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Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

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¿Y era ésta la esposa <strong>de</strong> Héctor, campeónsumo <strong>de</strong> los troyanos domadores <strong>de</strong> potros,que <strong>de</strong>saparecieron luchando con nosotrosallá cuando el asedio <strong>de</strong> la murada Ilión?Que la hora es venida<strong>de</strong> sojuzgar a Troya, la espaciosa ciudad.El hopo <strong>de</strong> crines como fuego al vientosobre el casco <strong>de</strong> Héctor.Me exaltaba imaginarme como uno <strong>de</strong> aquellos héroes. La rebelión árabe, por susespeciales características, reproducía formas <strong>de</strong> vida, un mundo que eraextraordinariamente próximo a aquél. Veía a Auda y lo comparaba con Aquiles, sufuria, su resolución, su valor. ¿No era también Feyssal, como Agamemnón, un Rey <strong>de</strong>Hombres? Hombres libres, que podían abandonar la guerra si querían, como los aqueos,guiados como ellos por un sueño <strong>de</strong> oro. Las reglas eran las mismas, y el código <strong>de</strong>honor -los <strong>de</strong>safíos <strong>de</strong> cada hombre- como el que regía las conductas ante Troya. Fue enRumm, iluminado por aquella lectura <strong>de</strong> la Ilíada, don<strong>de</strong> empecé a escribir la leyenda -más que la historia- <strong>de</strong> esa Rebelión. Yo era carne <strong>de</strong> ella. Quería escribir con laintensidad <strong>de</strong> la prosa <strong>de</strong> De Quincey. Una prosa poseída <strong>de</strong>l encantamiento <strong>de</strong>Stevenson, ese po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> sumergirnos en lo maravilloso. Pero estaba <strong>de</strong>masiado “en” losacontecimientos, no había capacidad <strong>de</strong> evocación. A<strong>de</strong>más, lo que yo quería no podíaser un relato frío <strong>de</strong> la campaña. Necesitaba contar ese viento en la cara, eso que sesiente al cargar contra las trincheras <strong>de</strong>l enemigo, al matar o saber que en cualquierinstante pue<strong>de</strong>s morir y acaso entre atroces sufrimientos. ¿Podría una página reflejar lagran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> Feyssal o el coraje <strong>de</strong> Auda? ¿El calor que salía <strong>de</strong> la tierra? No hacemucho he leído un libro <strong>de</strong> un alemán, un tal Jünger, Tempesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acero, que reflejaesa fiebre.No contar si estuvimos aquí o allá -o no sólo eso-, si volamos este tren, sisaqueamos aquella al<strong>de</strong>a. Lo que yo quería era que el posible lector respirase aquel aireardiente, oliese la sangre, sintiera en su carne el mismo escalofrío. Lo que <strong>de</strong>be quedar -como el polvo que levanta el cuerpo arrastrado <strong>de</strong> Héctor- es eso. Un libro que fuera mitumba, la que pedía Tucídi<strong>de</strong>s: no la <strong>de</strong>l lugar don<strong>de</strong> se yace, sino la que queda aperpetuidad como memoria <strong>de</strong> gloria en el corazón <strong>de</strong> los hombres en el momento <strong>de</strong> laacción.Des<strong>de</strong> Rumm hicimos algunas salidas para cortar el tendido ferroviario. Feyssalestaba muy interesado en que nuestra presencia se hiciera notar, en queprotagonizásemos el mayor número posible <strong>de</strong> acciones <strong>de</strong> guerra. Supe que habíaciertos problemas que así lo aconsejaban. Ibn Seud, aunque aliado nuestro en la luchacontra Turquía, colaboraba muy poco y, por el contrario, estaba <strong>de</strong>dicado a pactar contribus <strong>de</strong> su entorno y a consolidar su po<strong>de</strong>r, que pretendía -astutamente, sin <strong>de</strong>mostrarlomucho- rivalizar con Hussein. El Jerife estaba muy molesto, porque tenía constancia <strong>de</strong>cierto apoyo británico, a través <strong>de</strong> nuestras fuerzas en la India, a Ibn Seud. La Meca noquería presentar quejas que pudieran enturbiar sus relaciones con El Cairo, pero or<strong>de</strong>nóque nuestras tropas atacasen sin cesar, que alcanzaran notoriedad, «supremacía militar».Por eso Feyssal me aconsejó que incrementase el número y el efecto <strong>de</strong> mis incursiones,con el fin <strong>de</strong> llamar la atención sobre los verda<strong>de</strong>ros protagonistas <strong>de</strong> la campaña: él -58

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