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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» En realidad estamos alienados por las normas, algunas de ellas sonnecesarias para el orden diario, como puede ser las normas de tráfico y acabode recordar algo que quisiera apuntar respecto a la circulación peatonal.Estamos de acuerdo que para que haya cierto orden entre los ciudadanos,debemos comportarnos respetando ciertas normas básicas, una de ellas, doyfe no se cumple por los peatones y considero que caminaríamos muchomejor si la respetáramos.Esta norma dice que todo peatón debe circular al igual que lo hacen losvehículos, es decir, por su derecha, una vez comentábamos bromeando queesta norma no era respetada por casi ningún peatón entre mi padre y yo.Mi padre me dijo que cuando esto sucedía, es decir, cuando se topaba conotro peatón que trataba de que apartarle de su camino mientras circulabacorrectamente por su derecha, se paraba a mirar un escaparate.Cuando me confesó esto creí partirme en dos de la risa, la verdad que es unasolución mucho más efectiva que llevarse un empujón por parte del otropeatón, entonces le pregunté, ¿y qué haces cuando no hay escaparate?, merespondió que entonces se quedaba parado esperando la reacción del otropeatón, si se inclinaba hacia un lado, el se dirigía al contrario.Realmente carece de importancia tener que abandonar tu trayectoria porcapricho o despiste del otro peatón, si en realidad lo que quieres es circularcon tranquilidad, siguiendo este consejo de mi padre, conseguí perfeccionarla técnica contra los peatones distraídos de un modo asombroso.Hay un tercer caso, que me ha ocurrido en alguna ocasión, es que el peatónque te viene de frente además de despistado sea un indeciso, este es el másdifícil de capear, pues te amaga hacia un lado y tira para el contrario, y asípuedes pasar un buen rato esquivando su cabeza como si quisiera darte unbeso en los morros.Para este último caso, el del peatón despistado e indeciso, hay una solucióninfalible, como no se decide, le amagas exageradamente hacia el lado que túprefieras y pones los morros como si fueras a soltarle un beso, entoncestienes casi asegurado que irá hacia el lado contrario, a no ser claro está, quele gustes.Pero quitando algunas normas de uso lógico y necesario, nos encontramos adiario con una gran cantidad de ellas que carecen de lógica, normas que sonfruto más bien del capricho o aburrimiento de ciertas personas que no tienenalgo más productivo que hacer que inventar normas nuevas.Recientemente fui testigo de una de estas normas en el metro,habitualmente al llegar a una estación, se debía hacer un cambio de trenpara continuar el trayecto por la línea, se salía de un tren y tras pasar unostornos se llegaba al nuevo tren sin problemas, pero un buen día, alguiendecidió que tuviera que hacer un trayecto mucho más largo para realizar elcambio de tren.- 87 -

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