12.07.2015 Views

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

en un <strong>de</strong>sastre. Tuve que huir, me escondí en Oxford y durante el otoño escribí elcapítulo octavo <strong>de</strong> Las siete columnas y -no salía a la calle- volví a mis antiguosestudios sobre las Cruzadas. Eso me distraía y a veces llegaba a olvidarme durantealgunos ratos <strong>de</strong> la mierda <strong>de</strong> mi vida. Pero era consciente <strong>de</strong> que salvo algunas páginas<strong>de</strong> mi libro, todo lo <strong>de</strong>más, Cruzadas incluidas, flotaba en un espacio que era el <strong>de</strong>loficio, no el <strong>de</strong>l talento.Se me está ocurriendo una i<strong>de</strong>a. Quizá fuera tema para un poema, pero no estoydotado para la poesía. Pero es una imagen hermosa. Veo a Ulises, atado al mástil,pasando ante las espantosas sirenas. No navega por la <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> sus graznidos. Lassirenas están calladas, aferradas a las rocas, quietas. Ulises atraviesa el silencio <strong>de</strong> lassirenas. Es mucho más horrible.Si a alguien le sirve esta imagen, se la regalo.Cerca ya <strong>de</strong> Navida<strong>de</strong>s, para acabar <strong>de</strong> alegrarme la vida, perdí todo el manuscrito<strong>de</strong> Las siete columnas durante un cambio <strong>de</strong> tren en Reading. Es curioso: eso, que <strong>de</strong>bióhaber constituido para mí un golpe terrible, resbaló por mis nervios como elcontratiempo más ajeno. Quizá la pesadumbre que me causaba todo el absurdo montaje<strong>de</strong> Lowell Thomas me obsesionaba tanto que no me <strong>de</strong>jaba consi<strong>de</strong>rar otra cosa. HerberBaker, el arquitecto, me «ofreció asilo» en su estudio <strong>de</strong> Westminster; allí me encerré yentre Enero y Febrero volví a escribirlo <strong>de</strong> nuevo.Mientras tanto, como era lógico esperar, todo el edificio <strong>de</strong> la política en OrienteMedio se vino abajo. Los árabes se sublevaron contra Inglaterra, y los sirios contraFrancia. Siria proclamó rey a Feyssal, y consi<strong>de</strong>raron parte <strong>de</strong> ese reino hasta Palestina.Tanto Londres como París rechazaron la proclamación. La situación no sólo era muyconfusa, sino peligrosísima. Tuve que romper mi aislamiento para empezar unacampaña <strong>de</strong> prensa explicando qué era lo que realmente estaba sucediendo, pero nosirvió para nada y al final Feyssal fue <strong>de</strong>rrotado por las tropas francesas en Meyssalun -don<strong>de</strong> murió el heroico Azmi Bey- y tuvo que huir a Palestina bajo protección inglesa.¡Dios! ¿Cómo es posible? ¡Otra rata! Pero ésta no tiene aspecto <strong>de</strong> apreciar aHomero.Se ha organizado un jaleo enorme. He disparado contra la rata, que ha quedadopartida en dos. El camarote se ha llenado <strong>de</strong> marineros. El capitán me ha or<strong>de</strong>nado quele entregue mi revólver. Me he negado. No estoy dispuesto a quedarme sin mi únicosalvaconducto. Por fin se han ido, pero me ha dicho que lo comunicaría a Londres pararecibir instrucciones. Que haga lo que quiera. Y Londres, lo mismo. No entregaré elrevólver jamás.82

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!