19. caminos para la inculturación catequesis. - icergua

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12.07.2015 Views

presente?Tiene razón algún autor cuando enseña: "se recurre ante todo a la "familia, primera educadora" (D.S.D267) e inculturadora de la fe, a la que "urge dotar de criterios de verdad... para el uso de la TV, la prensa y laradio" (D.S.D. 277); a los religiosos, a fin de que sepan unir la opción preferencial por los pobres y laevangelización de la cultura a través de la educación de los más necesitados (DSD 275); a las universidadescatólicas que están llamadas a una importante misión de diálogo entre el Evangelio y las culturas" (DSD 276)"(J.C. Scannone, a.c. 2.6.1).En cuanto a la investigación y difusión de la cultura, me contento con mencionar y querer que esto llegue a serfactible para nosotros, cristianos y católicos; llegar a formularla desde los ángulos bien precisos y bien necesitadosde la Educación, la Familia, los Medios de la Comunicación Social y de la misma cultura, que nos toca descubrir,criticar, proponer, revisar y volver a iniciar con toda la hondura del espíritu, en una andadura fuerte de la fe,mientras dura la peregrinación, escenarios de la cultura, mientras llega "la tierra nueva y los cielos nuevos" de quehabla el libro del Apocalipsis (21, 1ss).INCULTURACIÓN DEL EVANGELIO, LA VERDAD, LA LIBERTAD, LA VIDA, LA PAZSe llega, de este modo, al punto principal, centro y objeto de esta disertación: La inculturación del Evangelio;Caminos para la Inculturación de la Catequesis en el Tercer Milenio. Quiera el Señor comunicar su Espíritu demanera que se acierte a decir una palabra que sea de interés ante tema tan importante.La Cuarta Conferencia reunida en Santo Domingo, cuyo asunto central fue precisamente el Evangelio y la Cultura,apuntaba, a propósito: "toda evangelización ha de ser, por tanto, inculturación del Evangelio. Así toda culturapuede llegar a ser cristiana, es decir, a hacer referencia a Cristo e inspirarse en El y en su mensaje. Jesucristo es,en efecto, la medida de toda cultura y de toda obra humana" (S.D. 13). Y en otro lugar, muy certeramente, serefería de nuevo a Cristo y a la acción de la Iglesia, con estas precisas palabras: "La Nueva Evangelización esante todo una llamada a la conversión y a la esperanza, que se apoya en las promesas de dios y que tiene comocerteza inquebrantable la Resurrección de Cristo, primer anuncio y raiz de toda evangelización, fundamento detoda promoción humana, principio de toda auténtica cultura cristiana" (S.D. 24).Sí, digámoslo con toda la convicción: Cristo el Maestro, el Jefe, el Señor, con su nombre, su persona, su Mensaje,su vida, su Misterio, su Muerte y su Resurrección (E.N. 20), es el centro, el fundamento, la verdad, la libertad, lavida, la justicia, la santidad de todo hombre, de toda mujer, de toda familia, de toda sociedad y de toda institución,es decir, de toda cultura y de todas las culturas (cf. S.D. 13 y 24). Su Evangelio y la aceptación del mismo por lafe, constituyen el carácter propio y original para poder proclamar abiertamente la existencia de una nítida culturacristiana. Sin Cristo y sin su Evangelio no puede hablarse con exactitud de desarrollo pleno (P.P. 14,15,21,41), nide cultura en sentido preciso (cf. E.N. 1820)."Podemos hablar de una cultura cristiana, señalaba Santo Domingo, cuando el sentir común de la vida de unpueblo ha sido penetrado interiormente, hasta situar el mensaje evangélico en la base de su pensar, en susprincipios fundamentales de vida, en sus criterios de juicio, en sus normas de ación y de alí se proyecta en elethos del pueblo... en sus instituciones y en todas sus estructuras" (S.D. 229). Los Padres conciliares dijeron demanera clara: "Múltiples son los vínculos que existen entre el mensaje de salvación y la cultura humana. Dios, enefecto, al revelarse a su pueblo hasta la plena manifestación de sí mismo en el Hijo encarnado, habló según lostipos de cultura propios de cada época" (G.S. 58 a).La Constitución dogmática Dei Verbum se refiere conuna enorme clarida