12.07.2015 Views

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

noche casi podía tocar las estrellas con la mano en un cielo limpio.Me han robado hasta ese último paraíso. Debo: volver a Inglaterra. Debo cumplirel papel miserable que este momento <strong>de</strong> la Historia asigna a 1os encargados <strong>de</strong>«entretener» el sueño <strong>de</strong> las masas. No me va. Si me <strong>de</strong>jaran ser sereno... Vivir sólo <strong>de</strong>noche, cuando esas masas duermen. Sí. Sereno <strong>de</strong> un banco. Podría escribir durantetoda la noche, oír música. O emocionarme con mi inquebrantable salud, ese placer,como <strong>de</strong>cía Montaigne, sólido, carnoso, suave. Y leer, leer. Pero no creo que pueda.Debo ser hasta la muerte ese <strong>Lawrence</strong> <strong>de</strong> <strong>Arabia</strong> que tanto les fascina. La fama meseguirá como me ha seguido hasta la India. Ha bastado que el Emir Amanullah sea<strong>de</strong>rrocado por su hermano Inayatullah Khan y éste a su vez por el bandido Bacha-i-Saquaao, para que inmediatamente todo el mundo imagine que yo estaba metido enconspiración y me <strong>de</strong>vuelvan a Inglaterra 5 . Hasta Amany Afghan, el periódico oficial <strong>de</strong>Kabul, ha asegurado tener pruebas <strong>de</strong> que yo era el «cerebro» <strong>de</strong> la operación.Cuánta imbecilidad.Qué me importa la India, y qué me importa ya nada. El mundo no tiene ningunasolución, y si hay alguna, no solución, sino «remedio», que retrase la hecatombe, es tanbrutal que no quiero tomar parte en ello. Todo son presagios <strong>de</strong> la catástrofe, y lo peor,<strong>de</strong> una catástrofe barata. La vieja sabiduría que había establecido los pilares <strong>de</strong>l mundo,está siendo arrasada por el po<strong>de</strong>r abestiado <strong>de</strong> esas masas a las que me niego a servir. Loque sujetaba las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> 1a sociedad, su anhelo <strong>de</strong> absoluto, las espuelas <strong>de</strong> lagloria, la autoridad <strong>de</strong>l honor, la <strong>de</strong>sigualdad y el predominio <strong>de</strong> los mejores... todoaquello sin lo cual no hay vida posible: <strong>Arabia</strong>, en su estruendosa <strong>de</strong>rrota, en elsalvajismo <strong>de</strong> sus comportamientos, al menos era ese anhelo, esa gloria y esa jerarquía<strong>de</strong>l saber y <strong>de</strong>l coraje. Pero Europa, enferma, inane, rematada, ha perdido el rumbo y losque preten<strong>de</strong>n <strong>de</strong>volverle el or<strong>de</strong>n, hijos <strong>de</strong> esa misma masa, no organizarán sino elpo<strong>de</strong>r más pervertido. No <strong>de</strong>seo vivir en esa sociedad ni darles la ocasión <strong>de</strong> usar minombre. Es doloroso vivir en una soledad tan atroz como la mía. Este profundo rechazo,esta absoluta falta <strong>de</strong> acuerdo con mi tiempo, que a veces me hace escuchar el eleteo <strong>de</strong>la locura, me ha producido un estado <strong>de</strong> total <strong>de</strong>sasimiento. ¿Qué me queda? Ningúnlugar es ya el mío ni amo a nadie, y cuanto pienso, en vez <strong>de</strong> convertirse en claridad <strong>de</strong>la vida, es una herida en la conciencia. Como hay medicamentos que producen lainsensibilidad <strong>de</strong> la carne, este cortar todos los hilos ha convertido mi mente en uncadáver. Puedo quedarme horas mirando un punto fijo, sin <strong>de</strong>sear nada, yerto, como unapiedra.Por encima <strong>de</strong> todo lo que me ha importado en mi vida, más que leer, más quecorrer en motocicleta, más que el relámpago <strong>de</strong> plenitud <strong>de</strong> la rebelión árabe -qué era enel fondo todo, sino el caldo <strong>de</strong> cultivo <strong>de</strong> un personaje, allí don<strong>de</strong> pudiera realizar unagesta digna <strong>de</strong> ser recordada, digna <strong>de</strong> «contarse»-, estaba escribir. Me habría cortadolas piernas por una página inmortal. Lo hubiera dado todo por esa página. Y bien, ayer,mientras <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la barandilla <strong>de</strong>l barco contemplaba Bombay aplastado por la noche, <strong>de</strong>pronto la vi. Sí, estaba ahí. Era mía. Y me di cuenta <strong>de</strong> que ya no me importaba, <strong>de</strong> quepodía «no escribirla».Aquí, <strong>de</strong>snudo, sudando, envuelto por el aire estancado <strong>de</strong> este camarote, miro micuerpo, y no lo entiendo, como ya no entiendo nada. Sudo. Ésa es la realidad. Ese saboren los labios y ese escozor en los ojos. Y el hedor <strong>de</strong> mis sobacos. Hace un rato,dormitaba y una rata trepó hasta la mesa. Debí <strong>de</strong> parecerle muerto. Se quedó quieta,mirándome. Le recité unos versos <strong>de</strong>l canto V <strong>de</strong> la Odisea: «¡Haber tenido una tumba yrenombre en Acaya! »Ah, sí. Es lo mismo que cantaba mi amado Mutanabbi: Haber perdido mi edad y5 No hay documentación alguna que permita relacionarlo verosímilmente con esas –ni otras- activida<strong>de</strong>s políticas.8

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!