incomprensible, todos veneran- pero al que a poco los tiempos van relegando; pasan losaños, y su gesto, que ya no tiene sentido para nadie, cae en el olviso. Un buen día uninspector <strong>de</strong>l circo <strong>de</strong>scubre la jaula abandonada don<strong>de</strong> aún está el ayunador.Preguntando por su <strong>de</strong>dicación, el ayunador respon<strong>de</strong> que no tiene mérito alguno, que,simplemente, nunca encontró comida que la gustase. “Si la hubiera encontrado –dicemehabría hartado como todos vosotros”.Cuando la Conferencia <strong>de</strong> París, una noche, la esposa <strong>de</strong> Keynes me llevó a unacena en casa <strong>de</strong> Eugenia Errazuriz, don<strong>de</strong> se homenajeaba al pianista Rubinstein. Unhombre magnífico. Me lo presentó, conversamos un rato, y Rubeinstein me dijo.-A usted le suce<strong>de</strong> como a mí: sólo la inteligencia, lo excelente, nos tonifica. Y nosomos indiferentes a la mediocridad, sino que nos hun<strong>de</strong>.Creo que fue un extraordinario diagnóstico <strong>de</strong> mi caso.¿Pero cuánto tiempo pue<strong>de</strong> “durar” ese caso? Ya no me salva el <strong>de</strong>sprecio, porquelos <strong>de</strong>spreciables no son conscientes <strong>de</strong> ese <strong>de</strong>sprecio. No volveré a tener nunca entrelas manos una situación tan formidable, tan magnífica, una exaltación como la guerra<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, don<strong>de</strong> fundirme con el viento <strong>de</strong> la vida, y, a<strong>de</strong>más, ya no soy capaz <strong>de</strong>embriagarme con esas acciones, como entonces. Escribir… ya no me interesa. ¿Paraquién? No contemplo nada que no sea el horror insoportable, como la blancura <strong>de</strong> MobyDick. ¿Es esa blancura mi <strong>de</strong>stino, ese lomo con el que hundirme atrapado por mispropios arpones? He llegado a un punto terrible o admirable: la cualidad <strong>de</strong> las piedras.Es lo mismo que la imbecilidad. Repetir mecánicamente lo que me or<strong>de</strong>nen misnecesida<strong>de</strong>s, confiar sólo en la salud. Sentimientos, reflexiones, Arte, la Historia, lossueños, la memoria, todo resbala como la mierda por la loza sanitaria, y <strong>de</strong>ja algo liso,curado, sano. La materia <strong>de</strong> que se construye el olvido.Me veo como ese ser aborrecible <strong>de</strong> Troilo y Cressida -que también Homero<strong>de</strong>spreció-: Thersites. El mundo que Shakespeare nos cuenta es el mismo «sálvese quienpueda» que el nuestro. Y en ese reino <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción, en ese sobrevivir a cualquierprecio, ley y norma pasto <strong>de</strong> las llamas, don<strong>de</strong> todo, hasta el amor, está contaminado, lamirada helada, inapelable, <strong>de</strong>salmada, la abyección <strong>de</strong> Thersites es como la mía. Comoél en la obra <strong>de</strong> Shakespeare, yo era -y ahora soy aún más- el ser más abyecto en miobra, pues nada en mi corazón fun<strong>de</strong> ya el hielo <strong>de</strong> mi convicción <strong>de</strong> que todo estáacabado, que el horror se enseñorea <strong>de</strong> la vida. Ya ni siquiera puedo sentir el máspequeño latido <strong>de</strong> odio, o <strong>de</strong> repugnancia. Nada hay en mí <strong>de</strong> calor humano. Mi luci<strong>de</strong>zha traspasado los límites, y más allá <strong>de</strong> ellos sólo está la vileza. Sigo viviendo, y consarcástica complacencia en el fondo <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>sesperación, porque aún ese espanto mepermite contemplar mi superioridad. Soy cómplice <strong>de</strong> la abyección. Mi alma es estéril yoscura como la noche en que se hun<strong>de</strong> la Civilización.93
