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52Teresa J. Kirschner y Dolores Claveroaunque en el caso de la joven su transgresión, claro está, se presenta exclusivamenteen términos de conducta sexual deshonrosa. Antes de su desgracia,la Cava, nombre que, como dijimos, es el que se le da aquí siempre, era «muybuena donzella», «de buen seso y de quantas buenas costumbres que podiessenser halladas en muger» (Corral: 21). Cómo este dechado de perfeccionesse transforma de pronto en la mujer maldita responsable de todos los malesde España es problema que Corral no puede resolver convincentemente. Enun pase de prestidigitación, consigue transferir toda la responsabilidad de laseducción de la Cava a ella misma, ya que en los argumentos con que intentadefenderse de Rodrigo inscribe un discurso misógino tanto más demoledorpor estar puesto precisamente en boca de una mujer. Para evitar que Rodrigolleve a cabo su propósito, la Cava intenta mostrarle que la contienda es desigual,dado que las mujeres son seres «de liviano seso» cuya frágil naturalezano puede salir triunfante en semejante confrontación. Además, si se rindieraa las demandas del rey, serían las mismas mujeres las que le achacarían aella toda la culpa (Corral: 82). De las palabras de la Cava se pasa pronto auna voz autorial que, emergiendo del texto, pontifica inmisericorde sobre lasargucias y trampas de que se valen las mujeres para lograr sus propósitos:«ca la qualidad de las mugeres es de tal condición, que por cualquier cosaque les hagan que no les venga en plazer como querrian aborrescen todoslos bienes que hasta ende han auido» (Corral: 84). Tras semejante reduccióndel carácter femenil, que, sin embargo, encapsula perfectamente el sentir detantos miembros de la colectividad, nada sorprende ya que, cuando Rodrigofinalmente viola a la Cava, añada Corral: «Empero tanto sabed que si ellaquisiera dar vozes, que bien fuera oyda de la reyna, mas callose con lo que elrey quiso hazer» (Corral: 83).Lope, operando bajo una tradición textual tan sobredeterminada, evadepronunciarse sobre la cuestión del consentimiento de Florinda o falta de él.Elude astutamente un dictamen necesariamente problemático, pero quizásse hace eco del espíritu que anima a un romance anónimo en el que tambiénRodrigo pone a disposición de Florinda su cetro y su corona:[la Cava ]dicen que no respondió,y que se enojó al principio;pero al fin de aquesta pláticalo que mandaba se hizo.Florinda perdió su flor,el rey quedó arrepentido...Si dicen quién de los dosla mayor culpa ha tenido
Mito e historia en el teatro de Lope de Vega 53digan los hombres «La Cava»,y las mujeres «Rodrigo». (Durán: 586)En versión popular, encontramos en este romance un interesante anticipode las teorías sobre la pragmática del texto que pone de manifiesto cómo lalectura no es nunca neutra ni abstracta, precisamente por realizarse a travésde cuerpos sexuados.En última instancia, poco importa en la comedia si Florinda ha consentidoo no. Incluso sin tal consentimiento, el mero hecho de su violación inscribela deshonra permanentemente en su cuerpo. Además, por oscuros designiosdel plan divino, nació ya predestinada para ser la ruina de la Españagoda. Malhadada desde su más tierna infancia, lo primero que dijo cuandoaprendió a hablar fue «Nací para mal de España» (Fol. 124r, col. A), y, comosu padre refiere, ya «un astrólogo dijo,/ que de una torre muy alta/ se habíade echar Florinda» (Fol. 124r, col. A) 16 . A Rodrigo, a pesar de sus muchoserrores y trangresiones, se le dará la oportunidad de buscar, tras su derrota,refugio con un ermitaño. Tendrá amplia oportunidad de meditar hasta el restode sus días sobre el muy barroco tema del desengaño humano y, suponemos,de arrepentirse cristianamente de sus errores 17 . Florinda, en cambio, asumemasoquistamente su papel de «mala mujer», culpable de ser poseedora de uncuerpo maldito por atractivo, como ya expone el mismo Julián: «que una hijahermosa a veces/ es destrucción de