A bordo <strong>de</strong>l Rajputana. Bombay, 8 <strong>de</strong> Enero <strong>de</strong> 1929He besado al <strong>de</strong>stino en la boca. He hecho gritar <strong>de</strong> placer a esa vieja puta, laVida. He visto cómo poco a poco iba secándose en mi alma la sangre. Y he tocado loque hay <strong>de</strong>spués: la absoluta invulnerabilidad <strong>de</strong> los que pue<strong>de</strong>n hablar <strong>de</strong> tú a tú con laaniquilación.Podría volarme la cabeza en este instante. Tengo en una mano mi revólver, y en laotra la polla. Puedo hacerme una paja o saltarme los sesos. O matar las pulgas a tiros.Qué más da. El calor es insoportable. El camarote apesta. Es el maldito olor <strong>de</strong>l<strong>de</strong>sinfectante y el maldito olor que espesa el aire, la peste <strong>de</strong> la India. Las gotas <strong>de</strong> sudorresbalan por mi rostro, me ciegan, las noto cuello abajo, por el pecho, por el vientre. Lavida es una broma estúpida, pero la muerte también. No soy hijo <strong>de</strong> ningún Dios, y yasoy sólo <strong>de</strong>sesperación. Bombay es repugnante. He pasado estos últimos díastraduciendo a Homero. He <strong>de</strong>jado que me posea ese vértigo luminoso <strong>de</strong> hierrossangrientos, <strong>de</strong> polvo y sol <strong>de</strong> fuego 2 , que arrasase cada segundo <strong>de</strong> mis días;suicidarme en esa exaltación vicaria. Pero ya no puedo, estoy <strong>de</strong>masiado «más allá»,palpo el otro lado.Han dispuesto un piquete al pie <strong>de</strong> la pasarela para que los periodistas no suban albarco. También hay vigilancia en la puerta <strong>de</strong>l camarote. Qué imbecilidad. Sólo mepermiten salir a cubierta un rato por la noche, supongo que para que no me pudra. Peroel puerto huele peor que el camarote. Qué tierra tan disparatada la India. Vine soñandocon per<strong>de</strong>rme, que nadie se acordaría <strong>de</strong> mí, que podría matar mi memoria. Pero esinútil. Me persigue la fama <strong>de</strong> alguien que ya ha muerto en mí. Sólo una cosa me une alque fui, a los que he sido: todos amamos a Homero.Si al menos hubiera podido seguir en Miranshah 3 El clima <strong>de</strong>l Waziristán erafresco y agradable, nadie me molestaba, y en los atar<strong>de</strong>ceres mi alma se aplacabacontemplando en la lejanía las azuladas montañas <strong>de</strong> Afganistán. A veces algún viajero<strong>de</strong> las caravanas <strong>de</strong> Samarkanda entretenía mis noches con relatos fantásticos. Era un ir<strong>de</strong>sprendiéndome suavemente <strong>de</strong> todo, <strong>de</strong>satando nudo tras nudo cuanto me uniera aalgo. Las heridas <strong>de</strong> mi alma aplacaban su escozor. No tenía que hablar con nadie. Porfin fuera <strong>de</strong>l mundo. Y la única dicha en la que ya creo, la lectura, embriagándome conla inteligencia <strong>de</strong> otros, la morfina <strong>de</strong> la inteligencia, que me hacía olvidar, aunque fuesepor algunas horas, la conversión en mierda <strong>de</strong> lo que alguna vez fue vida en mí. Hereleído mucho, todos mis historiadores griegos y romanos, Schopenhauer, Virgilio,Melville, Jane Austen, Gibbon, Proust, las Memorias <strong>de</strong> Saint-Simon, Stendhal,Bau<strong>de</strong>laire..., ese relato que me hizo llegar su autor, un austríaco, por mediación <strong>de</strong>nuestra embajada, sobre la «educación sentimental» <strong>de</strong>l ca<strong>de</strong>te Törlees 4 ; ah, cómo hedisfrutado allí con Kipling, en su salsa. Y qué placer <strong>de</strong>jar que el tedio fuera<strong>de</strong>struyéndome, lentamente, como el que saborea un gozo animal. Todos los días, antes<strong>de</strong> cenar, como un rito, contemplaba el crepúsculo tras las Suleyman, belleza inefable,ajena y sobreviviente a la abyección <strong>de</strong> mi vida y tan inexplicable como ella, y por la2 Parece aludir más a la ILIADA que a la ODISEA, cuando es esta la que estaba traduciendo.3 Su último <strong>de</strong>stino, antes <strong>de</strong>l obligado regreso a Inglaterra (durante el que está escrito el presente memorial). Era un puesto<strong>de</strong>stacado <strong>de</strong> la RAF, en Waziristán, a quince kilómetros <strong>de</strong> la frontera afgana. Al <strong>de</strong>stacamento inglés, <strong>de</strong> veintiséis hombres, seañadían setecientos “irregulares” <strong>de</strong> la India. <strong>Lawrence</strong> se ocupó allí en la oficina y como pagador. Era un <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> dos meses,pero él había conseguido prolongarlo.4 Las tribulaciones <strong>de</strong>l joven Törlees, <strong>de</strong> Robert Musil.7
