12.07.2015 Views

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Era corresponsal <strong>de</strong> prensa y había venido para «contar» la rebelión árabe. Lo que porcierto hizo, con tonos lo suficientemente comerciales. Thomas me siguió en algunasexpediciones y se inventó otras. Pero tuve que sufrir su presencia durante algún tiempo.El problema <strong>de</strong> Lowell Thomas era el mismo <strong>de</strong> nuestra sociedad actual, lamediocridad <strong>de</strong> sus gustos, la mezquindad <strong>de</strong> sus metas y la ramplonería <strong>de</strong> su forma <strong>de</strong>enten<strong>de</strong>r el mundo y la vida; incapacidad para un pensamiento profundo y una facilidad<strong>de</strong> <strong>de</strong>slumbramiento por los aspectos más triviales <strong>de</strong> los acontecimientos, que a<strong>de</strong>más<strong>de</strong> impedir una comprensión más honda, aplebeya el sentido <strong>de</strong> cuanto toca.No entendió nada <strong>de</strong> la Rebelión y escribió páginas y páginas <strong>de</strong> una consistentevulgaridad; no entendió jamás qué estaba sucediendo allí. Los árabes eran para él unmundo impenetrable, <strong>de</strong>l que le sorprendía su suciedad y a veces su crueldad, y al quemedía con criterios <strong>de</strong>mocráticos norteamericanos. Tampoco sus lectores hubieranadmitido otra versión <strong>de</strong> los hechos que la romántica <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> paisajes y tribusexóticas, y en mí vió un filón para crear un personaje más romántico, si cabe, quesatisfaciera los sueños baratos <strong>de</strong>l lector medio <strong>de</strong> periódicos. En Hussein y Feyssal veíaunos libertadores que, según él, se sacudían siglos <strong>de</strong> la dominación tiránica <strong>de</strong> losturcos. No comprendía el profundo respeto que latía por Constantinopla en el alma <strong>de</strong>los árabes.-Luchan por la libertad -me dijo en una ocasión-. Por salir <strong>de</strong> una vida primitivabajo el yugo turco y alcanzar sus <strong>de</strong>rechos, como todo hombre-Luchan por una libertad que usted no enten<strong>de</strong>ría -repliqué-. Por un mundo propioque nada tiene que ver con lo que usted consi<strong>de</strong>ra «<strong>de</strong>rechos políticos». Creen en el<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> la inteligencia, <strong>de</strong> la astucia, <strong>de</strong>l valor personal; la religión es la columnavertebral <strong>de</strong> su existencia, tanto individual como tribal; creen en leyes sancionadas porsiglos <strong>de</strong> uso.-No hay hombre que no quiera ser libre, me dijo, malhumorado.-Sin duda -le contesté-. Pero le aseguro que el sentido <strong>de</strong> esa libertad varía muchosegún los pueblos.Lowell Thomas no es que fuese tonto, es que era un convencido <strong>de</strong>mócrata <strong>de</strong> lamás firme raíz norteamericana. Y le resultaba muy difícil compren<strong>de</strong>r que pudieranexistir en el mundo formas <strong>de</strong> vida diferentes <strong>de</strong> esa ramplona igualdad que su naciónhabía consagrado como mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> vida para todos. Ha sido el único occi<strong>de</strong>ntal invitadopor Feyssal a una cena <strong>de</strong> jefes <strong>de</strong> tribus al que he visto ¡pedir una cuchara, ya que leresultaba repulsivo utiliza sus <strong>de</strong>dos!Lowell Thomas, aunque obviamente no se 1o propusiera, me ha hecho muchodaño. Sus artículos <strong>de</strong> prensa y, sobre todo, las conferencias con que acompañaba laproyección <strong>de</strong> películas sobre la guera <strong>de</strong> Palestina, me llevaron a ocupar un papel en laiconografía popular que me resultaba muy incómodo. No solamente porque mimomento <strong>de</strong> mayor exaltación en ese <strong>de</strong>lirio -«el romántico caudillo <strong>de</strong> la rebelión»-coincidió con el <strong>de</strong> mayor <strong>de</strong>presión personal por mi conciencia <strong>de</strong> haber sido cómplice<strong>de</strong> la canallesca estafa <strong>de</strong>l tratado Sykes-Picot, sino porque me convirtió. <strong>de</strong> ese «serlegendario» que yo amaba en un «superhombre» populachero y me robó la intimidad, elanonimato, que era ya el último paraíso en este mundo don<strong>de</strong> ocultarme y rumiar, almenos en paz, mi ruina y mi soledad. Y lo peor <strong>de</strong> todo es que sirvió para tergiversar elsentido <strong>de</strong> mi obra, lo que yo quería contar en Las siete columnas.Lowell Thomas me elevó a una fama que yo nunca he <strong>de</strong>seado, que siempreaborrecí. Me convirtió en la criatura <strong>de</strong> un culto que me ha impedido vivir; un cultoinsano, barato, fácil <strong>de</strong> consumir.Recuerdo un día que estábamos <strong>de</strong>scansando en Petra, don<strong>de</strong> yo había luchadomeses antes. Estábamos recostados en las gradas <strong>de</strong>l anfiteatro, Lowell Thomas, Nuri,67

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!