una casa» (Fol. 123v, col. B). Visión quese perpetúa en el Tesoro de Covarrubias, bajo «Cava»: «Fue hija del condedon Julián, por cuya causa se perdió España, como es notorio de lo que lashistorias así nuestras como de los árabes cuentan. Y su verdadero nombredicen haber sido Florinda, pero los moros llamáronla Cava, que vale cercadellos tanto como mujer mala de su cuerpo, que se da a todos».3. Escenificación estructuralLa exposición tripartita de las tres transgresiones de Rodrigo se duplica en laexposición también tripartita de los tres personajes femeninos: el personaje16. Nada se dice de estas predicciones en Luna, aunque el episodio de la muerte de Florindaarrojándose de una torre está evidentemente tomado de este texto (Luna: 102). En Corral,la Cava muere, de forma bien pedestre, «de una espina de un pescado que le entró entre lauña y la carne» (Corral: 203). No es de extrañar que Lope rechazara esta opción.17. Todo lo referente a la muerte de Rodrigo, tras haber tomado refugio y solaz espiritual conun ermitaño, está tratado con gran detalle en Corral (124 y 217-218). Tras su penitenciay el terrible auto-castigo que le conduce a la muerte, Dios lo lleva a la gloria. AunqueLope también absuelve al Rodrigo arrepentido, trata acertadamente esta cuestión de formamucho más escueta y eliminando aspectos truculentos, pero sin duda consciente del conocimientoque el público tenía de ellos a través de los romances.
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52Teresa J. Kirschner y Dolores Claveroaunque en el caso de la joven su transgresión, claro está, se presenta exclusivamenteen términos de conducta sexual deshonrosa. Antes de su desgracia,la Cava, nombre que, como dijimos, es el que se le da aquí siempre, era «muybuena donzella», «de buen seso y de quantas buenas costumbres que podiessenser halladas en muger» (Corral: 21). Cómo este dechado de perfeccionesse transforma de pronto en la mujer maldita responsable de todos los malesde España es problema que Corral no puede resolver convincentemente. Enun pase de prestidigitación, consigue transferir toda la responsabilidad de laseducción de la Cava a ella misma, ya que en los argumentos con que intentadefenderse de Rodrigo inscribe un discurso misógino tanto más demoledorpor estar puesto precisamente en boca de una mujer. Para evitar que Rodrigolleve a cabo su propósito, la Cava intenta mostrarle que la contienda es desigual,dado que las mujeres son seres «de liviano seso» cuya frágil naturalezano puede salir triunfante en semejante confrontación. Además, si se rindieraa las demandas del rey, serían las mismas mujeres las que le achacarían aella toda la culpa (Corral: 82). De las palabras de la Cava se pasa pronto auna voz autorial que, emergiendo del texto, pontifica inmisericorde sobre lasargucias y trampas de que se valen las mujeres para lograr sus propósitos:«ca la qualidad de las mugeres es de tal condición, que por cualquier cosaque les hagan que no les venga en plazer como querrian aborrescen todoslos bienes que hasta ende han auido» (Corral: 84). Tras semejante reduccióndel carácter femenil, que, sin embargo, encapsula perfectamente el sentir detantos miembros de la colectividad, nada sorprende ya que, cuando Rodrigofinalmente viola a la Cava, añada Corral: «Empero tanto sabed que si ellaquisiera dar vozes, que bien fuera oyda de la reyna, mas callose con lo que elrey quiso hazer» (Corral: 83).Lope, operando bajo una tradición textual tan sobredeterminada, evadepronunciarse sobre la cuestión del consentimiento de Florinda o falta de él.Elude astutamente un dictamen necesariamente problemático, pero quizásse hace eco del espíritu que anima a un romance anónimo en el que tambiénRodrigo pone a disposición de Florinda su cetro y su corona:[la Cava ]dicen que no respondió,y que se enojó al principio;pero al fin de aquesta pláticalo que mandaba se hizo.Florinda perdió su flor,el rey quedó arrepentido...Si dicen quién de los dosla mayor culpa ha tenido