ANÁLISIS JURÍDICO DE LA DESPENALIZACIÓN.pdf

763.2 LÍMITE ENTRE ABORTO, INFANTICIDIO Y HOMICIDIO.Tanto el aborto, como el infanticidio y el homicidio son antijurídicos pertenecientes almismo delito tipo, De los Delitos Contra la Vida ubicados en el Capítulo Primero delTitulo VI del Código Penal vigente.Pero es necesario ir un poco más allá, para desentrañar de una manera más objetiva lanaturaleza del aborto, como un delito contra la vida. En sí, es importante estudiar alhomicidio y relacionarlo con el aborto y el infanticidio, ya que éste –el homicidioresultauna suerte de especie, de conjunto, del que se derivan todos los delitos queatentan contra el bien protegido vida.Es por esta razón fundamental que se analizará de una manera somera al homicidio.El Homicidio.- A criterio de muchos, el homicidio simple es el más importante delitocontra la vida humana, de éste se desprende el resto, como el infanticidio, el parricidio,el asesinato y en último lugar el aborto, ya que el sujeto pasivo, en este caso carece delas características de persona, establecidas en el artículo 60 del Código Civil, noobstante que la acción y el resultado deriven en lo mismo. El homicidio es la figurabásica de los delitos contra la vida y dándole una característica osada, se podría decir,que lleva una suerte de delito tipo inmersa, no de tipo de delito.Homicidio es “... la acción de matar y el resultado de muerte de otra persona, quedeben estar ligados por una relación de imputación objetiva.” 107La acción de matar está directamente “dirigida a acortar la vida” 108 del sujeto pasivo,por causas en las que interviene principalmente el sujeto activo de la infracción; estehecho no implica que el homicidio deba necesariamente ser un delito de acción, laomisión es válida al igual que para el resto de delitos.Magiore señalaba que en el suicidio la, víctima, o sea el que se causaba por sus propiosmedios la muerte, era el sujeto activo de homicidio. Según la lógica puede resultar de107 BACIGALUPO ENRIQUE, Los Delitos de Homicidio, Ed. Temis, Bogotá, 1999, Pág. 12.108 Ídem.