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Mito e historia en el teatro de Lope de Vega 55en la pieza sin ambages, y hasta los mismos moros relatan el hecho conasombro y admiración: «Tu famoso alcaide Abraidos/ que esto parece imposible/a manos de una mujer/ su fiero espíritu rinde» (Fol. 135v, col. B).Solmira no permanecerá en su gloriosa libertad, sola y sin dueño, pormucho tiempo. En el cierre de la comedia, Pelayo va a proceder sin dilacióna la integración de su hermana en el sistema patriarcal, asociándola al únicopapel legítimamente femenino, el sexual reproductor. La pieza se cierra conla concesión de su mano a Ilderigo, de quien nada habíamos sabido hastaeste momento oportuno, un estado de cosas que Solmira acepta encantada:«Noble marido me has dado» (Fol. 136v, col. B). Es de imaginar que la virilidadde emergencia mostrada por Solmira no tendrá ya necesidad de ejercerse.Dada la seguridad y protección que de ahora en adelante le ofrecerán tanto sunoble marido como el revitalizado reino del que va a ser cabeza su hermano,la gallarda guerrera se transfigura en una complaciente dama palaciega.La puesta en escena está totalmente integrada en la estructura de la piezay contribuye a resaltar las diferencias entre estas tres figuras femeninas, yaque las distintas facetas de las personalidades de Zara, Florinda y Solmira sedesarrollarán en las tablas con todo aparato.La primera vez que sale a escena Zara es presentada como una bella yjoven princesa mora, hija de Benadulfe, rey de Argel. Está rodeada de susdeudos moros celebrando la verbena de San Juan a orillas del mar 20 . Ésta esuna noche cálida, relacionada con el solsticio de verano, que invita a la fiestay a la voluptuosidad. «Salgan con panderos y tamboriles, de zambra, algunosmoros, Abembúcar y Zara», dice la acotación (Parte XXV, 371) 21 . El relajamientoy recreo concuerdan con la visión estereotipada e idealizada del moroen tiempos de paz. La música y el lirismo de la canción, «Vamos a la playa/noche de San Juan» (Fols. 116r, col. B y 116v, col. A), incitan al abandonosensual y espolean los deseos amorosos de Abembúcar por Zara. Mas éstaprefiere no comprometerse porque, según ella misma dice, «en esta noche deSan Juan/ sólo de holgarnos tratemos» (Fol. 116v, col. B).20. En este episodio Lope elabora, amplifica y dota de lirismo un episodio que se narrade forma mucho más sucinta en Luna (Luna: 34). En este texto, los amores de Zahra yMahometo Gilhayr, hijo del rey de Túnez, tienen lugar mucho más tarde, cuando ya se hanproducido las primeras acometidas islámicas y Zahra ha caído prisionera en ausencia deRodrigo. Lope debió de encontrar reparos a este amor adulterino que presenta Luna, porlo que hace que Zara y Abembúcar sean una pareja de enamorados antes de que ella conocieraa Rodrigo. Lo que sí aparece en el texto de Luna es la condición de que se conviertaal cristianismo que impone Zahra a Mahometo para acceder a sus amores, condición queel moro cumple antes de ser ambos degollados (Luna: 66-69).21. La variante en la Parte VIII es menos explícita: «Salen músicos y Abembúcar, y Zara»(Fol. 116r, col. B).

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