al hecho admirable de la acomodación oinculturación de la Divina Palabra en el Antiguo y el Nuevo Testamento y, en particular, de los Santos Evangelios(cf. D.V. 3 y 19). No es extraña entonces la afirmación del Gaudium et Spes, que hace eco en esto a lapremonición del Papa Juan XXIII en Pacem in Terris, cuando recuerda: "es deber de la Iglesia escrutar a fondo lossignos de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio" (G.S. 4 a.). Es lo mismo que Pablo VI, con su magistralclaridad, ponía de presente21"Para dar una respuesta válida a las exigencias del Concilio que nos están acuciando, necesitamos absolutamenteponernos en contacto con el patrimonio de fe que la Iglesia tiene el deber de preservar en toda su pureza y a lavez el deber de presentarlo a los hombres de nuestro tiempo, con los medios a nuestro alcance, de una maneracomprensible y persuasiva" (E.N. 3). Y añadía el augusto Pontífice:"Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia antetodo un reino, el reino de Dios; tan importante que, en relación a él, todo se convierte en "lo demás", que es dadopor añadidura. Solamente el reino es pues absoluto y todo el resto es relativo. El Señor se complacerá en describirde muy diversas maneras la dicha de pertenecer a ese reino, una dicha paradígica hecha de cosas que el mundorechaza; las exigencias del reino y carta magna, los heraldos del reino, los misterios del mismo, sus hijos, lavigilancia y fidelidad requeridas a quien espera su llegada definitiva" (E.N. 8).Este Pontífice, que puede ser recordado contemporáneamente como el Papa catequista, en relación con laInculturación del Evangelio, afirma sin ninguna ambigüedad: "Evangelizar significa para la Iglesia llevar la BuenaNueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la mismahumanidad: He aquí que hago nueva todas las cosas". Pero la verdad es que no hay humanidad nueva si no hayen primer lugar hombres nuevos, con la novedad del bautismo y de la vida según el Evangelio. La finalidad de laEvangelización es por consiguiente este cambio interior y, si hubiera que resumirlo en una palabra, lo mejor seríaEp1 – Tp2 – DOCUMENTO: 19. 6

decir que la Iglesia evangeliza cuando, por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama, trata de convertir almismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en que ellos están comprometidos,su vida y ambiente concretos" (E.N. 18). Y termina diciendo: "se trata de alcanzar y transformar con la fuerza delEvangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las lineas de pensamiento, lasfuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y conel designio de salvación" (E.N. 19).Ciertamente el Evangelio y cultura no son idénticos; al contrario son independientes y nisiquiera la obra de laEvangelización se identifica con la cultura o con determinada cultura; con todo, existen vínculos profundos entreuna y otra en cuanto a los elementos estrictamente humanos. Más aún "la ruptura entre Evangelio y cultura es sinduda alguna el drama de nuestro tiempo, como lo fue también en otras épocas" (E.N. 20).La Tercera Conferencia congregada en Puebla de los Angeles, Méjico, sentenciaba: " Cristo envió a su Iglesia aanunciar el Evangelio a todos los hombres, a todos los pueblos. Puesto que cada hombre nace en el seno de unacultura, la Iglesia busca alcanzar con su acción evangelizadora, no solamente al individuo, sino a la cultura delpueblo" (D.P. 394). La Iglesia al aceptar como mandato del Señor, ir a todas las gentes, en todos los tiempos ycircunstacias, entiende que en todas las culturas están presentes los "gérmenes del Verbo", y que al proponer elEvangelio anuncia la "Buena Nueva" consolidando y afianzando los valores o polaridades positivas de todacultura, y denuncia el pecado y los antivalores o polaridades negativas presentes en las diversas culturas (cf. D.P.401 y 405; S.D. 230). No puede olvidarse que "los criterios fundamentales en este proceso (de inculturación delEvangelio) son la sintonía con las exigencias objetivas de la fe y la apertura a la comunión con la