Deuteronomio 18:22). Jeremías había profetizadodestrucción y cautiverio; Hananías, retorno y restauración.La respuesta de Jeremías fue sencillamenteque el profeta cuyas palabras se cumplieran era el elegidopor el Señor (véase verso 9). Para hacer destacarsus palabras, Hananías quitó el yugo que estaba sobrelos hombros de Jeremías y lo rompió, anunciando queDios haría lo mismo con el yugo de Judá impuestopor Babilonia. La respuesta del Señor fue sencilla ypoderosa: El yugo de madera se tornaría en yugo dehierro (véase verso 13). La muerte de Hananías, profetizadapor Jeremías (véase verso 15-17), debería haberconvencido a Sedequías y al pueblo de que Jeremíasera el profeta verdadero, pero estaban demasiado endurecidospara ver la realidad.(24-14) Jeremías 29. Carta a los cautivos11 Así como sucedió en Jerusalén, en Babilonia tambiénlas predicciones hechas por los profetas falsosalimentaron una viva esperanza de que el dominio deNabucodonosor no duraría mucho y que el retorno delos exiliados a su madre tierra se produciría pronto. Elespíritu de descontento así alimentado debe haberejercido una influencia dañina en la suerte de los cautivosy no pudo dejar de frustrar el propósito que elcastigo infligido por Dios quería alcanzar, esto es, elprogreso moral del pueblo. En consecuencia, Jeremíasaprovechó la oportunidad proporcionada por unosembajadores enviados del rey Sedequías a Babel, paradirigir una carta a los exiliados exhortándolos a sometersecon humildad a la suerte que Dios les habíaasignado. Les aconsejó que se prepararan para unalarga estancia en Babel y buscaran el bienestar de esanación como condición necesaria para su propio bienestar.Les dijo que no debían permitir que los profetasfalsos los engañaran con promesas vanas de unpronto retorno, puesto que Dios no los llevaría devuelta para cumplir sus promesas gloriosas sino hastadespués de haber transcurrido setenta años (vers.4-14)." (c. F. Keil y F. Delitzsch, Commentary on theOld Testament, 8:1:408-9.)Los Comentarios sobre Jeremías 30--31 aparecen enel capítulo 25 de este manual.(24-15) Jeremías 32:1-5. Jeremías es encarceladoDesde un punto de vista político, es fácil comprenderpor qué los caudillos judíos reaccionaron tan firmementecontra Jeremías. En una época de crisis nacional,él proclamó la rendición y sumisión aBabilonia. Pero, naturalmente, Jeremías no hablabadesde un punto de vista político; hablaba por el Señor.Sedequías lo aisló del pueblo por haber profetizadodurante el sitio sobre la inminente cautividad y elderrocamiento del rey (véase verso 2). Para informarseen cuanto a la aparente contradicción de la profecíade Jeremías con la de Ezequiel, véase Ezequiel 12:13(véase también Commentarios sobre 2 Reyes 25:1-7).(24-16) Jeremías 32:6-44. ¿Por qué enterró Jeremías laevidencia de su compra?Jeremías compró la heredad de su primo porque teníaderecho a ella como pariente más próximo (véase

250Levítico 25:25; Rut 4). Entonces selló la carta decompra en un cántaro (véase Jeremías 32:11-12) comoevidencia de su fe en la promesa de Dios de que "secomprarán casas, heredades y viñas en esta tierra"(vers. 15). Después de la muerte del profeta, elderecho de propiedad pasaría al pariente más cercanode Jeremías. El resto del capítulo 32 es la aseveración,de parte del Señor a Jeremías, de que los hombresverdaderamente retornarían de Babilonia para heredarla tierra (véase verso 26-44).(24-17) Jeremías 32:36--41. Restauración y pactosempiternoJeremías claramente señaló un pleno retorno de todoel pueblo del Señor y el establecimiento de unconvenio eterno con ese pueblo. Esta promesa todavíaestá por cumplirse plenamente en la dispensación delcumplimiento de los tiempos. (Véase 3 Nefi 20: 29-46;21.)Los comentarios sobre Jeremías 33 se encuentran enel capítulo 25 de este manual.(24-18) Jeremías 34:1-7. La conquista de JerusalénJeremías 34:1-7 trata la conquista de la ciudad porparte de Nabucodonosor y también el cautiverio ymuelle de Sedequías (véase Comentarios sobre 2 Reyes25:1-7).