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Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

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Auda y yo. Thomas, henchido <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocráticas fraternida<strong>de</strong>s, me dijo:-Dígale a Auda que todos los esfuerzos y el sufrimiento <strong>de</strong> esta guerra se veránrecompensados. Que vamos a darles un gobierno legítimo y su libertad.Se lo transmití a Auda. Auda ni lo miró, y me dijo:-Que Alá le conserve su bondad. Dile que en lo que a mí respecta, con que no lovea haciéndome una fotografía me conformo.-Lo que acaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirme Auda resume mejor que yo pueda hacerlo, lo que aquísignifican esas buenas intenciones políticas que usted proclama, Lowell -le dije-. Y siintentase compren<strong>de</strong>rlo, a lo mejor lo consigue. El recetario político que usted lepropone, ni lo roza. La fotografía que no quiere, y que si usted le hace sin suconsentimiento, sin duda le costará el cuello, choca <strong>de</strong> frente con sus creencias. Con loque él es.-Una forma tan primitiva <strong>de</strong> vida no pue<strong>de</strong> sobrevivir a los avances <strong>de</strong> nuestraépoca.-¿ Y qué razones le dan a usted <strong>de</strong>recho -le dije- a consi<strong>de</strong>rar primitiva la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>que una fotografía roba el alma, y no lo contrario, que lo tosco es consi<strong>de</strong>rar que lasconsecuencias <strong>de</strong> esa fotografía no modifiquen nuestra suerte?Diez años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esa conversación, puedo asegurar que si yo me hubieranegado, como Auda, a ser fotografiado y a <strong>de</strong>jar que Lowell Thomas propagase supintoresca visión <strong>de</strong> mi actuación en <strong>Arabia</strong>, muy otro hubiera sido mi futuro. Fui yoquien <strong>de</strong>bió cortarle el cuello.De todas formas, Thomas no era sino uno más -y no personalmente perverso- <strong>de</strong>los servidores <strong>de</strong> esa nefasta concepción <strong>de</strong> la sociedad que ha ido extendiéndose comouna enfermedad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace poco más <strong>de</strong> cien años. El final, no es preciso ser muy listopara suponerlo.-¿Sabe usted lo más hermoso <strong>de</strong> esta guerra? -intenté explicarle un día-. Que notiene metas materiales. La ban<strong>de</strong>ra jerifiana sobre Damasco no será la consagración <strong>de</strong>ningún <strong>de</strong>recho ni ninguna constitución occi<strong>de</strong>ntales. Será, simplemente, eso: la ban<strong>de</strong>raroja al viento <strong>de</strong> Damasco. Un sueño.La primera batalla <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la toma <strong>de</strong> Jerusalem don<strong>de</strong> tuve que intervenir fueen Tafileh, una al<strong>de</strong>a al sur <strong>de</strong>l mar Muerto cuya posesión interesaba mucho a Allenby.Instalé un campamento <strong>de</strong> agrupamiento al amparo <strong>de</strong> las sagradas cimas <strong>de</strong> Edom,cerca <strong>de</strong>l Uadi Mussa, don<strong>de</strong> Moisés había hecho brotar el agua <strong>de</strong> una roca.Empezamos el ataque por la estación <strong>de</strong> Jurff, y le asigné el mando a Nasir. Nasirconsiguió una victoria rápida y avanzamos hacia Tafileh. Pero empezó a nevar y elviento <strong>de</strong>l Cáucaso que azotaba aquella meseta fue especialmente frío; no habíainten<strong>de</strong>ncia ni el Estado Mayor <strong>de</strong> Allenby nos había provisto <strong>de</strong> ropa a<strong>de</strong>cuada, nibotas para la nieve. Las abayaas <strong>de</strong> oveja con que nos envolvíamos no eran suficientes.O tomábamos Tafileh o corríamos el riesgo <strong>de</strong> perecer. Cercamos el pueblo -lo quepudimos lograr porque <strong>de</strong> pronto apareció Auda con sus guerreros- y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>pedirles la rendición, que no aceptaron, atacamos. La lucha fue dura, porque el fríocongelaba a los heridos antes <strong>de</strong> que pudiéramos hacer nada por ellos, peroconquistamos Tafileh y la fortificamos. Pronto hubo un contraataque turco con fuerzassuperiores -era la 48ª División <strong>de</strong> Hammid Bajá- y faltó muy poco para que nos<strong>de</strong>sbordasen. Se salvó la situación gracias al avance <strong>de</strong> las fuerzas <strong>de</strong>l Emir Zaid y lallegada <strong>de</strong> refuerzos con el Emir Abdullah, que incluía dos viejos Hotchkiss. Fue uncombate muy sangriento y <strong>de</strong>sesperado. Pero conseguimos cercar a los turcos yMohamad el Ghasib, un ageylish muy valeroso, acabó rompiendo su línea con una cargacasi suicida. Tafileh era el cierre <strong>de</strong> la tenaza <strong>de</strong> las divisiones <strong>de</strong> Allenby y el ejércitoárabe. Ya podíamos tocar las puertas <strong>de</strong> Damasco.68

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