Iglesia universal"(S.D. 230).Debe brillar la verdad de la fe, la piedad de la liturgia, el celo de la caridad. Pero, también debe respladecer laverdad acerca del hombre, pues "apartir de la persona llamada a la comunión con Dios y con los hombres, elEvangelio debe penetrar en su corazón, en sus experiencias y modelos de vida, en su cultura y ambientes, parahacer una nueva humanidad con hombres nuevos y encaminar a todos hacia una nueva manera de ser, de juzgar,de vivir y convivir" (D.P. , 350). Resulta obvio entonces que "la incultración del Evangelio es un proceso quesupone el reconociemiento de los valores evangélicos que se han mantenido más o menos puros en la actualcultura" (S.D. 230). Por otra parte permanece válido, en el orden pastoral, el principio de encarnación formuladopor San Ireneo, traído por Puebla: "Lo que no es asumindo no es redimido" (D.P. 400).Sin duda, es necesario que el misterio cristiano, a través de la celebración de los tres grandes misterios: laNavidad en que Dios se acerca al hombre, la Pascua en que el Señor redime al género humano y Pentecostés enque el Espíritu Santo hace su morada en el hombre, impregne de Evangelio y de su celebración la cultura yculturas de nuestro tiempo (cf. J,C. Scannone, a.c. 1.2.). Esto hará resplandecer al hombre en la verdad, que esCristo mismo (cf. V.S. 1 y 54). LLevará al hombre a la libertad que tanto ansía y de la cual Cristo es la fuente y sumáxima garantía (cf. V.S. 54 ss). Y comunicará al hombre la vida cierta de la cual Cristo, por medio de su Personasu Misterio y su Evangelio, es esa vida eterna por todos deseada y esperada (cf. V.S. 12). Así el hombre y lasociedad hallarán la paz que sólo Cristo da (E.V. 1) a los que la piden y la buscan.PROCESO DE INCULTURACIÓN DE LA CATEQUESIS PROBLEMÁTICAS ACTUALESAunque de manera breve, pero se requiere presentar así sea someramente la existencia de algunos problemasque, a la hora de la verdad, insiden negativa y poderosamente en el proceso de inculturación de la catequesis oenseñanza oral del Evangelio y al momento de anunciar éste con valentía a los hombres y mujeres de nuestrotiempo. Se trata de problemas que impiden, obstaculizan o retrasan la Inculturación del Evangelio.Se puede partir, en primer lugar, de una comprobación inicial: "existe todavía mucha ignorancia religiosa, lacatequesis no llega a todos y muchas veces llega en forma superficial, incompleta en cuanto a sus contenidos opuramente intelectual, sin fuerza para transformar la vida de las personas y de sus ambientes" (S.D. 41). A ésto vaíntimamente unida: "La falta de formación doctrinal y profundidad en la vida dela fe hace de muchos católicospresa facil del secularismo, el hedonismo , el consumismo y la manipulación que invaden la cultura moderna y, entodo caso, los hace incapaces de evangelizarla" (S.D. 44).A lo anterior se agrega, en segundo término, un hecho de una enorme gravedad: "la corrupción se hageneralizado. Hay un mal manejo de los recursos económicos públicos; progresan la demagogia, el populismo, la"mentira política" en las promesas electorales; se burla la justicia, se generaliza la impunidad y la comunidad sesiente impotente e indefensa frente al delito" (v. gr. el tráfico de influencias y el tráfico de drogas) (S.D. 33). Conrazón los Obispos y demás participantes en la Conferencia de Puebla dejaron dicho: "exhortamos a todos a queluchen contra la corrupción económica en los distintos niveles, tanto en la administración pública como en losnegocios particulares, pues con ella se causa grave perjuicio a la gran mayoría" (D.P. 1227).Un tercer nivel de la problemática lo representa: "la situación de miseria, marginación, injusticia y corrupción quehiere a nuestro continente, exige del pueblo de Dios y de cada cristiano un auténtico heroísmo en su compromisoevangelizador, a fin de poder superar semejantes obstáculos" (D.P. 281).Puede creerse que si a lo ya dicho, con visos de tante gravedad, se añaden las problemáticas que giran alrededordel matrimonio y la familia, las vocaciones, la vida sacerdotal, la catequesis, la educación, la situación difícil delEp1 – Tp2 – DOCUMENTO: 19. 7

