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Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

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He intentado dormir. Pero no puedo. Sigo. Aquel Invierno <strong>de</strong> 1918 fue el másterrible que recuerdo. El frío era insoportable. Los árabes, sin ropas <strong>de</strong> abrigo, secongelaban. Yo los veía aprovechar el más pequeño hueco, ni siquiera una cueva, en lasrocas, y allí se agazapaban junto a una pequeña hoguera <strong>de</strong> ajenjo. Pero muchos <strong>de</strong>dosse helaron y las amputaciones se multiplicaban. Los turcos parecían, a<strong>de</strong>más,reanimarse, no sólo aumentaban sus efectivos sino que luchaban con más fiereza.Trasladamos nuestro campamento –si es que aquel <strong>de</strong>sperdigado hormiguero <strong>de</strong>guerreros ateridos era un campamento- a Uadi Jinz, y <strong>de</strong>spués a Uheddia, don<strong>de</strong> seencontraba Feyssal. Feyssal estaba muy preocupado, me dijo que <strong>de</strong>tectaba un gran<strong>de</strong>sánimo entre los suyos y que necesitábamos una victoria. Pero la resistencia turca laconvertía en algo muy difícil. Levantó un poco nuestras ilusiones que unos mensajerosnos comunicaran la toma <strong>de</strong> Amman, por Allenby. Pero teníamos la sensación <strong>de</strong>encontrarnos atrapados por aquel Invierno ante unas líneas <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa infranqueables.Fui a El Cairo y le pedí a Allenby refuerzos, dinero y «estímulos militares. Medijo que la situación era <strong>de</strong>licada, pero en Otoño se lanzaría una ofensiva <strong>de</strong>finitiva. Queera conveniente engañar a los turcos y a los alemanes haciéndoles creer que nosconcentraríamos en el valle <strong>de</strong>l Jordán, mientras él llevaba sus tropas hacia los olivaresy naranjales <strong>de</strong> Ramleh. Quería concentrar allí todos los efectivos para mediados <strong>de</strong>Septiembre, y me encomendó el apoyo a la ofensiva, dividido en dos líneas <strong>de</strong>penetración: Joyce y los blindados <strong>de</strong>berían atacar Muddouwarah, y yo con mis árabes,Ma'an. Prometió una coordinación con la RAF y el suficiente soporte artillero.Entonces sucedió algo que por unos días puso en peligro toda la estrategia<strong>de</strong>cidida para aquella campaña. Los bolcheviques se habían hecho con Rusia e hicieronpúblicos los acuerdos Sykes-Picot. El Jerife Hussein se enfureció y amenazó con retirarsu apoyo a la guerra, aprovechando <strong>de</strong> paso para amenazar a su hijo Feyssal por elnombramiento <strong>de</strong> Jaafar Bajá como comandante <strong>de</strong> sus tropas. Jaafar presentó sudimisión a Feyssal para evitar enfrentamientos, pero Feyssal no la aceptó. Allenby dijoque apoyaría a Feyssal si <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cía a su padre en el caso <strong>de</strong> una <strong>de</strong>fección <strong>de</strong> éste.Por fin, La Meca rectificó y la situación pudo recomponerse. Allenby envió al tenientecoronel Alan Dawnay como enlace entre los ejércitos árabe y británico, lo que sí fueconsi<strong>de</strong>rable ayuda, porque Dawnay entendía muy bien las características <strong>de</strong> laRebelión. Yo regresé a El Cairo; Allenby me dio las últimas instrucciones sobre lasoperaciones <strong>de</strong> Otoño, pero me aseguró que los acuerdos Sykes-Picot iban a serindiscutibles.-Es un error, señor -le dije-. Los árabes no se conformarán.-Los árabes no tienen artillería -me respondió.-Los acuerdos son una infamia.-Yo no sé <strong>de</strong> infamias -exclamó, malhumorado-. Sólo sé hacer mi trabajo Comousted <strong>de</strong>bería saber hacer el suyo. La política no es asunto nuestro. Somos militares.Nuestra misión es combatir y ganar, no discutir lo que los gobiernos acuerdan.-Pero les hemos prometido a los árabes... -intenté argumentar.-Yo no. Usted lo ha prometido.No pu<strong>de</strong> respon<strong>de</strong>rle. Me dijo que fuese a Jefer a explicarles <strong>de</strong> la mejor manera alos árabes lo que iba a pasar, y que disfrazase en lo posible el alcance <strong>de</strong> los tratados.Volé <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí a Quweira y luego a Jefer, don<strong>de</strong> me esperaban Nuri Shalaam y Feyssal.Deseé que el avión se estrellase.Feyssal y Nuri eran conscientes <strong>de</strong> esos tratados, pero mantenían una últimaesperanza <strong>de</strong> que no se pudieran llevar a la práctica en su totalidad si ellos ocupaban elterritorio con la fuerza suficiente. Yo apoyé esa teoría.-Debéis entrar el primero en Damasco -le dije a Feissal-. Y crear <strong>de</strong> inmediato un70

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