12.07.2015 Views

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

¿Cómo me enfrentaría a la muerte, si me tocaba?Pero también había algo más. Y eso era lo importante. Cómo me comportaría eraalgo que, hasta cierto punto, podía pre<strong>de</strong>cir. Estaba preparado. He pasado mi vidapreparando el gesto que <strong>de</strong>bería adoptar ante cada circunstancia. No <strong>de</strong>jar sino el rostroque quiero, el que he perfilado, el que «<strong>de</strong>be» quedar. Des<strong>de</strong> niño me he esforzado entener el suficiente dominio <strong>de</strong> mí mismo para que las emociones no perturbasen esegesto. Si sentía miedo, sabía que lo dominaría. Sabía que yo no fallaría, ni a mi nombreni al resto <strong>de</strong> los soldados. ¿Pero cómo sería la sequedad <strong>de</strong> la boca? ¿La fiebre en lapiel? Y sobre todo, ¿qué es lo que ahí vería? Porque en el momento en que los hombresse mi<strong>de</strong>n con su propio valor, en el relámpago último <strong>de</strong> la vida o la muerte, en elmomento <strong>de</strong> segar la vida <strong>de</strong> otro hombre o sufrir la mutilación propia, <strong>de</strong> a<strong>de</strong>ntrarseexaltado en las simas <strong>de</strong> la violencia más atroz, en carne viva, se toca un punto quelinda con la locura, que toca una lava más allá <strong>de</strong> la razón y hasta <strong>de</strong>l instinto. El reino<strong>de</strong> fuerzas misteriosas y salvajes, la belleza <strong>de</strong>l salto <strong>de</strong> un leopardo al atrapar su presa.Eso era lo que yo quería ver: esa Belleza. El regusto <strong>de</strong> Macbeth, cuando más allá <strong>de</strong>lhorror, más allá <strong>de</strong> su propia <strong>de</strong>strucción, pala<strong>de</strong>a con placer ese «Me he saciado».Lo que se ve, lo que sólo pue<strong>de</strong> verse como lo vio Ahab en la cima <strong>de</strong> su<strong>de</strong>mencia o <strong>de</strong> su gran<strong>de</strong>za.La política me importaba un bledo. En nuestra época sólo es o <strong>de</strong>sperdicios parala gamella social o asesinatos en masa, y siempre mira corta <strong>de</strong> chamarilero. Yo sabíaque ni los árabes tendrían la fuerza y la voluntad <strong>de</strong> unirse –sólo en algún momento y ala luz <strong>de</strong>l botín o <strong>de</strong>l beneficio <strong>de</strong> una vindicación concreta-- ni las potencias iban a<strong>de</strong>jar fuera <strong>de</strong> su control aquellas extensiones llenas <strong>de</strong> riqueza y <strong>de</strong> gran valorestratégico. Vencer a todas esas fuerzas hubiera requerido un milagro. Y hubo algúninstante en que la pasión que nos arrastraba me hizo pensar que ese milagro podríaproducirse. Pero si políticamente no había nada que hacer, sí había mucho, comohombre, que hacer. Sentir el viento <strong>de</strong> la vida en la cara, luchar junto a guerreros cuyaamistad era suficiente para dignificar una existencia, vivir como habían vivido esosgran<strong>de</strong>s que me emocionaban al leer sus hazañas en los libros. El gran filo. La «estrellapolar» que dice Shakespeare. Verla.Hay dos imágenes que siempre me han acompañado. Leí una vez que un viajerofue a visitar una Reserva india <strong>de</strong> los Estados Unidos. Allí los encargados <strong>de</strong> laconcentración le informaron <strong>de</strong> las ventajas <strong>de</strong> la misma: comida segura para los«protegidos», cuidados médicos, etc., frente al azar inhumano <strong>de</strong> la antigua vida <strong>de</strong> losindios. El viajero empezó a recorrer la reserva y se encontró con un anciano muy triste,y le preguntó por qué todas aquellas ventajas que acababan <strong>de</strong> comunicarle no leagradaban. Y el anciano -<strong>de</strong>spués le dijeron que era un viejo guerrero- le respondió:«Pero no hay gloria. »Todo consiste en saber cuánto pue<strong>de</strong> vivir una sociedad sin posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>gloria.La otra imagen está en una página <strong>de</strong>l inolvidable Stevenson, en La isla <strong>de</strong>ltesoro. Cuando el fantástico capitán muere en la posada «Almirant Benwod», JimHawkins abre su cofre y <strong>de</strong> él sale una bocanada <strong>de</strong> olor a brea, tabaco... y unascaracolas. Esas caracolas habían cruzado todos los mares en aquel cofre y ahora leinoculaban al jovencito Hawkins todo el esplendor <strong>de</strong>l sueño.La gloria <strong>de</strong>l viejo guerrero indio y el tacto <strong>de</strong> esas caracolas y el olor <strong>de</strong>l cofreresumen el anhelo <strong>de</strong> todo hombre libre, <strong>de</strong> quienes, como <strong>de</strong>cía Montaigne, tienen losojos más gran<strong>de</strong>s que el vientre y más curiosidad que po<strong>de</strong>r.Hacía poco que yo había regresado <strong>de</strong> Kut el Amarna, cuando, en el amanecer aúnfrío (cuántos <strong>de</strong> esos amaneceres conocería <strong>de</strong>spués) <strong>de</strong>I 5 <strong>de</strong> Junio <strong>de</strong> 1916, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la13

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!