decir que <strong>la</strong> Iglesia evangeliza cuando, por <strong>la</strong> so<strong>la</strong> fuerza divina del Mensaje que proc<strong>la</strong>ma, trata de convertir almismo tiempo <strong>la</strong> conciencia personal y colectiva de los hombres, <strong>la</strong> actividad en que ellos están comprometidos,su vida y ambiente concretos" (E.N. 18). Y termina diciendo: "se trata de alcanzar y transformar con <strong>la</strong> fuerza delEvangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, <strong>la</strong>s lineas de pensamiento, <strong>la</strong>sfuentes inspiradoras y los modelos de vida de <strong>la</strong> humanidad, que están en contraste con <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios y conel designio de salvación" (E.N. 19).Ciertamente el Evangelio y cultura no son idénticos; al contrario son independientes y nisiquiera <strong>la</strong> obra de <strong>la</strong>Evangelización se identifica con <strong>la</strong> cultura o con determinada cultura; con todo, existen vínculos profundos entreuna y otra en cuanto a los elementos estrictamente humanos. Más aún "<strong>la</strong> ruptura entre Evangelio y cultura es sinduda alguna el drama de nuestro tiempo, como lo fue también en otras épocas" (E.N. 20).La Tercera Conferencia congregada en Pueb<strong>la</strong> de los Angeles, Méjico, sentenciaba: " Cristo envió a su Iglesia aanunciar el Evangelio a todos los hombres, a todos los pueblos. Puesto que cada hombre nace en el seno de unacultura, <strong>la</strong> Iglesia busca alcanzar con su acción evangelizadora, no so<strong>la</strong>mente al individuo, sino a <strong>la</strong> cultura delpueblo" (D.P. 394). La Iglesia al aceptar como mandato del Señor, ir a todas <strong>la</strong>s gentes, en todos los tiempos ycircunstacias, entiende que en todas <strong>la</strong>s culturas están presentes los "gérmenes del Verbo", y que al proponer elEvangelio anuncia <strong>la</strong> "Buena Nueva" consolidando y afianzando los valores o po<strong>la</strong>ridades positivas de todacultura, y denuncia el pecado y los antivalores o po<strong>la</strong>ridades negativas presentes en <strong>la</strong>s diversas culturas (cf. D.P.401 y 405; S.D. 230). No puede olvidarse que "los criterios fundamentales en este proceso (de <strong>inculturación</strong> delEvangelio) son <strong>la</strong> sintonía con <strong>la</strong>s exigencias objetivas de <strong>la</strong> fe y <strong>la</strong> apertura a <strong>la</strong> comunión con <strong>la</strong> Iglesia universal"(S.D. 230).Debe bril<strong>la</strong>r <strong>la</strong> verdad de <strong>la</strong> fe, <strong>la</strong> piedad de <strong>la</strong> liturgia, el celo de <strong>la</strong> caridad. Pero, también debe resp<strong>la</strong>decer <strong>la</strong>verdad acerca del hombre, pues "apartir de <strong>la</strong> persona l<strong>la</strong>mada a <strong>la</strong> comunión con Dios y con los hombres, elEvangelio debe penetrar en su corazón, en sus experiencias y modelos de vida, en su cultura y ambientes, <strong>para</strong>hacer una nueva humanidad con hombres nuevos y encaminar a todos hacia una nueva manera de ser, de juzgar,de vivir y convivir" (D.P. , 350). Resulta obvio entonces que "<strong>la</strong> incultración del Evangelio es un proceso quesupone el reconociemiento de los valores evangélicos que se han mantenido más o menos puros en <strong>la</strong> actualcultura" (S.D. 230). Por otra parte permanece válido, en el orden pastoral, el principio de encarnación formu<strong>la</strong>dopor San Ireneo, traído por Pueb<strong>la</strong>: "Lo que no es asumindo no es redimido" (D.P. 400).Sin duda, es necesario que el misterio cristiano, a través de <strong>la</strong> celebración de los tres grandes misterios: <strong>la</strong>Navidad en que Dios se acerca al hombre, <strong>la</strong> Pascua en que el Señor redime al género humano y Pentecostés enque el Espíritu Santo