Confiabilidad diagnóstica <strong>de</strong>l reporte materno <strong>de</strong> fiebreuna temperatura rectal ≥ 38,0 °C, los autores encontraron que la palpacióntuvo una sensibilidad muy alta (0,97), pero una especificidad <strong>de</strong> tan solo 0,19.Bailo-Diallo et al. estudiaron 784 menores <strong>de</strong> cinco años resi<strong>de</strong>ntes en Guinea,quienes fueron vistos en el hogar 7 . Luego <strong>de</strong> preguntar a las madres si consi<strong>de</strong>rabanque sus hijos tenían fiebre, los autores midieron la temperatura corporalen la axila. Usando una <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> fiebre como una temperatura ≥ 37,5 °C,la percepción subjetiva materna tuvo una sensibilidad y una especificidad <strong>de</strong>0,54 y 0,81, respectivamente. En resumen, las sensibilida<strong>de</strong>s reportadas varíanentre 0,54 y 0,97, y las especificida<strong>de</strong>s entre 0,19 y 0,87.Los resultados <strong>de</strong> nuestro estudio, obtenidos en una muestra <strong>de</strong>conveniencia <strong>de</strong> dos instituciones pediátricas <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> seguridad social<strong>de</strong> Bogotá, Colombia, son similares a los <strong>de</strong> los estudios mencionados yconfirman que el reporte materno <strong>de</strong> este síntoma, aun cuando no se hayatomado la temperatura, tiene una a<strong>de</strong>cuada sensibilidad. En nuestro estudiolas madres i<strong>de</strong>ntificaron correctamente a aproximadamente ocho <strong>de</strong> cada10 niños que realmente tenían fiebre. Por otra parte, la percepción maternafue ligeramente menos a<strong>de</strong>cuada, pero aún aceptable, para <strong>de</strong>scartar lapresencia <strong>de</strong> fiebre: entre seis y siete <strong>de</strong> cada diez niños que no tuvieroneste signo fueron correctamente i<strong>de</strong>ntificados como afebriles por la madre.Esto significa que los pediatras <strong>de</strong>ben tener en cuenta el reporte materno,especialmente cuando dicho reporte es positivo, incluso sin haber recurridoal termómetro.Algunos otros hallazgos <strong>de</strong> nuestro estudio son interesantes y <strong>de</strong> utilidadpráctica. La frecuencia <strong>de</strong> uso <strong>de</strong>l termómetro reportada por la madre(66%) en nuestra investigación fue algo mayor <strong>de</strong> la esperada, y muy similara la cantidad <strong>de</strong> madres <strong>de</strong> niños incluidos en la última parte <strong>de</strong>l estudio quepudieron leer la temperatura <strong>de</strong>l termómetro durante la consulta (72%). Estosugiere que el reporte obtenido en la primera parte <strong>de</strong> la investigación esválido. Dos estudios previos en los Estados Unidos evaluaron la frecuenciacon la que los padres pue<strong>de</strong>n leer correctamente la temperatura en un termómetro<strong>de</strong> mercurio 10, 11 , y sus hallazgos sugieren que mientras los padres<strong>de</strong> zonas urbanas tienen un muy pobre <strong>de</strong>sempeño (10% <strong>de</strong> lecturas correctas),los <strong>de</strong> zonas suburbanas se <strong>de</strong>sempeñan mucho mejor (93% <strong>de</strong> lecturascorrectas). La cifra hallada en nuestro estudio es intermedia entre estos dosreportes. Finalmente, el CCI <strong>de</strong> las lecturas: el termómetro por la madre ypor el médico es bastante satisfactorio. En conjunto estos hallazgos indicanque el pediatra también <strong>de</strong>be confiar en la cifra reportada por la madre enaquellos casos en los que ella menciona haber medido la temperatura en casaempleando el termómetro <strong>de</strong> mercurio. Es válido suponer que la concordanciaserá incluso superior en aquellos casos en los que se empleen instrumentosPEDIATRÍA - VOL 41 No. 2 - 2006
