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Universidad de San Carlos de Guatemala - Biblioteca USAC

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En esta cita se pue<strong>de</strong> apreciar cómo eran los entierros humil<strong>de</strong>s y los entierros suntuosos porqueel otorgante indica las diferencias en su testamento.Las personas que tenían suficientes recursos económicos eran colocadas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un ataúd, yafuera al salir <strong>de</strong> su casa o al llegar a la iglesia. Zárate menciona para el caso <strong>de</strong> los noblesnovohispanos, que muchos <strong>de</strong> ellos pedían un ataúd forrado <strong>de</strong> terciopelo negro, galón <strong>de</strong> oro,almohadas con finos encajes y sábanas <strong>de</strong> cambray para ser llevados <strong>de</strong> su casa a la iglesia y queluego eran trasladados a un ataúd más sencillo hecho <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra para ser sepultados o losenterraban directamente en la tierra envueltos en una sábana. 382El día <strong>de</strong>l entierro, el clero parroquial salía <strong>de</strong> la iglesia y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese momento empezaban a tañerlas campanas anunciando que uno <strong>de</strong> los feligreses había muerto. El párroco iba revestido consobrepelliz, estola, y capa negra; el sacristán llevaba la cruz y los religiosos <strong>de</strong> los diferentesconventos <strong>de</strong> la capital portaban velas encendidas y agua bendita. Al llegar a la casa <strong>de</strong>l difunto, elsacerdote celebraba el oficio <strong>de</strong> difuntos en el lugar don<strong>de</strong> había sido velado el cadáver, rezaba unresponso o una misa <strong>de</strong> réquiem, seguida <strong>de</strong> las absoluciones y la bendición. Si el testador lo habíapedido, los frailes <strong>de</strong> los conventos <strong>de</strong> la ciudad también rezaban un responso. Esta ceremoniatambién podía realizarse en el patio o ya en la puerta <strong>de</strong> la casa. Luego, el cadáver se colocaba enunas andas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra cubiertas por un paño o en un ataúd, según lo que la persona hubieraexpresado a sus <strong>de</strong>udos. El cadáver era llevado en hombros por los familiares y amigos <strong>de</strong>l difunto,sacerdotes, religiosos o pobres. Zárate expone que algunos nobles novohispanos eran trasladadosen un carruaje a la iglesia don<strong>de</strong> serían sepultados, pero no existen referencias sobre carrozasfúnebres en los testamentos consultados para este trabajo, aunque sí se sabe que existían. El cortejofúnebre iba encabezado por un monaguillo que iba tocando una campanilla que simbolizaba la voz<strong>de</strong>l Arcángel que llamaría a los difuntos el día <strong>de</strong>l Juicio Final, luego, según lo establecido en lalegislación sobre este tema, iban personas portando hachas <strong>de</strong> cera encendidas que alumbraban lacruz parroquial, las ór<strong>de</strong>nes religiosas masculinas, el clero secular, en medio la capa (esto seinterpreta como las cofradías y hermanda<strong>de</strong>s a las que había pertenecido el difunto o las que habíansido invitadas para acompañar el entierro y habían recibido una limosna <strong>de</strong> cera, los <strong>de</strong>udos, los382 Verónica Zárate, op. cit., p. 222-3.160

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