noche casi podía tocar las estrellas con la mano en un cielo limpio.Me han robado hasta ese último paraíso. Debo: volver a Inglaterra. Debo cumplirel papel miserable que este momento <strong>de</strong> la Historia asigna a 1os encargados <strong>de</strong>«entretener» el sueño <strong>de</strong> las masas. No me va. Si me <strong>de</strong>jaran ser sereno... Vivir sólo <strong>de</strong>noche, cuando esas masas duermen. Sí. Sereno <strong>de</strong> un banco. Podría escribir durantetoda la noche, oír música. O emocionarme con mi inquebrantable salud, ese placer,como <strong>de</strong>cía Montaigne, sólido, carnoso, suave. Y leer, leer. Pero no creo que pueda.Debo ser hasta la muerte ese <strong>Lawrence</strong> <strong>de</strong> <strong>Arabia</strong> que tanto les fascina. La fama meseguirá como me ha seguido hasta la India. Ha bastado que el Emir Amanullah sea<strong>de</strong>rrocado por su hermano Inayatullah Khan y éste a su vez por el bandido Bacha-i-Saquaao, para que inmediatamente todo el mundo imagine que yo estaba metido enconspiración y me <strong>de</strong>vuelvan a Inglaterra 5 . Hasta Amany Afghan, el periódico oficial <strong>de</strong>Kabul, ha asegurado tener pruebas <strong>de</strong> que yo era el «cerebro» <strong>de</strong> la operación.Cuánta imbecilidad.Qué me importa la India, y qué me importa ya nada. El mundo no tiene ningunasolución, y si hay alguna, no solución, sino «remedio», que retrase la hecatombe, es tanbrutal que no quiero tomar parte en ello. Todo son presagios <strong>de</strong> la catástrofe, y lo peor,<strong>de</strong> una catástrofe barata. La vieja sabiduría que había establecido los pilares <strong>de</strong>l mundo,está siendo arrasada por el po<strong>de</strong>r abestiado <strong>de</strong> esas masas a las que me niego a servir. Loque sujetaba las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> 1a sociedad, su anhelo <strong>de</strong> absoluto, las espuelas <strong>de</strong> lagloria, la autoridad <strong>de</strong>l honor, la <strong>de</strong>sigualdad y el predominio <strong>de</strong> los mejores... todoaquello sin lo cual no hay vida posible: <strong>Arabia</strong>, en su estruendosa <strong>de</strong>rrota, en elsalvajismo <strong>de</strong> sus comportamientos, al menos era ese anhelo, esa gloria y esa jerarquía<strong>de</strong>l saber y <strong>de</strong>l coraje. Pero Europa, enferma, inane, rematada, ha perdido el rumbo y losque preten<strong>de</strong>n <strong>de</strong>volverle el or<strong>de</strong>n, hijos <strong>de</strong> esa misma masa, no organizarán sino elpo<strong>de</strong>r más pervertido. No <strong>de</strong>seo vivir en esa sociedad ni darles la ocasión <strong>de</strong> usar minombre. Es doloroso vivir en una soledad tan atroz como la mía. Este profundo rechazo,esta absoluta falta <strong>de</strong> acuerdo con mi tiempo, que a veces me hace escuchar el eleteo <strong>de</strong>la locura, me ha producido un estado <strong>de</strong> total <strong>de</strong>sasimiento. ¿Qué me queda? Ningúnlugar es ya el mío ni amo a nadie, y cuanto pienso, en vez <strong>de</strong> convertirse en claridad <strong>de</strong>la vida, es una herida en la conciencia. Como hay medicamentos que producen lainsensibilidad <strong>de</strong> la carne, este cortar todos los hilos ha convertido mi mente en uncadáver. Puedo quedarme horas mirando un punto fijo, sin <strong>de</strong>sear nada, yerto, como unapiedra.Por encima <strong>de</strong> todo lo que me ha importado en mi vida, más que leer, más quecorrer en