78 :: Confiabilidad diagnóstica <strong>de</strong>l reporte materno <strong>de</strong> fiebredigitales, que muestran la temperatura directamenteen la pantalla <strong>de</strong>l instrumento, ya que lalectura con dichos instrumentos es mucho mássencilla que la <strong>de</strong> los termómetros <strong>de</strong> vidrio. Sinembargo, los termómetros electrónicos todavíason poco comunes en nuestro medio.Por otra parte, es preocupante que la mayoría<strong>de</strong> las madres no conozca la cifra máxima<strong>de</strong> la temperatura normal <strong>de</strong> sus hijos. Nuestrosdatos muestran que cerca <strong>de</strong>l 13% <strong>de</strong> ellasreconoce no saber el límite <strong>de</strong> la temperaturanormal <strong>de</strong> sus hijos, y que aproximadamenteuna <strong>de</strong> cada tres y una <strong>de</strong> cada diez mencionanpuntos <strong>de</strong> corte inferiores a 36,9 °C o superioresa 38,0 °C, respectivamente. Esto indica que unporcentaje significativo <strong>de</strong> madres piensa que suhijo tiene fiebre cuando realmente no es así, oque cerca <strong>de</strong>l 10% <strong>de</strong> las madres no reconoceríala presencia <strong>de</strong> la fiebre aun empleando el termómetro.En el curso <strong>de</strong> un estudio <strong>de</strong>stinado aevaluar la conducta que <strong>de</strong>bería seguirse cuandoun niño se enferma en el jardín infantil, Landisy cols. obtuvieron información con respectoa la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> fiebre dada por 134 madresnorteamericanas. El rango <strong>de</strong> temperatura <strong>de</strong>37,2 °C a 37,7 °C fue consi<strong>de</strong>rado como fiebre porel 24% <strong>de</strong> las madres evaluadas, y casi todas ellasopinaron que una temperatura igual o mayor <strong>de</strong>38,4 °C era fiebre l2 . Estos hallazgos son similares alos nuestros. Los autores <strong>de</strong> este estudio tambiénencontraron que la fiebre fue el síntoma que, enopinión <strong>de</strong> las madres y <strong>de</strong> las empleadas <strong>de</strong> lasguar<strong>de</strong>rías, indicaba con mayor frecuencia lanecesidad <strong>de</strong> informar a los padres para que estosfueran a buscar a su hijo a la guar<strong>de</strong>ría. Aunquenuestro estudio no permite sustentarlo, el que unimportante número <strong>de</strong> madres consi<strong>de</strong>re comofiebre un rango <strong>de</strong> temperaturas que es normal,sugiere que la misma situación se pue<strong>de</strong> presentaren nuestro medio. Esto también explicaría por quéuna alta proporción <strong>de</strong> niños con fiebre recibetratamiento sintomático prescrito por los padres,utilizando tanto fármacos (con mayor frecuenciaacetaminofén) como medios físicos. Todos estoshallazgos concuerdan con los reportes <strong>de</strong> otrosautores respecto a la falta <strong>de</strong> conocimiento <strong>de</strong>los padres en cuanto al verda<strong>de</strong>ro significado <strong>de</strong>la fiebre 13-15 .Por último, es necesario señalar que lasmadres que acu<strong>de</strong>n a las consultas <strong>de</strong> Cafam y Colsubsidiopue<strong>de</strong>n tener características educativas ysocio-económicas diferentes, y quizás superiores alas <strong>de</strong> la población en general, que puedan hacermás frecuente el uso <strong>de</strong>l termómetro. Por otrolado, esto hace aún más llamativo el que unaproporción importante <strong>de</strong> madres, superior al40%, haya mencionado <strong>de</strong>sconocer la <strong>de</strong>finición<strong>de</strong> fiebre o reportes límites claramente ina<strong>de</strong>cuados.Este hallazgo <strong>de</strong>be hacernos reflexionarsobre nuestro papel como educadores, ya que nosda a conocer las <strong>de</strong>ficiencias en la informaciónque estamos suministrando a las madres acerca<strong>de</strong> una <strong>de</strong> las manifestaciones más comunes <strong>de</strong>enfermedad en la edad pediátrica.CONCLUSIONESEn conclusión, los resultados <strong>de</strong> nuestro estudiosugieren que las madres <strong>de</strong> Bogotá, y posiblemente<strong>de</strong> otras ciuda<strong>de</strong>s colombianas y latinoamericanas,pue<strong>de</strong>n establecer con razonable certezala presencia <strong>de</strong> fiebre en sus hijos empleandométodos subjetivos. Aun cuando los resultadosson menos satisfactorios, estos mismos métodosson aceptables para <strong>de</strong>scartar la presencia <strong>de</strong>fiebre. Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista práctico, estoindica que los pediatras <strong>de</strong>ben asumir que elniño efectivamente ha tenido fiebre cuando lamadre así lo reporte, incluso en aquellos casosen los que no se haya empleado el termómetro.Por otra parte, si bien la mayoría <strong>de</strong> las madresPEDIATRÍA - VOL 41 No. 2 - 2006