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Nov. Dic. Nº 356-357 - Biblioteca Virtual El Dorado

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nivel de sus aspiraciones. La devoción con que en todo momento latrataron era la clave de su perenne sonrisa. Así dice en su poemaSeñora doña Muerte:"..Después, marcha sin ruido, sin turbar el reposode los que yo amo tanto... iu siquiera un sollozose escape de mi boca... que parezca dormidacon la misma sonrisa que llevé por la vida...Entonces, como siempre, seguirán mis consejos:enjugarán su llanto, mas quedarán espejosclavados en sus almas, donde la imagen míaen lugar de tristeza les brindará alegría."Ya todo ha concluido" ~ dirás, señora Muerte,mirando mis despojos entre la tierra inerte,sin observar que quedo enclavada en la Vidapor el dulce milagro que a la rama floridahace subir lozana la raíz dura y fuerteque triunfa de los años y triunfa de la muerte".<strong>El</strong>la sabía que su labor en las letras y en el hogar no cesaría consu respiración: sus descendientes multiplican a María Olimpia deObaldÍa y su obra poética vive en la sensibildad de los panameñosy de todos los lectores hispánicos a quienes llegó su entrañable mensajepoético que fue siempre un mensaje de amor y de justicia provenientede las capas más profundas de su extraordinaro corazón.La Academia Panameña de la Lengua, que tuvo el honor detenerla entre sus Íniembros de número, une su voz de dolor a la detodo el país, y le rinde un homenaje póstumo al que la propia poesíade la Alondra, que luego se escuchará, habrá de conferir la lucidez,la elevación y la pureza que un acto como éste demanda, pues esasfueron las características de su vida y de su obra que le aseguraronun lugar de privilegio en la memoria de todos los panameños y loslectores de otras latitudes adonde llegó su palabra, a veces en la lenguaoriginal, a veces en traducciones, y asimismo un lugar de privilegioen la historia de nuestra literatura.Porque finalmente, éstos que para nosotros constituyen momentoscruciales, parecen ser lo contingente en la historia: los poetascomo María Olimpia no mueren: siguen vivos en la poesía, que notiene los límites de nuestra humana naturaleza. Pocos recuerdan lasfechas de nacimiento y muerte de sus poetas admirados, por ejemplo,de Ricardo Miró, u otros, entre los nacionales; o, ampliando el área,de Gabricla Mistral o de Pablo Neruda; pero todos recuerdan suspoemas y se emocionan con ellos, porque cuando la poesía se escribe46

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