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nicolau nos, roser / pujol andreu, josep - Asociación española de ...

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El consumo <strong>de</strong> proteínas animales en Barcelona entre las décadas <strong>de</strong> 1830 y 1930:evolución y factores condicionantes119principalmente para trabajar, y su producción se situaba en las franjas cantábrica yatlántica, y en menor medida en la pirenaica, zonas relativamente alejadas y <strong>de</strong>s<strong>de</strong>las que el <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> los animales hasta Barcelona no era económicamenteviable. El ovino, por su parte, se explotaba sobre todo por su producción lanera, perouna <strong>de</strong> sus principales zonas <strong>de</strong> producción —Castilla— se encontraba mejor conectadacon la ciudad. Respecto <strong>de</strong> estas especies, por tanto, la disponibilidad <strong>de</strong> ejemplaresjóvenes era reducida, al <strong>de</strong>cantarse las explotaciones rurales por el aprovechamiento<strong>de</strong> animales adultos (para trabajo o lana), aunque claramente mayor en elcaso <strong>de</strong>l ovino porque una parte <strong>de</strong> su <strong>de</strong>splazamiento hasta Barcelona podía hacersepor mar. A<strong>de</strong>más, estos animales se criaban en rebaños, circunstancia que favorecíasu comercialización. Según Figuerola, sobre un total <strong>de</strong> 99.763 carneros sacrificadosen la ciudad en 1845, 37.818 procedían <strong>de</strong> Castilla, vía Valencia. Dos años mástar<strong>de</strong> los carneros sacrificados se estimaron en u<strong>nos</strong> 84.977 y los <strong>de</strong>sembarcados enel puerto barcelonés, en 54.088. En lo relativo a los cerdos, por último, no <strong>de</strong>bemosolvidar que su aprovechamiento aún se realizaba en Cataluña <strong>de</strong> forma dispersa, yque su comercialización a larga distancia afrontaba también importantes problemas,dada la alimentación que precisaban estos animales. Así, aunque las importacionesbarcelonesas <strong>de</strong> cerdos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> otras regiones se incrementaron durante elsiglo XIX, no <strong>de</strong>bemos olvidar que se hicieron nuevamente por mar y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> zonasrelativamente próximas. Figuerola estimó que los cerdos <strong>de</strong>sembarcados en el puerto<strong>de</strong> Barcelona en el <strong>de</strong>cenio <strong>de</strong> 1840 pasaron <strong>de</strong> u<strong>nos</strong> 2.000 a u<strong>nos</strong> 6.500, procediendoen su mayoría <strong>de</strong> las Islas Baleares 47 .Pero las circunstancias anteriores no eran las únicas que limitaban y condicionabanel consumo <strong>de</strong> carne. La carne <strong>de</strong> carnero tenía mucha grasa, característicaque propiciaba su consumo al favorecer la elaboración <strong>de</strong> caldos y cocidos 48 . En unconocido compendio sobre adulteraciones <strong>de</strong> alimentos se señalaba, a<strong>de</strong>más, que lacarne <strong>de</strong> carnero era más sabrosa y tierna que la <strong>de</strong> buey y tan digestible y nutritivacomo aquélla, y que las carnes <strong>de</strong> reses jóvenes, aunque abundaban en gelatina yeran más tiernas, jugosas y fáciles <strong>de</strong> digerir, eran <strong>de</strong> escaso alimento y sólo resultabanaconsejables para las personas <strong>de</strong> estómago débil. Por todo ello, se concluía quela edad adulta era la más apropiada para sacrificar al ganado, al reunir las propieda<strong>de</strong>srestaurativas en mayor grado 49 . Fueran o no acertadas estas valoraciones, loque ahora importa <strong>de</strong>stacar es que el consumo <strong>de</strong> carne <strong>de</strong> carnero y reses adultas seajustaba mejor a las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> abastecimiento existentes, y que su ingesta,a<strong>de</strong>más, estaba justificada por los conocimientos entonces existentes sobre nutrición.47Figuerola (1849), pp. 220-232.48Mas (1934), p. 14.49Ágreda (1877), pp.169-176.

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