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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Sin embargo, con todo lo inteligente que era, hubo algo que le dije que nopudo comprender, le dije que si no consideraba un poco arriesgado dejar enmanos de otras personas la opinión sobre sus capacidades.En pocas palabras, estaba tirando abajo la torre imaginaria que se habíaconstruido durante años, basaba toda su valía en aquellos test de su infanciay no estaba dispuesto a que llegara nadie para hacerle dudar.En mi trabajo había compañeros de todo tipo, y como no, entre ellos algúnque otro listillo, no olvidemos que estaba ejerciendo la profesión con mayoríndice de listillos, habitan los listillo en el sector informático como chinchesen un perro abandonado.En el departamento de sistemas había uno de ellos, un personaje queocupaba un cargo que debía aburrirle en exceso y se entretenía en tocar a suantojo parámetros de configuración del sistema poniendo en jaque aldepartamento financiero de la empresa.Se le ocurrió la feliz idea de meter sus manazas en dichos parámetros deconfiguración el mes de agosto, con el inconveniente de que en ausencia dejefes, era yo quien debía dar la cara frente al jefe de financiero.Cuando fui a pedirle que revisara el sistema, me dijo que tenía cosas másimportantes que hacer y que en ese momento no podía perder el tiempo enver revisar porqué había dejado de funcionar el sistema.Cambió sorprendentemente de parecer cuando se le echó encima el directorde informática cuando llegó a sus oídos que todo el departamento financieroestaba parado a cierre del periodo porque le parecía una pérdida de tiemporevisar el sistema.A los cinco minutos todo estaba funcionando otra vez y el agua volvió a sucauce, aunque el hecho de que el director de informática tuviera que llamarlela atención en persona para que hiciera su trabajo le debió parecerhumillante y trató de salir airoso de la bronca del peor modo, tratando deimplicarme.El jefe nos llamó a los dos a su despacho, casi antes de que entrara el listillocomenzó a gritar que debía haberle avisado, que por mi culpa se habíaquedado el departamento de financiero sin poder continuar trabajando, quefuera la última vez que ocurriera esa situación.Miré al director de informática, que al igual que yo, sabía perfectamente queel individuo mentía como un bellaco, pero él prefirió darme el gusto deinformarle de ponerle en evidencia.Le dije, ¿tú lees el correo con frecuencia o tal vez estás ocupado en otrosmenesteres?, me respondió que sí por supuesto, entonces le dije que deberíahaber visto que le había enviado un correo con copia al director deinformática informándole de la importancia de revisar de inmediato elsistema, pues todo el departamento estaba parado.- 77 -

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