motocicleta, más que el relámpago <strong>de</strong> plenitud <strong>de</strong> la rebelión árabe -qué era enel fondo todo, sino el caldo <strong>de</strong> cultivo <strong>de</strong> un personaje, allí don<strong>de</strong> pudiera realizar unagesta digna <strong>de</strong> ser recordada, digna <strong>de</strong> «contarse»-, estaba escribir. Me habría cortadolas piernas por una página inmortal. Lo hubiera dado todo por esa página. Y bien, ayer,mientras <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la barandilla <strong>de</strong>l barco contemplaba Bombay aplastado por la noche, <strong>de</strong>pronto la vi. Sí, estaba ahí. Era mía. Y me di cuenta <strong>de</strong> que ya no me importaba, <strong>de</strong> quepodía «no escribirla».Aquí, <strong>de</strong>snudo, sudando, envuelto por el aire estancado <strong>de</strong> este camarote, miro micuerpo, y no lo entiendo, como ya no entiendo nada. Sudo. Ésa es la realidad. Ese saboren los labios y ese escozor en los ojos. Y el hedor <strong>de</strong> mis sobacos. Hace un rato,dormitaba y una rata trepó hasta la mesa. Debí <strong>de</strong> parecerle muerto. Se quedó quieta,mirándome. Le recité unos versos <strong>de</strong>l canto V <strong>de</strong> la Odisea: «¡Haber tenido una tumba yrenombre en Acaya! »Ah, sí. Es lo mismo que cantaba mi amado Mutanabbi: Haber perdido mi edad y5 No hay documentación alguna que permita relacionarlo verosímilmente con esas –ni otras- activida<strong>de</strong>s políticas.8
- Page 2 and 3: LAWRENCE DE ARABIALA CORONA DE AREN
- Page 4 and 5: En recuerdo de mi madre, María del
- Page 6: O THOU, ARABIAN BIRD!-WILLIAN SHAKE
- Page 11 and 12: enormes pórticos cavernosos sobre
- Page 13 and 14: miraba extasiado ese rostro, suave
- Page 15 and 16: tumba de Hanza, en las afueras de M
- Page 17 and 18: comprender que es un instrumento m
- Page 19 and 20: Bombay 9 de EneroBueno sigo con Egi
- Page 21 and 22: esplandeciente como lomos de sardin
- Page 23 and 24: Las quebradas de olivares hacia Anf
- Page 25 and 26: ese ataque hacia el ala izquierda d
- Page 27 and 28: corazón ardían en ese sueño magn
- Page 29 and 30: vigilaba sus campamentos del desier
- Page 31 and 32: Mando de El Cairo por su retraso y
- Page 33 and 34: Alejandro: Y la tierra temblaba ant
- Page 35 and 36: su arte más sutil en atraerse a to
- Page 37 and 38: como había pensado, apartar la mir
- Page 39 and 40: sus ojos. Los gritos del marroquí
- Page 41 and 42: Llegué a Alepo para Año Nuevo. Me
- Page 43 and 44: continuidad. En uno de los viajes a
- Page 45 and 46: que quisiera y me ofreció al Jerif
- Page 47 and 48: artista en untar con manteca a los
- Page 49 and 50: Establecimos un campamento para alg
- Page 51 and 52: derramarme en esa carne.Abracé a A
- Page 53 and 54: 12 de Enero. Mar Arabigo.Lo que cad
- Page 55 and 56: ultratumba la formación de muertos
- Page 57 and 58:
facilitasen dinero y municiones, au
- Page 59 and 60:
¿Y era ésta la esposa de Héctor,
- Page 61 and 62:
Le ordené a Alí ibn Hussein que a
- Page 63 and 64:
-Sí. Es un espectáculo hermosísi
- Page 65 and 66:
presencia del gobernador, Hajim Bey
- Page 67 and 68:
sentirse Dios. En aquel mundo de so
- Page 69 and 70:
Auda y yo. Thomas, henchido de demo
- Page 71 and 72:
He intentado dormir. Pero no puedo.
- Page 73 and 74:
moverse una cabra o un perro. Algun
- Page 75 and 76:
Y subí al Rolls y nos pusimos en m
- Page 77 and 78:
No logré poner orden. Recuerdo mi
- Page 79 and 80:
También me acompañaron mucho la A
- Page 81 and 82:
Qué imbécil.Pero esos casi cinco
- Page 83 and 84:
en un desastre. Tuve que huir, me e
- Page 85 and 86:
Antología de Spoon River, de un no
- Page 87 and 88:
Guy era una imagen amorosa que me e
- Page 89 and 90:
está detrás de las Secciones de A
- Page 91 and 92:
emocionado y que la altura literari
- Page 93 and 94:
En el mar Rojo, frente a Wejh, 19 d
- Page 95 and 96:
NOTA FINAL DE LOS EDITORESEl corone
- Page 97 and 98:
Pero sé que de todos los reyes, s
- Page 99 and 100:
explican estas memorias quien dio l
- Page 101 and 102:
Página 64Más interesante que lo q
- Page 103 and 104:
BIBLIOGRAFÍASobre la rebelión ár