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Jesús, elevado y glorificado- Cuarto Domingo de Cuaresma

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El segundo elemento es la creencia, común <strong>de</strong> aquellos pueblos, en los po<strong>de</strong>res curativos<strong>de</strong> la serpiente, y el tercero, la existencia <strong>de</strong> un ídolo en forma <strong>de</strong> serpiente <strong>de</strong> bronce,que existía en el templo <strong>de</strong> Jerusalén, en tiempos <strong>de</strong>l rey Ezequías. El relato, pues, quiereexplicar el origen <strong>de</strong>l culto que este ídolo recibía en el templo (2 Rey 18,4). Pero lanarración <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> los Números, a<strong>de</strong>más, lo que quiere es contarnos uno <strong>de</strong> losmomentos difíciles, que pasó el pueblo hebreo durante su marcha por el <strong>de</strong>sierto.En los pueblos antiguos, la serpiente representaba a una diosa curadora. En Canaán, es<strong>de</strong>cir, Palestina, era símbolo <strong>de</strong> la vida, <strong>de</strong> la fecundidad y <strong>de</strong> la inmortalidad. Esto lorecoge el relato, al <strong>de</strong>cir que la serpiente <strong>de</strong> bronce podía curar a los mordidos por lasculebras. De hecho, en la medicina y la farmacología, la serpiente, enrollada en una varilla,es signo <strong>de</strong> salud. En todo esto, se mezclan los mitos, la superstición y la fe, como suce<strong>de</strong>con los sacramentales, como la palma y el agua bendita, ciertas medallas y amuletos, <strong>de</strong>nuestro pueblo católico, bastante religioso...En el relato se nos enseña la provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios para con su pueblo, su salvación,curación y gracia con los suyos. La serpiente misma aparece sin el “resplandor” o magiaque tenía entre aquellos pueblos supersticiosos, pero siendo “utilizada” por Dios parasanar a su pueblo. Es Yahvé Dios, y no la “diosa serpiente”, el que cura a Israel.El Señor que, en su momento, había mal<strong>de</strong>cido a la serpiente <strong>de</strong>l paraíso, ahora la “usa”para sus buenos propósitos, dar la vida y la salud a su pueblo (Gén 3,1.14-15). El libro <strong>de</strong>la Sabiduría nos presenta una catequesis <strong>de</strong> la serpiente <strong>de</strong> bronce, como signo <strong>de</strong> lasalud, afirmando que no era ella, como si fuera un amuleto, la que daba la salud, sino Diosel que sanaba, “el Salvador <strong>de</strong> todos” (Sab 16,5-7).Es que Dios se vale <strong>de</strong> aquello que aparentemente no sirve, que es contradictorio o “esmalo” a nuestros ojos, para ben<strong>de</strong>cir y salvar. Nuestra gente sencilla dice que “Dios da elmal y da el remedio”, “Yahvé da la muerte y la vida”, canta Ana, la madre <strong>de</strong> Samuel (1Sam 2,6). La serpiente, sabemos, es veneno que mata, pero también es medicina quecura... y es por ahí, que <strong>de</strong>bemos enten<strong>de</strong>r el ejemplo <strong>de</strong> Jesús, al hablar <strong>de</strong> esta serpiente<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, cuando dice que va a ser <strong>elevado</strong> como ella.La cruz <strong>de</strong> Cristo que era vista por los judíos y los primeros cristianos, como principio ysigno <strong>de</strong> muerte, <strong>de</strong> humillación hasta el extremo, <strong>de</strong> maldición (Dt 21,23; Gál 3,13),“como mor<strong>de</strong>dura <strong>de</strong> serpiente dañina y ponzoñosa”, ha sido convertida por Dios engracia, en vida y en salvación (Jn 3,14-15). La muerte <strong>de</strong> Jesús es manantial <strong>de</strong> vida ycuración para aquellos y aquella que creen en Él, colgado <strong>de</strong> la cruz.Por eso, Juan habla <strong>de</strong> “elevar”. El verbo griego <strong>de</strong>l versículo 14, en griego “hyposen”,significa tanto “elevar” como “exaltar”, que le permite a Jesús jugar con ambas palabras ycomparar su elevación sobre la cruz, con la elevación <strong>de</strong> la serpiente <strong>de</strong> bronce,convirtiéndose ésta en anticipo <strong>de</strong> la crucifixión <strong>de</strong> Cristo. Pero también el término“elevar” en Juan significa “glorificar”, la exaltación a la gloria, por medio <strong>de</strong> la cruz (ver Jn


12,32). Es <strong>de</strong>cir, se trata <strong>de</strong> dos aspectos <strong>de</strong> un mismo proceso <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Jesús: lacrucifixión <strong>de</strong> Jesús es el momento supremo <strong>de</strong> su gloria. Por eso, Jesús habla varias veces<strong>de</strong> “ser <strong>glorificado</strong>”, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> subir a la cruz, <strong>de</strong> ser “<strong>elevado</strong>” en ella, para po<strong>de</strong>r entraren su gloria (Jn 3,14; 13,31).La acción <strong>de</strong> Moisés, que nos recuerda Jesús en su conversación con Nico<strong>de</strong>mo, adquieresu sentido pleno y total con Cristo Crucificado y Resucitado. Mirando y creyendo en Jesús,presentado por Juan como “nueva serpiente” (es <strong>de</strong>cir, signo <strong>de</strong> vida, no porque Cristo seauna culebra como tal...), en los distintos niveles que su “elevación” implica – crucifixiónresurrección-exaltación o ascensión- todos los seres humanos obtenemos la salud, la vidaen plenitud, el perdón y la vida eterna, es <strong>de</strong>cir, la vida abundante.A menudo <strong>de</strong>cimos que este país y el mundo no tienen arreglo. Violencia, muerte,acci<strong>de</strong>ntes, <strong>de</strong>lincuencia, crímenes, asaltos, droga, corrupción a granel, pobreza, miseria yun sinfín <strong>de</strong> males que nos abruman, nos hacen per<strong>de</strong>r la esperanza y casi la fe en Dios. Elcomentario que surge entre nosotros es <strong>de</strong> con<strong>de</strong>na y <strong>de</strong> juicio, no <strong>de</strong> esperanza. En esta<strong>Cuaresma</strong>, a la luz <strong>de</strong> la cruz gloriosa <strong>de</strong>l Señor, que cargó con todos ellos para salvarnos,<strong>de</strong>be surgir en nosotros la convicción más genuinamente cristiana: que este mundo tanperdido, Dios lo ama y envía a su Hijo para salvarlo. Basta con mirarlo en la cruz y obtenersu amor, su perdón, su salvación, su curación, su vida y su paz, “para que así tengamosvida eterna” (Jn 3,15).

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