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Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

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14 <strong>de</strong> Enero. Mar ArabigoPienso en lo que estoy escribiendo. Qué bien funciona la memoria, como unnarrador <strong>de</strong> talento. Elimina lo superfluo; los huesos <strong>de</strong> la Historia brillan mondos. Lacampaña <strong>de</strong> Palestina fue mucho más importante militarmente, y mucho más larga ycompleja que las operaciones iniciales en El Higaz y la expedición a Aqaba. Pero en mimemoria ocupa mucho más espacio el paso <strong>de</strong>l Yunque <strong>de</strong>l Sol, y creo que tambiénperdurará en la memoria <strong>de</strong> los hombres durante mucho más tiempo. Porque enPalestina los «árabes» no fuimos más que el ala <strong>de</strong>recha <strong>de</strong> Allenby. Y cuando hicimosrestallar en el aire <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto el látigo <strong>de</strong> luz <strong>de</strong> la Rebelión, éramos Dioses. Y a lospueblos sólo los arrastran los sueños.La campaña <strong>de</strong> Palestina -y no sólo porque para mí ya fuera la consagración <strong>de</strong> miimpostura- será olvidada. La ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> seda roja <strong>de</strong> Feyssal avanzando en la<strong>de</strong>sesperación bajo el sol <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, el valor y la dignidad <strong>de</strong> Auda, la última carga <strong>de</strong>Talhal, el camino hacia Aqaba, todo eso no morirá. Yo no moriré ahí.En fin... Volviendo a las operaciones militares. Estuvimos también cerca <strong>de</strong>Sephoria, y vi en la distancia los Cuernos <strong>de</strong> Hattin, que ya había visitado cuando era unjoven arqueólogo. Allí había vencido Saladino a los cristianos <strong>de</strong> Raimundo. Pensé enlos vencidos, que locos por la sed se lanzaron hacia las aguas <strong>de</strong>l Tiberia<strong>de</strong>s quebrillaban a lo lejos. Acampamos allí. El lago resplan<strong>de</strong>cía a la luz <strong>de</strong> la Luna. Me hizorecordar los versos que le inspiró a Mutanabbi: «En pleno día parece una Luna ceñidapor la ver<strong>de</strong> obscuridad <strong>de</strong> los huertos.» Nada había cambiado. Volvimos sobre nuestrospasos para recoger a un grupo <strong>de</strong> guerreros <strong>de</strong> Auda que nos aguardaba con municionesen las ruinas <strong>de</strong> Jerash, y <strong>de</strong>spués nos dirigimos al Yarmuk. No fue una expediciónafortunada; en una escaramuza perdimos por el camino los sacos <strong>de</strong> gelatina, y nopudimos volar el puente. Decidí entonces, para no volver con las manos vacías, atacarun tren. Pero no funcionó el <strong>de</strong>tonador <strong>de</strong> la carga. Era como si una maldición pesarasobre nosotros. Estuvimos escondidos un día, mientras aguardábamos otro tren. Estavez funcionó la mina, pero no causó muchos daños.Tras la expedición al Yarmuk llegó la temporada <strong>de</strong> lluvias, que duraba más <strong>de</strong> unmes. Regresé a Azraq y <strong>de</strong>diqué ese tiempo a <strong>de</strong>scansar y a leer. Releí día y noche aStendhal. Lo he leído toda mi vida. Nunca ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> darme, cada vez más. Aquellalectura fue fiebre pura. Aproveché también para recibir a muchos jefes beduinos y asirios que trabajaban para nosotros en las zonas ocupadas por Turquía. Escuchaba susinquietu<strong>de</strong>s y consejos y trataba <strong>de</strong> fortalecer su ánimo dibujándoles un futuro <strong>de</strong>libertad e in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia bajo el gobierno <strong>de</strong> Feyssal. Esto es: mintiéndoles.Como me había sucedido en Jobba, entre la inacción y esa sensación <strong>de</strong> vivir en lamentira se me hacía insoportable continuar; y a<strong>de</strong>más, aquella lluvia insistente, queconvertía en un fangal apestoso el campamento. Necesitaba salir <strong>de</strong> allí. Y <strong>de</strong>cidírealizar un viaje <strong>de</strong> inspección a Deraa. Ojalá nunca lo hubiera hecho.Disfrazado <strong>de</strong> beduino y en compañía <strong>de</strong> algunos guerreros, me puse en camino.Deraa es una ciudad gran<strong>de</strong> y fea; poco había cambiado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que había estado allí, conHogarth. Ahora estaba llena <strong>de</strong> soldados turcos y numerosas patrullas vigilaban suscalles. Tomé nota <strong>de</strong> las <strong>de</strong>fensas y <strong>de</strong> los regimientos que la mantenían, y ya nosdisponíamos a regresar cuando una patrulla me <strong>de</strong>tuvo. Fui conducido <strong>de</strong> inmediato a63

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