12.07.2015 Views

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

habrá un Bon Sauveur 53 para mí. Me lo garantiza mi revolver.La gente como Brummell o como yo “suce<strong>de</strong>n”, como <strong>de</strong>cía Whistler <strong>de</strong>l Arte.Algo nos arrastra más allá incluso <strong>de</strong> nuestra propia voluntad, algo más sabio que lapropia inteligencia, porque llega más lejos. Hasta tocar este inmenso silencio final. Yono he elegido lo que irradio y fascina a la gente. Y eso es Arte. Soy <strong>de</strong> esos que, comodice un verso <strong>de</strong> la Luna, “salimos solos”. He exhibido mi excepcionalidad ante los ojos<strong>de</strong> un mundo que ya no es capaz <strong>de</strong> concebir esa ban<strong>de</strong>ra orgullosa. Auda sí la veía,como yo. Y la muerte <strong>de</strong> gestos como el mío –como el abandono final <strong>de</strong> Brummellprefigura,más aún ratifica, la extinción <strong>de</strong>l “artista” a la que estamos asistiendo.¿Por qué ni en los momentos <strong>de</strong> mayor abatimiento he dudado <strong>de</strong> misuperioridad? La he sentido como algo natural. Cuando marchábamos por el <strong>de</strong>sierto, yosabía que era mi sola presencia la que atraía a las tribus. ¿Por qué? Morían por mí. Y yoaceptaba esa entrega como algo natural, como si en mí continuara una herencia radiantey que yo exhibía, fríamente, como un ave solitaria, más allá <strong>de</strong> los planes <strong>de</strong> losgobernantes <strong>de</strong> este mundo y <strong>de</strong> lo dictadores <strong>de</strong> nuestra conducta mo<strong>de</strong>rna.De pronto me acuerdo <strong>de</strong> Janet Laurie. Yo la amé. La <strong>de</strong>seé. Me acuerdo <strong>de</strong>aquellos labios gruesos, <strong>de</strong> su nuca, que me excitaba; su mirada centelleante.Jo<strong>de</strong>r. Me estoy empalmando otra vez. No hace ni media hora que me he hechouna paja, y otra vez la tengo tiesa. Debe <strong>de</strong> ser el calor. Pero recordar a Janet me estáponiendo caliente. Nunca la toqué. Cómo me gustaría ahora. Dios, cómo la quería. Ocómo, quizá, la quiero todavía. La adoraba. Si la tuviera aquí ahora, la arrodillaría entremis piernas y le haría que me la chupase.Una tar<strong>de</strong> le dije que la quería, que nos casáramos. Pese a su afecto, ¡quérepulsión vi en sus ojos!¡Fuera este tema para siempre!Mis días transcurrían lentamente. El tedio. Sobre todo, la sensación <strong>de</strong> haberperdido mi vida. La Rebelión había sido un error. Me había proporcionado momentos<strong>de</strong> emoción, me había hecho sentirme vivo, pero nada más. La situación mundial iba <strong>de</strong>mal en peor, y acaso yo les había hecho flaco favor los árabes. Mi obra me abrumaba,Las siete columnas era algo que ya lamentaba haber escrito; no me gustaba, pero mesentía incapaz <strong>de</strong> rehacerlo. El personaje creado por Lowell Thomas me perseguía.Estaba solo. Una soledad atroz. Me veía a veces solo ante la inmensidad <strong>de</strong>l tiempo, <strong>de</strong>lUniverso. Sin sentido.La Historia es siempre igual, y jamás apren<strong>de</strong>. La guerra había sido un inmenso ycarnicero error, pero el tratado <strong>de</strong> paz <strong>de</strong> Versalles era un nido serpientes. ¿Quién podíaimaginar que sometiendo a Alemania al ultraje <strong>de</strong> Versalles no iba a alimentar algoterrible, que engordaría sus rencores, que la llevaría a la ruína y al enfrentamientosocial? ¿Y qué saldría <strong>de</strong> todo esto? Por lo que sé, han sucedido cosas que no permitenpresagiar nada bueno. Lid<strong>de</strong>ll Hart me escribió diciéndome que los Cuerpos Francos <strong>de</strong>Noske habían acabado con los spartakistas, pero noticias que he recibido recientementehablan <strong>de</strong> brutalidad, <strong>de</strong> un nacionalismo exacerbado, <strong>de</strong> persecuciones <strong>de</strong>smesuradas,<strong>de</strong> una exaltación absoluta <strong>de</strong> lo peor que hay en nosotros. ¿Pero acaso no ha parido esemonstruo la “virtuosa” <strong>de</strong>mocracia? Cuando se ha permitido que América imponga aculturas muy superiores su mediocre visión <strong>de</strong>l mundo, todo pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r. Me acuerdo<strong>de</strong> lo que me dijo Feyssal en París: “Una cultura que acaba <strong>de</strong> rezumar Rilke, sometidapor los salchicheros <strong>de</strong> Chicago…” Yo había leído La <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>Spengler, con el que coincidía en muchos puntos <strong>de</strong> vista, pero no es ya Spengler quien53 Manicomio don<strong>de</strong> fue asilado Brummenll.87

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!