NOTA FINAL DE LOS EDITORESEl coronel <strong>Lawrence</strong> intentó suicidarse a bordo <strong>de</strong>l Rajputana, en la noche <strong>de</strong>l 20<strong>de</strong> Enero <strong>de</strong> 1929. Se disparó un tiro en el corazón. Probablemente un bandazo <strong>de</strong>lbarco <strong>de</strong>svió el arma y la bala causó <strong>de</strong>strozos en el hombro izquierdo, pero no puso enpeligro su vida. El intento <strong>de</strong> suicidio fue silenciado y se le mantuvo bajo vigilanciadurante el resto <strong>de</strong> la travesía. Para evitar el contacto con la prensa, el Rajputana hizouna escala en Plymouth, el 2 <strong>de</strong>Febrero -su <strong>de</strong>stino era Gravesend-, y <strong>Lawrence</strong> fue<strong>de</strong>sembarcado en secreto. El teniente coronel <strong>de</strong> la RAF, Sydney Smith, se ocupó <strong>de</strong> lacustodia -la recuperación duró más <strong>de</strong> un mes- y lo trasladó bajo sus ór<strong>de</strong>nes alcampamento <strong>de</strong> Cattewater.<strong>Lawrence</strong> se integró <strong>de</strong> nuevo en la vida militar. Ya no intentó escon<strong>de</strong>rse en elanonimato, sino que incluso explicó en el Parlamento a Ernest Thurtle, <strong>de</strong>l PartidoLaborista, las circunstancias <strong>de</strong> los acontecimientos <strong>de</strong> Afganistán don<strong>de</strong> la prensa lohabía implicado. A partir <strong>de</strong> ese momento, no hay acontecimientos relevantes en suvida ni su comportamiento en la RAF planteó problema alguno. Adquirió Clouds Hill y<strong>de</strong>cidió retirarse allí, <strong>de</strong>dicado a escribir, cuando se licenciase <strong>de</strong> Aviación. Sus amigosle regalaron una Brough SS-100, pero la pasión por las motocicletas parecía haberloabandonado, y se limitaba a cortos paseos. Su antiguo interés por los aviones hizo quelo <strong>de</strong>stinaran al servicio <strong>de</strong> hidroaviones y se le encargó la organización <strong>de</strong>l TrofeoSchnei<strong>de</strong>r, famosa competición entre Solent y Ry<strong>de</strong>, en la isla <strong>de</strong> Wight.A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> sus tareas con los hidroaviones, <strong>Lawrence</strong> empezó a ocuparse <strong>de</strong> laslanchas motoras <strong>de</strong> gran velocidad, ya que la RAF había <strong>de</strong>cidido utilizarlas enmisiones <strong>de</strong> salvamento.Su traducción <strong>de</strong> la Odisea fue publicada con notable éxito. El mismo que siguióacompañando a Rebelión en el <strong>de</strong>sierto y a Las siete columnas <strong>de</strong> la sabiduría. En 1933,el historiador militar Lid<strong>de</strong>ll Hart escribió la biografía «<strong>de</strong> guerra» <strong>de</strong> <strong>Lawrence</strong>. EnJunio <strong>de</strong> ese año, volvió a encontrarse con el rey Feyssal, que había acudido a Londrespara consultas con renombrados cardiólogos, si bien moriría tres meses más tar<strong>de</strong>, enSuiza, <strong>de</strong> un ataque al corazón.A lo largo <strong>de</strong> ese mismo año hubo intentos por parte <strong>de</strong>l Partido Fascista <strong>de</strong>Inglaterra, y su presi<strong>de</strong>nte Oswald Mosley, con el fin <strong>de</strong> atraer a <strong>Lawrence</strong> a sus filas.Pero -y merece citarse su respuesta- éste le manifestó su profundo <strong>de</strong>sinterés por lasuerte <strong>de</strong>l mundo, añadiendo que «sólo coincidimos en el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> bailar sobre lasentina don<strong>de</strong> se pudran los cadáveres <strong>de</strong>l Daily Express, el Daily Chronicle y el DailyHerald».La Universidad <strong>de</strong> Saint Andrews le ofreció un Doctorado honoris causa, pero lorechazó.En 1934 Alexan<strong>de</strong>r Korda inició la producción <strong>de</strong> una película, con el título <strong>de</strong> laobra: Rebelión en el <strong>de</strong>sierto, sobre la vida <strong>de</strong> <strong>Lawrence</strong> durante la guerra. Pero encuanto tuvo noticias <strong>de</strong>l proyecto, <strong>Lawrence</strong> habló con Korda y logró convencerlo paraque no lo realizase.En Febrero <strong>de</strong> 1935, <strong>Lawrence</strong> fue licenciado <strong>de</strong> la RAF. Se dirigió a Clouds Hill,94
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