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Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

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que quisiera y me ofreció al Jerife Shakir como segundo, comandando una tropa <strong>de</strong>trescientos beduinos. En la madrugada <strong>de</strong>l 2 <strong>de</strong> Marzo <strong>de</strong> 1917 puse mi primera mina enla línea <strong>de</strong> El Higaz, cerca <strong>de</strong> Aba el Naam. No conseguimos mucho, porque nocontábamos sino con gelatina explosiva, y no era suficiente para volar una locomotora,pero al menos <strong>de</strong>strozamos el tendido e hicimos algunos prisioneros. Tuve la malasuerte <strong>de</strong> que me picara un escorpión; el dolor era muy fuerte y me produjo un malestarque me impedía continuar la misión. Volé otro tren -mal que bien- y volvimos alcampamento. Abdullah seguía sin enten<strong>de</strong>r mis planes. Así que regresé <strong>de</strong> inmediato aWejh, junto a Feyssal.Feyssal sí comprendió perfectamente mis i<strong>de</strong>as. Se entusiasmó con ellas. Dijo quemientras yo emprendía la campaña <strong>de</strong> Aqaba, él cortaría la línea <strong>de</strong> El Higaz y atacaríaMedina. Con los turcos incomunicados, Aqaba sería el punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> la marchahacia el Norte.-Des<strong>de</strong> la primera vez que te vi -me dijo- sabía que tú me darías Damasco.Una vez aprobado el plan <strong>de</strong> Aqaba, me dijo que en esa expedición meacompañaría un guerrero excepcional. Yo había oído hablar <strong>de</strong> él, pero nunca lo habíavisto. Durante mi ausencia había llegado al campamento <strong>de</strong> Feyssal. Era Auda abu Tayi,jefe <strong>de</strong> los hoveitah. Feyssal lo mandó llamar y poco <strong>de</strong>spués entraba en la tienda. Fuela única vez que vi a Feyssal levantarse para recibir a alguien. Era su homenaje al valor<strong>de</strong> un guerrero. Auda abu Tayi era un hombre <strong>de</strong> cincuenta años, aunque igual hubierapodido adjudicarle cuarenta que sesenta, <strong>de</strong> estatura normal, muy <strong>de</strong>lgado, nervudo, conojos penetrantes y hermosos y una barba cortada al estilo hoveitah. Vestía el trajeblanco <strong>de</strong> algodón <strong>de</strong> las tribus norteñas y se cubría con una quffiya color rojo, <strong>de</strong>lMosul. A su lado, algo <strong>de</strong>trás, estaba su hijo <strong>de</strong> once años, que ya acompañaba a supadre en las correrías. Auda era una figura legendaria <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto. Casado veintiochoveces tenía muchísimos hijos. Había sido herido trece veces en combate y había matadopor mano a setenta y cinco hombres... «sin contar turcos», solía <strong>de</strong>cir riendo. Robaba alos se<strong>de</strong>ntarios <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> Siria y su vida era la guerra y el botín. Desprendíaenergía, <strong>de</strong>cisión. Brillaba como el sudor <strong>de</strong> su caballo. Parecía encarnar como nadie lafuria <strong>de</strong> aquellos versos <strong>de</strong> Mutanabbi: «Guerreros <strong>de</strong> pelo crespo que afrontan lamuerte sonriendo como si el perecer fuese su único fin. Árabe como linaje era suban<strong>de</strong>ra.»Me di cuenta <strong>de</strong> que Auda era lo que nos faltaba Porque nadie como él encarnabaesa décima parte <strong>de</strong> irracionalidad, pero <strong>de</strong> instinto, que es el misterio <strong>de</strong> las victorias.Él era esa figura salvaje y triunfal que yo había soñado leyendo sobre los cruzados<strong>de</strong>spedazándose sobre aquella tierra <strong>de</strong> violencia por un afán <strong>de</strong> victoria y oro. Auda sesabía <strong>de</strong> memoria una gran cantidad <strong>de</strong> viejos poemas guerreros que cantaban esasgestas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, y los recitaba junto al fuego <strong>de</strong> las hogueras muy consciente <strong>de</strong> queél sería cantado algún día, <strong>de</strong> que él formaba parte <strong>de</strong> esa épica. Cuando le expuse misplanes para tomar Aqaba, me dijo:-Seremos como el rayo.Y puso a todos sus hombres a disposición <strong>de</strong> su señor Feyssal.Auda abu Tayi es el hombre más extraordinario que he conocido. Sé que siestuviera ahora junto mí, en esta ratonera, me llamaría cobar<strong>de</strong>. Auda no entendía que lacabeza <strong>de</strong> un hombre pueda apagar todos sus fuegos y entregarse atado <strong>de</strong> pies y manosa la <strong>de</strong>strucción. No sabía <strong>de</strong> sueños <strong>de</strong>vastados, al menos <strong>de</strong> ninguno que no sanara consu espada. Tenía mucho más claro que ninguno que yo haya conocido, para qué estamosaquí: para vivir. Y vivir era para él la libertad <strong>de</strong> no estar sujeto a más ley que la queaceptase por respetarla -pero no leyes escritas, sino la palabra <strong>de</strong> otro hombre al queacatase-. Sé que me diría: «Levántate <strong>de</strong> esa silla, maldito cobar<strong>de</strong>. Si no soportas la44

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