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Lawrence de Arabia - JOSE MARIA ALVAREZ - José María Álvarez

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enormes pórticos cavernosos sobre los que se alzaba la perfección <strong>de</strong> una belleza viril,in<strong>de</strong>clinable. Lloré <strong>de</strong> alegría. Besé su pórtico. Como había besado en Cluny las ruinas<strong>de</strong>l crucero sur, y la torre <strong>de</strong> César en Provins. La dimensión <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l hombreestá en los símbolos con que somos capaces <strong>de</strong> expresar, <strong>de</strong> representar nuestraadoración <strong>de</strong>l Misterio. Chartres era la cima <strong>de</strong> esa adoración medieval, esa Edad Mediaque nunca he podido <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> venerar.El placer y la fantasía que fecundaban esos viajes eran como el gozo musculoso<strong>de</strong> mis lecturas. Nunca he vuelto a leer como entonces. Las palabras no eran sólo elconsuelo y la sugestión <strong>de</strong> hoy, sino trallazos <strong>de</strong> dicha, fuerza vital, asombro y locura.Tumbado boca abajo en mi cama o bajo un árbol <strong>de</strong> nuestra casa <strong>de</strong> Polstead Road,cómo me hechizaban los mundos fabulosos <strong>de</strong> Verne, <strong>de</strong> Salgari, <strong>de</strong> Ri<strong>de</strong>r Haggard,Lord Jim, Stendhal, la vida <strong>de</strong> Schlieman -¡ésa era la vida que yo soñaba!-, la <strong>Arabia</strong><strong>de</strong>sierta <strong>de</strong> Doughty, Stevenson, Wil<strong>de</strong>, Shakespeare, y todos aquellos libros sobre lasCruzadas, y los Comentarios <strong>de</strong> César, y Tucídi<strong>de</strong>s, y Macaulay,y la obra -esto fueacaso un poco <strong>de</strong>spués, <strong>de</strong>l mariscal <strong>de</strong> Sajonia, Foch, Clausewitz -una sed misteriosame hacía empaparme <strong>de</strong> estrategia (aunque acaso sea LA TACTICA DE LA CABALLERÍAEN EL SIGLO XIII <strong>de</strong> Delpech, lo que más me ha hecho reflexionar)-, Tennyson, Plutarco,¡ah Plutarco!, el Heptamerón <strong>de</strong> la dulce Margarita <strong>de</strong> Angulema. Leí dos o tres vecesseguidas la traducción que había hecho Budge, <strong>de</strong>l sirio, <strong>de</strong> la Historia <strong>de</strong> AlejandroMagno <strong>de</strong>l pseudo Calístenes, y las Historias <strong>de</strong> los antiguos reyes <strong>de</strong> Inglaterra <strong>de</strong>Geoffrey <strong>de</strong> Monmounth, la Vida <strong>de</strong> Carlomagno <strong>de</strong> Eginardo, la Historia anónima <strong>de</strong>la Primera Cruzada <strong>de</strong> Bernardo <strong>de</strong> Claraval... Yo era como una esponja hinchándome<strong>de</strong> anhelos. 8Quizá cuando llegue la hora <strong>de</strong> mi psicostasia y Anubis me conduzca ante Osiris,el apasionamiento <strong>de</strong> esos años, el fragor en el alma <strong>de</strong> aquellas lecturas y miexultación, pesen más que la diosa Maat, y Toth, el Escriba Divino, salvará esa alegría.¿Pero queda algo en mí <strong>de</strong> esa alegría? ¿Soy capaz siquiera <strong>de</strong> reconocerla? Ahoraes como si pasara la yema <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>do por su cicatriz. Cuando estaba en El Cairo,aunque habían pasado algunos años y muchos acontecimientos, aún podía revivir confacilidad ese temblor <strong>de</strong> la dicha, aún estaba fresca y era como si quisiera tomarme <strong>de</strong>nuevo. Ya no. Hace mucho que la alegría no pue<strong>de</strong> vivir en mí. Es como si estuvieraanestesiado.¿Qué me ha convertido en esto? Creo que he estado dotado <strong>de</strong> una sensibilidadmágica, y que sólo mientras a mi alre<strong>de</strong>dor bullía la lumbre <strong>de</strong> la vitalidad, el ruido y lafuria <strong>de</strong> la verdad, feroz como un orgasmo, <strong>de</strong> las conductas recias y limpias, incluso <strong>de</strong>una violencia que no era sino expresión <strong>de</strong> la pura energía vital, podía <strong>de</strong>sarrollar mitalento. Quizá por eso me ha resultado siempre tan difícil acomodarme a vivir entre«europeos», porque la sociedad que hemos logrado es excesivamente lisa, codificada,ruin, anodina, fofa, carente <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s gestos, imposibilitadora <strong>de</strong> esos gran<strong>de</strong>s gestos.Y a mí, sólo los gran<strong>de</strong>s gestos, sólo las hazañas <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s me conmueven.Porque, <strong>de</strong> hecho, qué es la Historia sino el movimiento informe y acaso sin unsentido último, <strong>de</strong> enormes muchedumbres que como las manadas <strong>de</strong> búfalos quecambian bruscamente la dirección <strong>de</strong> su espantada, sólo aciertan a tomar rumbospropicios si alguien con el suficiente temple, la necesaria inteligencia y las condicionesapropiadas <strong>de</strong> conciencia y luci<strong>de</strong>z, marca los caminos que pue<strong>de</strong>n convertir enmemorable lo que <strong>de</strong> por sí no hubiera sido sino un bestial convivir <strong>de</strong> horda. Losmovimientos históricos son como esos terremotos que modifican salvajemente laestructura <strong>de</strong> la tierra, y todo lo que po<strong>de</strong>mos hacer es acomodarnos <strong>de</strong> nuevo a otro8 Véase el Apéndice10

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