(24-19) Jeremías 34:8-22. ¿En qué forma rompióSedequías su pacto con el pueblo?"Durante la primera parte del sitio de Jerusalén, loshabitantes de la ciudad dieron libertad a sus esclavoshebreos. Esto pudo haberse hecho en parte porque laley antigua requería que los esclavos fueran liberadossegún Exodo 21:1 y Deuteronomio 15:2, yen partepor la necesidad de hombres para ayudar a defenderla ciudad. En cualquier caso, esta liberación de los esclavosfue garantizada por un pacto solemne. Entoncesel avance de los egipcios parece haber hecho quelos babilonios levantaran el sitio. A pesar de su juramentosolemne y haciendo caso omiso de las demandasdel amor fraternal y de la justicia, los hombres dela ciudad procedieron a tomar por esclavos otra vez asus hermanos más desafortunados. Esta conducta injustaacarreó la inmediata acusación del Señor y unacondena terrible." (Sidney B. Sperry, The Va ice af Israel'sPraphets, págs. 182-83.)(24-20) Jeremías 35. El ejemplo de los recabitasEste capítulo retrocede al tiempo del reinado deJoacim, hijo de Josías (véase Jeremías 25). En él Jeremíasexpuso ante los judíos el recto ejemplo de los recabitas,quienes, habiendo hecho un pacto de nuncabeber vino, rehusaron beberlo cuando Jeremías se loofreció en la casa de Dios. (Estos hombres se habíanmudado a Jerusalén y habían escapado así de los invasoresbabilonios.)Jeremías recibió el mandamiento de citar el ejemplode los recabitas al pueblo de Judá (véase verso 13-14).El mensaje era claro: Los recabitas observaron fielmentesus convenios, aunque no eran el pueblo delconvenio del Señor. Los judíos eran transgresores delos mandamientos del Señor y quebrantaron sus promesasa Dios en toda ocasión. Así sobre los judíosvendría "todo el mal que contra ellos he hablado"(vers. 17).(24-21) Jeremías 36:1-8. La palabra del Señor quedaregistrada"En el cuarto año del reinado de Joacim vino palabradel Señor a Jeremías, instándolo a que hiciera escribirtodos los discursos que previamente había dado,para que Judá pudiera, si era posible, considerarlas amenazas y el retorno a las sendas del bien (vers.1-3). De acuerdo con este mandamiento, hizo escribirtodas las palabras del Señor en un libro que escribiósu ayudante, Baruc, con instrucciones de que duranteel día de ayuno se leyeran en el templo al pueblo queviniera de todo el país a Jerusalén (vers. 4-8). Despuésde esto, en el noveno mes del quinto año deJoacim, se convocó un ayuno. Barucleyó las profecíasante el pueblo reunido en el aposento de Camarías,en el templo. Micaías, hijo de Camarías, mencionó elasunto a los príncipes que estaban reunidos en el palacioreal; los príncipes mandaron buscar a Baruc conel rollo, e hicieron que lo leyera delante de ellos. Perotuvieron tanto temor por lo que les fue leído que decidieroninformar al rey en cuanto al asunto (vers.9-19). Por consejo de ellos, el rey hizo traer el rollo yque se le leyera parte del mismo; pero apenas hubooído algunas partes, cuando cortó el rollo en pedazosy los arrojó en el fuego que ardía en la sala, al mismotiempo que daba orden de que Baruc y Jeremías fuesenllevados ante él; pero Dios los escondió (vers.20-26). Después que este rollo fue quemado, el Señormandó al profeta reunir todas sus palabras en otro rolloy profetizar un ignominioso destino sobre el reyJoacim; por este motivo Jeremías una vez más dictósus discursos a Baruc (vers. (27-32)." (Keil y Delitzsch,Cammentary, 8:2:93.)Baruc leyó el registro de Jeremías

250Levítico 25:25; Rut 4). Entonces s<strong>el</strong>ló la carta decompra en un cántaro (véase Jeremías 32:11-12) comoevidencia de su fe en la promesa de Dios de que "secomprarán casas, heredades y viñas en esta tierra"(vers. 15). Después de la muerte d<strong>el</strong> profeta, <strong>el</strong>derecho de propiedad pasaría al pariente más cercanode Jeremías. El resto d<strong>el</strong> capítulo 32 es la aseveración,de parte d<strong>el</strong> Señor a Jeremías, de que los hombresverdaderamente retornarían de Babilonia <strong>para</strong> heredarla tierra (véase verso 26-44).(24-17) Jeremías 32:36--41. Restauración y pactosempiternoJeremías claramente señaló un pleno retorno de todo<strong>el</strong> pueblo d<strong>el</strong> Señor y <strong>el</strong> establecimiento de unconvenio eterno con ese pueblo. Esta promesa todavíaestá por cumplirse plenamente en la dispensación d<strong>el</strong>cumplimiento de los tiempos. (Véase 3 Nefi 20: 29-46;21.)Los comentarios sobre Jeremías 33 se encuentran en<strong>el</strong> capítulo 25 de este <strong>manual</strong>.(24-18) Jeremías 34:1-7. La conquista de JerusalénJeremías 34:1-7 trata la conquista de la ciudad porparte de Nabucodonosor y también <strong>el</strong> cautiverio ymu<strong>el</strong>le de Sedequías (véase Comentarios sobre 2 Reyes25:1-7).