hace su morada en el hombre, impregne de Evangelio y de su celebración <strong>la</strong> cultura yculturas de nuestro tiempo (cf. J,C. Scannone, a.c. 1.2.). Esto hará resp<strong>la</strong>ndecer al hombre en <strong>la</strong> verdad, que esCristo mismo (cf. V.S. 1 y 54). LLevará al hombre a <strong>la</strong> libertad que tanto ansía y de <strong>la</strong> cual Cristo es <strong>la</strong> fuente y sumáxima garantía (cf. V.S. 54 ss). Y comunicará al hombre <strong>la</strong> vida cierta de <strong>la</strong> cual Cristo, por medio de su Personasu Misterio y su Evangelio, es esa vida eterna por todos deseada y esperada (cf. V.S. 12). Así el hombre y <strong>la</strong>sociedad hal<strong>la</strong>rán <strong>la</strong> paz que sólo Cristo da (E.V. 1) a los que <strong>la</strong> piden y <strong>la</strong> buscan.PROCESO DE INCULTURACIÓN DE LA CATEQUESIS PROBLEMÁTICAS ACTUALESAunque de manera breve, pero se requiere presentar así sea someramente <strong>la</strong> existencia de algunos problemasque, a <strong>la</strong> hora de <strong>la</strong> verdad, insiden negativa y poderosamente en el proceso de <strong>inculturación</strong> de <strong>la</strong> <strong>catequesis</strong> oenseñanza oral del Evangelio y al momento de anunciar éste con valentía a los hombres y mujeres de nuestrotiempo. Se trata de problemas que impiden, obstaculizan o retrasan <strong>la</strong> Inculturación del Evangelio.Se puede partir, en primer lugar, de una comprobación inicial: "existe todavía mucha ignorancia religiosa, <strong>la</strong><strong>catequesis</strong> no llega a todos y muchas veces llega en forma superficial, incompleta en cuanto a sus contenidos opuramente intelectual, sin fuerza <strong>para</strong> transformar <strong>la</strong> vida de <strong>la</strong>s personas y de sus ambientes" (S.D. 41). A ésto vaíntimamente unida: "La falta de formación doctrinal y profundidad en <strong>la</strong> vida de<strong>la</strong> fe hace de muchos católicospresa facil del secu<strong>la</strong>rismo, el hedonismo , el consumismo y <strong>la</strong> manipu<strong>la</strong>ción que invaden <strong>la</strong> cultura moderna y, entodo caso, los hace incapaces de evangelizar<strong>la</strong>" (S.D. 44).A lo anterior se agrega, en segundo término, un hecho de una enorme gravedad: "<strong>la</strong> corrupción se hageneralizado. Hay un mal manejo de los recursos económicos públicos; progresan <strong>la</strong> demagogia, el populismo, <strong>la</strong>"mentira política" en <strong>la</strong>s promesas electorales; se bur<strong>la</strong> <strong>la</strong> justicia, se generaliza <strong>la</strong> impunidad y <strong>la</strong> comunidad sesiente impotente e indefensa frente al delito" (v. gr. el tráfico de influencias y el tráfico de drogas) (S.D. 33). Conrazón los Obispos y demás participantes en <strong>la</strong> Conferencia de Pueb<strong>la</strong> dejaron dicho: "exhortamos a todos a queluchen contra <strong>la</strong> corrupción económica en los distintos niveles, tanto en <strong>la</strong> administración pública como en losnegocios particu<strong>la</strong>res, pues con el<strong>la</strong> se causa grave perjuicio a <strong>la</strong> gran mayoría" (D.P. 1227).Un tercer nivel de <strong>la</strong> problemática lo representa: "<strong>la</strong> situación de miseria, marginación, injusticia y corrupción quehiere a nuestro continente, exige del pueblo de Dios y de cada cristiano un auténtico heroísmo en su compromisoevangelizador, a fin de poder superar semejantes obstáculos" (D.P. 281).Puede creerse que si a lo ya dicho, con visos de tante gravedad, se añaden <strong>la</strong>s problemáticas que giran alrededordel matrimonio y <strong>la</strong> familia, <strong>la</strong>s vocaciones, <strong>la</strong> vida sacerdotal, <strong>la</strong> <strong>catequesis</strong>, <strong>la</strong> educación, <strong>la</strong> situación difícil delEp1 – Tp2 – DOCUMENTO: <strong>19.</strong> 7

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