(24-19) Jeremías 34:8-22. ¿En qué forma rompióSedequías su pacto con <strong>el</strong> pueblo?"Durante la primera parte d<strong>el</strong> sitio de Jerusalén, loshabitantes de la ciudad dieron libertad a sus esclavoshebreos. Esto pudo haberse hecho en parte porque laley antigua requería que los esclavos fueran liberadossegún Exodo 21:1 y Deuteronomio 15:2, yen partepor la necesidad de hombres <strong>para</strong> ayudar a defenderla ciudad. En cualquier caso, esta liberación de los esclavosfue garantizada por un pacto solemne. Entonces<strong>el</strong> avance de los egipcios parece haber hecho qu<strong>el</strong>os babilonios levantaran <strong>el</strong> sitio. A pesar de su juramentosolemne y haciendo caso omiso de las demandasd<strong>el</strong> amor fraternal y de la justicia, los hombres d<strong>el</strong>a ciudad procedieron a tomar por esclavos otra vez asus hermanos más desafortunados. Esta conducta injustaacarreó la inmediata acusación d<strong>el</strong> Señor y unacondena terrible." (Sidney B. Sperry, The Va ice af Isra<strong>el</strong>'sPraphets, págs. 182-83.)(24-20) Jeremías 35. El ejemplo de los recabitasEste capítulo retrocede al tiempo d<strong>el</strong> reinado deJoacim, hijo de Josías (véase Jeremías 25). En él Jeremíasexpuso ante los judíos <strong>el</strong> recto ejemplo de los recabitas,quienes, habiendo hecho un pacto de nuncabeber vino, rehusaron beberlo cuando Jeremías se loofreció en la casa de Dios. (Estos hombres se habíanmudado a Jerusalén y habían escapado así de los invasoresbabilonios.)Jeremías recibió <strong>el</strong> mandamiento de citar <strong>el</strong> ejemplode los recabitas al pueblo de Judá (véase verso 13-14).El mensaje era claro: Los recabitas observaron fi<strong>el</strong>mentesus convenios, aunque no eran <strong>el</strong> pueblo d<strong>el</strong>convenio d<strong>el</strong> Señor. Los judíos eran transgresores d<strong>el</strong>os mandamientos d<strong>el</strong> Señor y quebrantaron sus promesasa Dios en toda ocasión. Así sobre los judíosvendría "todo <strong>el</strong> mal que contra <strong>el</strong>los he hablado"(vers. 17).(24-21) Jeremías 36:1-8. La palabra d<strong>el</strong> Señor quedaregistrada"En <strong>el</strong> cuarto año d<strong>el</strong> reinado de Joacim vino palabrad<strong>el</strong> Señor a Jeremías, instándolo a que hiciera escribirtodos los discursos que previamente había dado,<strong>para</strong> que Judá pudiera, si era posible, considerarlas amenazas y <strong>el</strong> retorno a las sendas d<strong>el</strong> bien (vers.1-3). De acuerdo con este mandamiento, hizo escribirtodas las palabras d<strong>el</strong> Señor en un libro que escribiósu ayudante, Baruc, con instrucciones de que durante<strong>el</strong> día de ayuno se leyeran en <strong>el</strong> templo al pueblo queviniera de todo <strong>el</strong> país a Jerusalén (vers. 4-8). Despuésde esto, en <strong>el</strong> noveno mes d<strong>el</strong> quinto año deJoacim, se convocó un ayuno. Barucleyó las profecíasante <strong>el</strong> pueblo reunido en <strong>el</strong> aposento de Camarías,en <strong>el</strong> templo. Micaías, hijo de Camarías, mencionó <strong>el</strong>asunto a los príncipes que estaban reunidos en <strong>el</strong> palacioreal; los príncipes mandaron buscar a Baruc con<strong>el</strong> rollo, e hicieron que lo leyera d<strong>el</strong>ante de <strong>el</strong>los. Perotuvieron tanto temor por lo que les fue leído que decidieroninformar al rey en cuanto al asunto (vers.9-19). Por consejo de <strong>el</strong>los, <strong>el</strong> rey hizo traer <strong>el</strong> rollo yque se le leyera parte d<strong>el</strong> mismo; pero apenas hubooído algunas partes, cuando cortó <strong>el</strong> rollo en pedazosy los arrojó en <strong>el</strong> fuego que ardía en la sala, al mismotiempo que daba orden de que Baruc y Jeremías fuesenllevados ante él; pero Dios los escondió (vers.20-26). Después que este rollo fue quemado, <strong>el</strong> Señormandó al profeta reunir todas sus palabras en otro rolloy profetizar un ignominioso destino sobre <strong>el</strong> reyJoacim; por este motivo Jeremías una vez más dictósus discursos a Baruc (vers. (27-32)." (Keil y D<strong>el</strong>itzsch,Cammentary, 8:2:93.)Baruc leyó <strong>el</strong> registro de Jeremías

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